La verdad sobre los recortes en Gran Bretaña

La verdad sobre los recortes en Gran Bretaña: "

Estos días pasados se ha hablado mucho sobre los mayores recortes en el gasto público que se van a llevar a cabo en el Reino Unido en décadas. Los medios de comunicación han estado repletos de todo tipo de personas y organizaciones expresando indignación, victimismo y quejas alarmistas. Anunciando nada menos que lo que parece ser la inminente llegada del Apocalipsis.
Una especie de histeria colectiva ha dominado muchos de los medios y el sector público desde que el ministro de finanzas George Osborne diera a conocer su más que anunciado paquete de recortes presupuestarios en la Cámara de los Comunes el pasado día 20 de octubre. Han tildado al nuevo Gobierno conservador-liberal de pandilla de ideólogos de ultraderecha empeñados en hacer sufrir a los pobres al mejor estilo de las novelas de Charles Dickens. ¿Es el fin de una época de Gobiernos despilfarradores y el principio de una nueva era de corte conservador, caracterizada por la austeridad y la frugalidad en el gasto público? Honestamente sí, lo es. El nuevo Gobierno conservador-liberal británico ha marcado el paso en Occidente al ser uno de los primeros en lanzar la batalla para reducir la deuda y el déficit público y, así, restaurar la confianza en la economía británica. Otros Gobiernos occidentales endeudados, tarde o temprano, tendrán que seguir el ejemplo británico y enfrentarse a la dura realidad financiera haciendo recortes presupuestarios similares. Las reducciones en el gasto público de George Osborne son una especie de Biblia para una nueva generación de conservadores económicos.
La gran cantidad de protestas indica claramente cómo la sociedad británica actual se ha convertido en una sociedad cada vez más dependiente del Estado. Demasiadas personas creen que el Estado debe mantenerles y poco menos que solucionarles la vida. Todas estas protestas son la respuesta emocional a la voluntad manifiesta del Ejecutivo de cuestionar seriamente esta cultura irresponsable y de dependencia colectiva y terminar con los abusos del sistema del bienestar.
Lo que brilla por su ausencia en este debate nacional es una perspectiva global y de sentido común. Haciendo caso a la BBC u otras instituciones como el Instituto de Estudios Fiscales se podría creer que hay un colapso casi total en las instituciones públicas británicas, pero la realidad es muy distinta. El Gobierno de coalición sólo vuelve a los niveles de gasto público del 2008 y el Estado gastará un todavía elevado 41% del PIB. Tomando como cierta la intención del Gobierno de implementar la reducción de unos 490.000 empleos públicos, el número de empleados del Estado todavía seguirá siendo de 200.000 más que cuando los laboristas llegaron al poder en 1997.
Algunos ministerios, incluyendo el de Sanidad, Educación y Desarrollo Internacional, no se verán afectados por éstos. Los opositores a estos recortes no parecen entender la realidad económica y financiera del país.
El Gobierno no ha tenido otro remedio que afrontar el déficit fiscal porque el Reino Unido ha estado viviendo por encima de sus posibilidades durante casi una década, gracias a la adicción de los anteriores Gobiernos laboristas de Blair y Brown a expandir sin ningún límite el aparato del Estado. Había que enfrentarse a la dura realidad y esto no es fácil en ningún sistema político, pero aún menos en una democracia.
No hay ni un ápice de credibilidad económica en la política laborista que sostiene que manteniendo los actuales niveles de gasto público se ayudaría a mejorar el crecimiento económico. Esto sería el mejor y más corto camino a la ruina del país. Nuestra calificación de riesgo crediticio y fiabilidad en los mercados financieros sufriría mucho si siguiéramos esta política económica laborista, ya que ello nos obligaría a pedir prestado aún más dinero y así llevaríamos al país rápidamente a una especie de catástrofe a la griega.
El ex primer ministro laborista James Callaghan sabiamente dijo en 1976: “Pensamos que se podría salir de una recesión por medio del gasto público. Os digo con toda honestidad que tal opción ya no existe hoy en día, si es que existió en algún momento.”La oposición laborista a los recortes del Gobierno habla de su supuesta injusticia. De lo que están hablando los laboristas no es de la Justicia, sino de un concepto marxista de la igualdad absoluta de las personas, donde el Estado debe repartir la riqueza en la sociedad sin tener en cuenta la iniciativa y la creatividad privada o el deber de todo hombre a responsabilizarse de su propia vida. El paquete de recortes anunciados por George Osborne (unos 83.000 millones de libras) significan una reducción del gasto en todos los ministerios del 19% a lo largo de cuatro años, ligeramente menos del 20% anunciado por el anterior Gobierno laborista de Brown en sus presupuestos de marzo de este mismo año. ¡Esto sí es hipocresía!
*Paul Gordon es miembro del Partido Conservador Británico.
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