Pulso a la sinrazón



Debes hallar la paz, sentirte mía
en mi fe refugio y tabernáculo;
morada regia del duro aposento 
para las almas nobles que yo escojo.


Me resguardo aún de ti, y de algún zafio;
porque sé de mi estirpe y mi boscaje,
de este mi ser inacabado y mío,
sin el soberbio lodo sin drenaje. 


Se ha ausentado por ahora mi ternura,
tibieza fue de lámpara votiva... 
Tal vez sea una rosa... quien vigile 
velámenes no izados de mi nave.


Hoy como ayer, no cambio mi discurso
siendo del rosal en ramal de ocaso
tal vez quimera, verde y florecida...
¡No abonada de estiércol de algún fauno! 


Elisa
ab/2011










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