Rasgos espirituales
Como decía la pintada en el muro que os dejé hace unos días:
"No sabía qué ponerme y me puse feliz."
Hoy me he levantado con una pregunta:
¿Valdrá la pena seguir en esto, preocuparse tanto por exprimir nuestras propias ideas y ser original como 'escribidora'- Mejor dicho: darse ilusión o la alegría que depara satisfacción por ser nosotros mismos, los que extraemos algo positivo de esa veta que avala valores profundos; quiero decir, ciertas cosas honestas y sencillas de nuestra propia vida o lo que observamos que pasa en otros semejantes, incluso por creatividad, sacando provecho espiritual a un tiempo sano y entretenido en este medio, aunque no sea productivo o redunde en eso que algunas personas desearían que les pasase. Y hasta por eso se deprimen o sufren y hasta enferman y no estoy para deprimirme, bastante capotazos doy en mi ruedo particular, así que tengo cuerda para rato, bueno, "creatividad", porque el morlaco está en el chiquero.😊
...
¡No, no estoy dispuesta a que me pase esto último que está a la orden del día, que constato y que pasa a gente que ni utiliza estos medios y ni tan siquiera se preocupa por ellos, pero tampoco quiero servir a una necesidad que está al margen de otras más importantes, que sí me llenan también espiritualmente, por responsabilidad; aunque sea yo la más interesada en mi crecimiento interior y lo valore en el plano de la dimensión en que me muevo..., con casi 84 años.
Creo que, una, reacciona así cuando pasa por el mundo y falta algo menos y, cuando sonríe al temor ajeno para animarlo y el temor, que no sabe ver su suerte por ser más joven y saludable, no sabe mirar a quién riega las flores de las cunetas que deja por el camino y recoge una simple florecilla de almendro, que arrancaron los vientos de su invierno; acaso todo esto que os cuento conforme sale de mis pensamientos, es para 'disfrutar' del primor que sugiere tanta perfección y belleza en las cosas bien hechas, pensadas, imaginadas y no repetidas hasta la saciedad, sin hacer un retrato inteligente de su propio autor.
Ella, Doña Perfección está a punto de levantarse y largarse como siempre. Es como un sueño más para quienes se la exigen como cualquier don o necesidad de llegar a lo deseado, el que nos piden los renglones escritos cuando contemplamos desde el interior de esa luz, que a todos nos mueve a ver mejor el mundo que nos rodea y no es tanta la que tenemos cerca, sino la otra, esa especial e interior que compartimos cuando escribimos. Ella fluye sin más mientras dirigimos los pensamientos a los renglones ansiosos de sed acaparar alguna figura retórica, una especial que nuestra mente construye, alegrando al párrafo, por pensar cada cosa en orden y conseguir que la preceptiva literaria, nos regale 'el duende' de la inspiración o el estro poético necesario para describir lo que ya conocemos. Es como pensar que somos la flor herida en la planta que la sostiene, por haber sido arrancada a la fuerza de su entorno por una racha de viento, como esas flores de almendro; pero si lo hacemos nosotros, será porque ella se nos brinda y nos regala la idea para que hablemos de su pequeña tragedia. Es la misma posibilidad para todos los que escribimos sobre lo que contemplamos o percibimos. Pudiese parecer un relato anodino y aburrido hablar de la flor. Otras veces, porque es tácito su permiso para recogerla del suelo y darle un beso o acariciar sus delicados pétalos.
Por eso, nada de lo que se hace por Amor me ha sido negado y Dios me ha sonreído, por no ser fruto de un error que puede dañar "El Árbol de la Vida". El mío. Mi familia. Aunque me han acompañado muchos vendavales que han entorpecido mi camino, pero es mejor dejar al lector que se recree como yo en lo que la mente nos sugiere. Así es la espera con la mirada puesta en esa lejanía.
Hay otras cosas que sí son fruto del temor o el miedo y, si no dañan a otros nos dañan si nos descuidamos. Sensiblemente podemos por curiosidad dejarnos llevar de otras ideas, porque dejamos una puerta abierta a quien se toma el derecho de entrada...y sucumbió a la tentación quién no lo esperaba. Todo puede ser como las intempestivas rachas de viento huracanado, entrando a nuestra vida de improviso; la que limita al bien ante la prueba que ya es implícitamente un tributo de estímulo o provocación del mal, la que hemos de sufrir en esa búsqueda y aprendizaje, para completar una enseñanza más. Si sucumbimos a la tentación, nos quedamos sin pétalos, eso es seguro.
