Matute recibe, muy emocionada, el Cervantes: "El primer 'érase' que oí conmovió mi vida"

Matute recibe, muy emocionada, el Cervantes: "El primer 'érase' que oí conmovió mi vida": "
Clara Hdez. 20m
Ana María Matute
'Esta anciana que no sabe escribir discursos sólo quiere hacerles partícipes de su agradecimiento'. Así ha dado las gracias una emocionadísima Ana María Matute por el premio Cervantes que ha recibido este miércoles de manos del Rey, en el Paraninfo de la universidad de Alcalá de Henares (Madrid).
Con voz ahogada, vestida con un traje de chaqueta gris perla de raso y sentada en su silla de ruedas, la escritora y académica de 85 años ha ofrecido un discurso sencillo y sensible, con una estructura similar a la de sus propios cuentos, y salpicado por referencias a su infancia, cuando era una niña tartamuda, 'más por miedo que por defecto físico' y cuyo único amigo era su muñeco Gorogó. También habló de la posguerra y de sus mujeres.
'El primer 'érase una vez' que escuché conmovió toda mi vida', reveló, antes de insistir en la importancia de la invención hasta afirmar que 'el que no inventa, no vive' y que la literatura ha sido 'el faro salvador de muchas' de sus tormentas.
Matute apodó a los de su generación la de 'los niños asombrados', porque así se sintieron cuando estalló la Guerra Civil española. El mundo 'se había vuelto del revés' y por primera vez vio 'la muerte, cara a cara, en toda su devastadora magnitud'.
También recordó su primera incursión en el mundo de la literatura y su visita a la editorial Destino: 'Me asomé al mundo literario, del que ignoraba todo', relató, 'escribí mi primera novela a los 17, llevaba calcetines (...) mi mayor osadía fue llevarla a Destino con 19 años, escrita a mano, en un cuaderno con cuadrícula (...) Aún hoy me sonrojo'.
Allí fueron cordiales con ella. Le explicaron que tenía que volver con los manuscritos a máquina. 'Era la criatura más ignorante y despistada del mundo', prosiguió antes de añadir que nadie de su familia había tenido relación con el mundo literario, aunque sí había entre sus miembros grandes lectores.
Asimismo, Matute, que dejó escapar unas lágrimas al final de su oratoria, evocó la figura de Don Quijote -el primer libro que la había hecho llorar-, y reivindicó la importancia del cuento y del relato corto.
'A la literatura en grande se llega con dolor y lágrimas', subrayó.
Sus palabras fueron celebradas acontinuación por la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde, quien destacó de la académica su 'alegría subversiva', su valentía, su seducción y su talento para escribir 'sobre lo inexplicable'.
El Rey ensalzó después su poder de invención, su capacidad creativa y su maestría narrativa con una técnica 'depurada y excelente'. También su capacidad para ver la literatura como 'una forma de extraer de uno mismo el malestar del mundo, una suerte de rebelión íntima'.

Nerviosa y feliz

Poco antes de pronunciar su discurso, la novelista había confesado que este era 'el día más importante' de su vida literaria y su vida personal, porque 'las dos siempre han ido juntas'.
Matute llegó acompañada por su hijo y por Rogelio Blanco. También anticipó que leería su discurso 'despacito', una tarea que le ponía muy nerviosa.
La autora de Olvidado rey Gudú también estuvo acompañada en la ceremonia por numerosas escritoras, como Ana María Moix, Carmen Riera, Soledad Puértolas y Ángeles Caso.

La tercera mujer premiada

Ana María Matute es la tercera mujer que recibe el Cervantes en más de tres décadas de la historia de este premio, tras la filósofa española María Zambrano y la poeta cubana Dulce María Loynaz.
Al acto de entrega del máximo galardón de las letras hispanas acudieron, además de los citados, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, su esposa, Sonsoles Espinosa; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y la directora del Instituto Cervantes, Carmen Caffarel.
* Obras destacadas de Ana María Matute.



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