Rimas del Hombre sin Manos (Elio Milay)
Rimas del Hombre sin Manos (Elio Milay): "
"
Ayer, por la mañana, o en la tarde o la noche,
(discúlpenme, me duele mucho aún recordarlo)
vinieron unos hombres, con machetes y armas,
y en frente de mis hijos amputaron mis brazos.
Deduzca usted motivos. ¿Odio, guerra, envidia?
Lo cierto es que al final de este ortopédico tacto,
aunque haya sólo nada, una ausencia muy triste,
¿me creen si les digo que me hablan mis manos?
Las siento aún, las oigo, se lo juro... Me hablan.
No tengo ya, no están y no estarán, sin embargo
se quejan, y las siento preguntando en silencio:
¿Ya no podremos nunca dar caricias, ni abrazos?
Dependo de otras manos para higiene y comida.
¿Qué haría usted, señora, si estuviera en mi caso?
Espero aprender luego a usar mejor los muñones,
e incluso pies y boca. Lo importante es contarlo.
De hecho tuve suerte, pues aún soy un hombre.
(Y no estoy refiriéndome a que no me castraron.)
Soy hombre porque siento: En mi pecho aún late
el mismo amor al mundo y a la vida que antaño.
Si fuese yo un salvaje como aquellos verdugos,
¿qué arma o qué machete sostendría? Muy malo,
no puede ser un hombre, cuando no puede asir
los crueles instrumentos de matar del soldado.
A mí me es imposible ser violento ahora mismo.
Sin dedo en el gatillo no hay sangriento disparo.
El mundo iría bien, mucho mejor si los hombres
nacieran de sus madres desprovistos de brazos.
Los brazos y las manos, son un don que utilizan,
en vez de para bienes constructivos y prácticos,
para ir lanzando plomos, desde acero explosivo,
igual que antiguamente huesos, piedras y palos.
¿Qué hacen con sus manos las mujeres? Cocinan
a hijos, padres, suegros y maridos. Qué zánganos
son todos ellos cuando hay que ayudarlas a ellas.
Qué prestos están luego a golpearlas en cambio.
¿Qué hacen con sus manos las mujeres? Arreglan
paciente, dulcemente lo que rompen los machos.
La guerra y la miseria son productos del hombre.
Los hombres, no merecen tener brazos y manos.
Hermanos cuyas manos causan mal y desangran
al débil e indefenso, ¿en verdad son 'humanos'?
Quizá después y antes, pero mientras destruyen
son sólo astutas fieras, sin conciencia de daño.
Maldita sea la estirpe de los hombres... Maldito
el día en que aprendieron a cazar a los pájaros.
Yo siento cómo sufren mis diez dedos ausentes,
igual que ángeles tristes e invisibles volando....
(discúlpenme, me duele mucho aún recordarlo)
vinieron unos hombres, con machetes y armas,
y en frente de mis hijos amputaron mis brazos.
Deduzca usted motivos. ¿Odio, guerra, envidia?
Lo cierto es que al final de este ortopédico tacto,
aunque haya sólo nada, una ausencia muy triste,
¿me creen si les digo que me hablan mis manos?
Las siento aún, las oigo, se lo juro... Me hablan.
No tengo ya, no están y no estarán, sin embargo
se quejan, y las siento preguntando en silencio:
¿Ya no podremos nunca dar caricias, ni abrazos?
Dependo de otras manos para higiene y comida.
¿Qué haría usted, señora, si estuviera en mi caso?
Espero aprender luego a usar mejor los muñones,
e incluso pies y boca. Lo importante es contarlo.
De hecho tuve suerte, pues aún soy un hombre.
(Y no estoy refiriéndome a que no me castraron.)
Soy hombre porque siento: En mi pecho aún late
el mismo amor al mundo y a la vida que antaño.
Si fuese yo un salvaje como aquellos verdugos,
¿qué arma o qué machete sostendría? Muy malo,
no puede ser un hombre, cuando no puede asir
los crueles instrumentos de matar del soldado.
A mí me es imposible ser violento ahora mismo.
Sin dedo en el gatillo no hay sangriento disparo.
El mundo iría bien, mucho mejor si los hombres
nacieran de sus madres desprovistos de brazos.
Los brazos y las manos, son un don que utilizan,
en vez de para bienes constructivos y prácticos,
para ir lanzando plomos, desde acero explosivo,
igual que antiguamente huesos, piedras y palos.
¿Qué hacen con sus manos las mujeres? Cocinan
a hijos, padres, suegros y maridos. Qué zánganos
son todos ellos cuando hay que ayudarlas a ellas.
Qué prestos están luego a golpearlas en cambio.
¿Qué hacen con sus manos las mujeres? Arreglan
paciente, dulcemente lo que rompen los machos.
La guerra y la miseria son productos del hombre.
Los hombres, no merecen tener brazos y manos.
Hermanos cuyas manos causan mal y desangran
al débil e indefenso, ¿en verdad son 'humanos'?
Quizá después y antes, pero mientras destruyen
son sólo astutas fieras, sin conciencia de daño.
Maldita sea la estirpe de los hombres... Maldito
el día en que aprendieron a cazar a los pájaros.
Yo siento cómo sufren mis diez dedos ausentes,
igual que ángeles tristes e invisibles volando....
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