Nada pasa por nada y sí para obligarnos a crecer en el dolor de todo resultado o lo contrario. Cuando estos que nombro de forma sensible nos afectan por imperfectos; y los modifican muchas cosas de nuestra percepción natural, para poder adaptarnos a cada etapa de la edad que dispone nuestro Hacedor. Y los cambios los hacemos nosotros por tropezarnos con quien deja abierta su cancela; porque lo que se me revela no es ningún secreto, es lo que es importante para mí u otros, que lo buscan en este u otro momento o, porque ha dado una razón para sufrir y aprender de lo que duele. Nada se consigue fácil en este mundo. La perfección se encarga de hacerlo saber, es parte de nuestro diario vivir no fallar ni fallarnos. Cada acción con el gesto, la actitud, la palabra, lo inevitable que sorprende o la búsqueda de un bien que haga feliz a otros o, a nosotros mismos, es parte de una enseñanza. Pero no siempre lo vemos como se expresa. Creo que la casualidad no define lo que ya está dispuesto para un aprendizaje necesario. Simplemente llega...
Por ejemplo: Siempre me gusta ver el horizonte y hasta figurarme lo que hay al final del mismo. Pienso en un gorjeo de amor y no todo lo contrario. Pero es algo positivo. Igual pienso que es un paisaje desolado, donde me veo sola y no sé cómo pasaré la noche entre lagartos y alacranes que se esconden bajo las piedras y las grietas. ¿Por qué pienso así? -Me pregunto. Si puedo pensar que voy por un camino y me figuro muchas cosas bellas; hasta visualizo con los ojos cerrados el lugar que mi mente desea que yo vea y lo veo sin estar en el mismo- Y me pregunto: ¿quién cuelga peces de colores en los árboles cambiando las hojas de las ramas por ellos? Entonces sonrío a la imaginación y medito sobre ese hecho creativo o, cuando estoy delante de esos arbustos lejanos que me figuro y hasta los veo en altura enormes y yo bajo su sombra me refugio. Sé lo qué debo hacer mientras me doy un respiro o descanso... ¡Es que la mente es realmente maravillosa! Se trata de escuchar a Dios en silencio y estar como ellos, los árboles de verdad, atentos al Creador...
De un momento a otro, oigo unas suaves pisadas por la alfombra de la noche, y es la inspiración que acude a mí y busco en ella, si me deja, lo que debo hacer; así que utilizo lo que hay dentro de mí en cada momento o dejo burbujas de agua como si fuesen peceras no herméticas y sí, abiertas al aire para que respiren los peces que cuelgo yo misma en las ramas de los arboles, entonces me siento volar; las lanzó con mi imaginación y los peces toman impulso y salen en vuelo y entran en ellas y se agrandan las esferas y yo, veo que coy en el lomo de un pez azul mucho más grande que yo. Pienso que es cruel sacarles del agua para meterlos en peceras. Y pido a mis duendes que se encarguen de alimentarlos, mientras hago un camino mental, un cauce de agua para que lleguen al río o al mar o que la lluvia se encargue de remojarlos mientras vuelan, pero la lluvia es mágica y los convierte en flores.
Sé que hay quien juega apuntando a los "gamusinos" nocturnos y disfruta con ello. Entonces, me convierto en 'Hada' -es mi cometido- para utilizar una estrella fugaz que suele siempre estar a mano, por andar pidiéndole milagros, y la pongo en mi varita de luz como carga de energía. Las hadas hacemos esas cosas que nos están permitidas.
¡Así, que soy yo quien piensa cómo hacer las cosas y escribir mi vida en esos renglones, que no son zurdos!
Mi existencia, en el plano más honesto es extraña y para otros, "soy rara". Porque no hay otro plano donde moverme mejor si te dejas llevar alas..., es molesto y tropiezas con todo, sabiendo como se opina acá en donde estoy provisionalmente, ya se sabe que: las almas somos iguales en todos los universos, pero no así los cuerpos que las sostienen y el espíritu que las mantiene recogiendo datos. Es el que las anima.
