La Mujer y el Orgasmo

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La Mujer y el Orgasmo



El amor es el entusiasmo que provoca el orgasmo


La palabra orgasmo era casi desconocida por muchas mujeres hasta no hace muchos años. Las mujeres llegaban al matrimonio sin ningún conocimiento sobre la sexualidad y debido a la educación victoriana y las inhibiciones propias de esa época el acto sexual significaba para muchas de ellas poco menos que un sacrificio.

Pocas podían disfrutar del sexo con sus maridos que tampoco tenían idea de la diferencia entre la sexualidad femenina y la masculina.

Era común en esa época que los hombres tuvieran amantes extra hogareñas principalmente porque sus esposas los rechazaban en la cama.

Muchas de esas amantes sólo eran verdaderas artesanas que fingían el orgasmo, por dinero.

Los estudios de Charcot sobre la Histeria atrajeron a Sigmund Freud hacia esas investigaciones, quien comenzó a trabajar con pacientes con esa patología.

En ese momento Freud utilizaba la hipnosis para poder llegar al primer momento de la manifestación de la enfermedad.

La causa determinante estaba vinculada a un factor accidental en la infancia que provocaba el trauma psíquico, cuyos síntomas simbolizaban dicha situación traumática, los cuales continuaban repitiéndose por mucho tiempo.

Tales recuerdos corresponden a traumas que no han sido descargados suficientemente por medio de ninguna reacción.

La representación reprimida resultaba ser intolerable a la conciencia y se manifestaba como síntoma en forma simbólica, como en los sueños.

Cuando las representaciones psíquicas de contenido moral entran en conflicto con los deseos eróticos el sujeto que se enferma prefiere atender al primero y crea un síntoma.

Estas investigaciones sobre la histeria inspiraron a Freud para elaborar su teoría elaborada sobre la base de los efectos de la represión.

Freud estaba convencido en que la cultura era la causa de la represión sexual y los problemas derivados de ella y a partir de la patología trata de explicar el comportamiento sexual humano normal.

La teoría de Freud puede provocar críticas y rechazo pero lo que un profesional de la psicología no puede hacer es ignorarlo, ya que gran parte de su doctrina, aunque no se considera científica debido a que sus afirmaciones no fueron confirmadas en forma controlada, se puede comprobar en la práctica clínica.

Sin embargo, hoy en día, a pesar de la libertad sexual que existe, las dificultades de las mujeres para tener una relación sexual normal satisfactoria son comunes.

De modo que además de la represión, deben existir otros factores que producen este habitual desajuste.

Se considera una relación sexual normal satisfactoria cuando tanto el hombre como la mujer llegan al orgasmo o climax al mismo tiempo mediante la penetración del pene dentro de la vagina.

El orgasmo es la sensación de placer genital y general que acompaña a la culminación del acto sexual, que constituye una suma de reflejos involuntarios que se originan en el momento de más alta excitación.

Uno de los factores que pueden influir en la falta de orgasmo en la mujer es debido al hábito de obtener satisfacción sexual por medio de la estimulación del clítoris.

Este modo de satisfacción pertenece a una etapa anterior del desarrollo psicosexual, ya que la madurez sexual implica lograr la satisfacción por la estimulación con el pene de la zona erógena que se encuentra en el fondo de la vagina.

El paso de una zona erógena inmadura a la siguiente para la mujer en general no es fácil y requiere un tiempo de adaptación; por lo cual las relaciones sexuales estables con una misma pareja pueden favorecer este proceso.

El hombre no cambia de zona erógena que continúa siempre siendo el pene y es el agente activo por naturaleza que tiene que sembrar espermatozoides para la continuidad de la especie; por lo tanto su conducta sexual es más urgente y se orienta a la búsqueda de la mujer.

Para la mujer, este aprendizaje no requiere de la implementación de técnicas, más bien pasa por la necesidad de que su pareja le proporcione las manifestaciones de afecto que ella espera, porque por lo general una mujer no se puede disociar y pensar sólo en el coito.

La mujer por naturaleza es receptora y es el agente pasivo, para favorecer la crianza y la supervivencia de la prole.

El hombre debe saber como tratar a una mujer; y en una pareja debe existir plena confianza y comunicación para poder lograrlo, porque cada persona es única y distinta.
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