Dignidad - Crítica al propio ombligo:


Crítica al propio ombligo:

Se trata de lo que escondes en la trama de la urdimbre, la madeja con su hebra, con la que te empeñas en tejer un sueño, albergando lo mejor de ti, porque te sientes como enredada en ella y lo aprecias, te envuelves enrollándola con mimo. Sabes lo que lleva y es acierto honesto. Porque no te lo inventas y es tu propia experiencia.
Pero ves, que no siempre todo cuanto te preocupa es bueno, si no se ajusta a lo que esperabas que se diera. Tampoco se pretende más, que sentirte bien con lo que haces sin otras ambiciones; no deseas pisar a nadie, robar ideas, plagiar lo que no te pertenece. Y, ves que tanto de lo que haces, que puede ser óptimo para los resultados que esperas, no lo parece para quien pasa de ti o no le interesa lo que opinas o piensas. No existes en el propio entorno. Y si lo hay, te ven como lo que ya eres para los jóvenes... "una persona mayor que se entretiene con sus cosas y es feliz". No hay interés visible si no es por momentos que pides o insinuas. Y es bueno aunque te lo digan de vez en cuando, pero es que es un tiempo que no produce ganancias. Dinero.
Entonces, te das cuenta con quien se prueba el alma de las cosas, las que son verdaderas, las que han de ser siempre el espejo donde te miras, pero no son lo que te habías imaginado. Son espejismos, porque no te rodea la sensibilidad ni el interés esperado. Nada útil a la propia autoestima, si, aquéllo que haces no produce un beneficio visible.
 Piensas, que las circunstancias se convierten en unos 'mininos juguetones', con tu tiempo entretenidos como si fuese una madeja tu vida y tus ideas; las mullen y se divierten y sólo es lo que representas, un juguete bonito que se envejece de tanto soltar ...la hebra y además, propio de un absurdo destino, por infinidad de años que has vivido y, como afinidad pues  siempre has servido por nada, dando a otros la utilidad de lo que no has explotado para sí, teniendo razones y experiencias reales para hacerlo, por todo una historia propia y familiar enriquecedora que te ha acompañado.
Este tiempo que se pierde en lo servil al medio, lo virtual del hoy, es un redundante ocio entretenido, por todo lo que haces sin aprecio. Es lo que es porque se conoce y se sabe que es así. Y no tiene más importancia que tú misma das a tus cosas, salvo escasas y honestas opiniones que notas que son puras e incondicionales y reales. Porque, el resto de los que dicen quererte o apreciarte, están ocupados con lo suyo y no los culpo. ¡Es que eres como el pan de todos lo día hasta que faltas... Y, estás allí en el mismo sitio que ocupan! Enredando la madeja enrollada y enrollándote; sí, enrollándote con la palabra escrita, como lo hago ahora sin interrumpir a nadie con mis cuitas y siendo objetiva, porque nadie más que yo se defiende por honestidad, me enrollar pero no robo tiempo que no me pertenece.
Duele opiniones que no te mereces a tus años y menos de personas que aprecias. Porque estás allí en cualquier sitio por por afecto, sabes que no es fácil estar, porque dependes de horarios y otras voluntades, pero cumples y te alegras. Tampoco aprovechas esos lazos de amistad, ni jamás lo has pensado para otro tipo de transacciones sociales, como suele pasar en esta vida de infinitos intereses. Pero no es agradable que se someta la dignidad del semejante a una injusta opinión, a riesgo de su estabilidad emocional, por dejar en evidencia lo que no es cierto ni suele pasar o darse a menudo. La dignidad, si es tocada delante de desconocidos que ríen la gracia, como si fuese cierta y se diera más veces, porque se afirma… "porque nos conocen"... , son  opiniones desacertadas que no favorecen para nada una entrega honesta, servil al medio por admiración; pero que puede alterar la salud del agraviado, por estar fuera de lugar atrevido juicio, que no te mereces por edad y más, cuando apenas has abierto la boca  en años para opinar, porque, fuera de un foro de literatura, se daban y había maldad, por estar protegidos en anonimato sus nombres y a los rebeldes a las injusticias nos caían llovían chuzos de punta, porque liderabas sola o, a favor de otros la defensa. Pero había quien se liaba a ese tipo innoble de esconderse detrás de un nick, no por divertirse con cosas positivas, como yo hacía, sino, por fastidiar adrede a quien caía gordo o, a quien creía que mentía, plagiaba o se atrevía a defender a otros que agredían. Así de cierto era y no es para ganarme la fama. Esto es la realidad. Está muy lejos de situaciones virtuales, que antes se protegían con un mote -repito- y se aprovechaban de ello. ¿Quién me asevera que no se han dado?, sólo por averiguar cómo responden los seres que son de verdad o auténticos, por si se les pillaba en una mentira. 

Descubres, que teniendo la lengua tantos recursos para manifestar respeto, demostrando inteligencia con las palabras en cualquier situación, se suele servir a la insolencia y recibes lo más inesperado de seres que admiras, que crees con otras habilidades sociales donde se mantienen las formas, los buenos modales a raya y, donde se doma o  adiestra la conducta. Es difícil encajarlo y más por lo que crees que eleva el espíritu humano, pues lo cultivas en un medio diferente; aunque sigamos queriendo y respetando e incluso admirando a los seres humanos, no podemos callar nuestros disgustos, aún siendo contundentes por como opinas y prudentes.
 Lo triste de todo esto, es que escribir me gusta y no sé si pensar, que ya me gusta menos donde puedo molestar, pero soy incapaz de dominar mis intenciones y dejar todo este "rollo" con el que -parece- se me conoce...  Y, una, que es ingenua, -reitero- ingenua de lo que se me endosa por fama, puedo estar cometiendo el error de no saber la verdad sobre tal opinión. Lo que sí es cierto, es que soy incapaz de seguir o de engañarme a mí misma, por rellenar ratos sin talento y, facilitar todo lo contrario al beneficio espiritual que he buscado: tranquilidad interior. 
Y, aunque entretenga y facilite o piense que me crea útil, demostrándolo, por dar a mis neuronas una labor gratificante, porque aún existo, sintiéndome honesta, digna y equilibrada. Sigo. Pero más consciente del medio en que me muevo con las malas experiencia que se dan. 
Es como una prueba o advertencia, pero de la que no te liberas si no lo escribes porque me quedo mejor siendo honesta, ante una mente que se me dispara y escucha mejor.


alattkeva

Comentarios

Entradas populares