Me resulta un hecho cierto, el que valoro en este camino de celajes por donde me dirijo, espantando sombras a rabiar, pues me persigan los seres materialistas y sujetos a la lógica, para taparme la luz que me queda en este crepúsculo de mi edad, pero sí estoy segura de la luz que me acompaña, no la que se crea en otro plano inferior donde podemos desenvolvernos la mayoría como "individuos normales", hasta que descubrimos "el atajo de la felicidad" ellos se lo pierden. Es en el que no cree esa mayoría. ¡Sí, nadie se cree todo esto que pueda pasarle a una 'rana' azul!
¡Ah, pero no puedo aceptar que mi ser, tal como soy, pueda mecerse en la misma seda de los hilos de una telaraña, como los elefantes de la canción infantil, ni hablar de estas cosas extrañas, pues ya soy mayorcita... ¿Lo soy?
-"¡Y quién te entiende, mujer, por las cosas que cuentas o se te ocurren!"
(Oigo a la Perfección, regañarme)
Es un tremendo riesgo seguir siendo como soy. Lo sé y no quiero tenerme pena. Ya he crecido como para no saber de mi misma y mi consistencia mental y, adonde vuelan pájaros aún y tan bien guardadas mis mariposas. Tengo mis cosillas en lo físico, pero no son tan importantes como conservarse tal como estoy al pensar con mi cerebro, aunque alguna neurona quiere arrebatarme este estado de perfecta imperfección, regido por el espíritu de la inocencia y estimulada por la fantasía y la creatividad en la ficción. ¡Es que me da salud, me hace feliz y me hace soñar aún y que no deje de hacerlo, aunque sea con todos los elefantes
Hay que ser consciente de la edad adulta y no de lo que quieren hacer con nosotros y que se piense, porque: "Elisa, es mayor y una anciana y por qué no cambia"-
Por eso me pregunto: ¿si vale la pena zascandilear en las redes sociales, si no extraemos un fruto que nutra ese crecimiento interior? Hay quien lo puede tener claro y en otros aspectos puede ser de su interés, como es en parte casi igual, al de todos los que acudimos al mismo 'panal de miel’... No importa la pureza de la misma miel, la hay impura pero atrae... Es que me tomo en serio lo que hago, porque aún estoy observando cómo crecen las flores del camino y cómo se siguen colgando peces de colores en los árboles; y los pobres, boquean y eso no me gusta que les pase y menos que se haga. Espero que me entendáis.
Pero también, como todo ser humano, me pongo feliz por las pequeñas cosas, dando más en la medida de mis fuerzas y de mi tiempo, sin solicitar a 'mi vara mágica' un toque que pueda forzar un hechizo. Sé que no vine para ellos y me los estoy guardando para algo maravilloso, pero...
Viéndolo bien, la casualidad es un trébol de cuatro hojas en medio de las altas y abundantes praderas de esta agonía o alegría humana y, yo, sigo mirando y observando cómo crecen las flores del camino. Insisto-, y me pregunto: ¿por qué siguen colgando peces en los árboles si están mejor dentro del mar y de los ríos?
Hay rasgos que nos definen tal como somos, pero mejoran la vida en muchas cosas. al menos la propia; otros, pueden romper lo bueno de lo que hemos podido recoger de ella mientras avanzabamos; pero hay rasgos, que si los intentamos recordar, han perdido todo interés al no dar motivos de valentía y cruzar al otro lado del espejo que les contempla.
No es bueno contentarse con ver el marco del espejo y con el rostro que refleja o, su colorido por la talla de la madera o los adornos del mueble e intuir lo que puede haber más allá de su magia. Y, yo lo supe y me quedé callada, pues no puedo mirarme en ellos.
¡Aún sigo sin mirarme en los espejos, sí soy el pez que mira desde su pecera y no sé hasta cuando!
alattkeva
Sabias reflexiones.
ResponderEliminarUn abrazo.
Bueno, se agradece, amigo mío. He retocado algo que no me cuadraba y es porque me interrumpieron. Un duende me avisó
EliminarHermosas reflexiones para releer varias veces. Felicitaciones, amiga poeta.
ResponderEliminarLo he leído y como es lógico en mí y las cosas que interrumpen mis momentos... He corregido ciertas cosas , que eran necesarias. Gracias querida soñadora,
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