La razón emerge de la evolución neuronal
La razón emerge de la evolución neuronal: "Los pasados días 13, 14 y 15 de diciembre se celebró en la Escuela de Ingeniería de la Universidad Comillas, de Madrid, el segundo Seminario Académico del Programa de Sophia Iberia, financiado por la Fundación Templeton. Bajo el título “Vida, evolución y complejidad” en este segundo seminario se retomó un tema tratado en el anterior: el de la razón humana. Cómo podría explicarse científicamente la aparición evolutiva de la razón o cuáles serían las causas evolutivas de la razón fueron algunas de las cuestiones planteadas sobre el tema, en ambos encuentros. En el presente artículo se abordan algunas de las conclusiones alcanzadas. Por Javier Monserrat.
La experiencia de un mundo de estructuras ha favorecido la comprensión racional de la física clásica, mecánica y determinista (Newton). Pero la experiencia global de un mundo real holístico, manifiesto en la experiencia psíquica natural unitaria en que todo está “enmarañado”, ha favorecido el desrarollo de la razón en el conocimiento ordinario (el lenguaje y la poesía).
La experiencia holística ha sido primero el fundamento de las intuiciones que fundan el conocimiento ordinario, pero ha acabado por producir también un nuevo tipo de ciencia. La ciencia ha acabado creando nuevas formas de entender el mundo físico holístico y ha tenido necesidad de crear nuevos modelos formales (matemáticos) para describir el mundo global, enmarañado y holístico, en la mecánica cuántica. Por lo tanto, la razón, en su desarrollo evolutivo natural para adaptarse al mundo objetivo, no sólo depende de la experiencia de un mundo estructural de sistemas determinista (Poli), sino también de la experiencia de un mundo global enmarañado (entanglement) y holístico (Wallach).
La contribución de Walach mostró cómo el ser humano está abierto a una experiencia dual, pero complementaria, de la realidad. Cada uno de estos aspectos de la experiencia real produce evolutivamente una forma de la razón encaminada a conocerlo y representarlo.
Para Walach el “principio de complementariedad” de la mecánica cuántica (la irreductibilidad de la dualidad “onda-corpúsculo”) tiene un fundamento psicológico más general: la experiencia psíquica dual complementaria entre un mundo determinista diferenciado (clásico) y un mundo holístico (cuántico). El principio general de complementariedad implica que la experiencia psicológica de la realidad también está abierto a una doble experiencia: un mundo determinista físico de partículas individuales diferenciadas y un mundo global que Walach describe como una experiencia generalizada de entanglement o “enmarañaniento holístico” de todas las cosas en la unidad cósmica.
Podría admitirse el principio de que la vida en su proceso evolutivo (y no sólo los humanos), según los diferentes niveles de sensibilidad-conciencia que han ido emergiendo en la evolución, tiene siempre esta doble experiencia complementaria de la realidad (los objetos diferenciados independientes en el espacio-tiempo clásico y su enmarañamiento holístico en la unidad cósmica manifiesta en el psiquismo animal y humano).
Ahora bien, si la experiencia real de los seres vivos tiene esta dualidad, entonces debería pensarse que la razón emergida en el proceso natural tiene características que han sido producidas por cada uno de los aspectos de esta doble dualidad de experiencia. En otras palabras: las causas de la evolución de la razón no sólo dependerían de la experiencia de un mundo objetivo diferenciado y determinista (clásico, newtoniano), sino también la experiencia de un mundo unitario y holístico en que todo está “enmarañado” en la unidad de fondo (entanglement).
Admitir la existencia fáctica de un “principio de complementariedad” (en el mundo físico y en la experiencia psicológica) no implica renunciar a la existencia de una 'explicación unitaria' del mundo físico y del mundo psíquico. Para Walach hace cuarenta años comenzó una intensa búsqueda de esta 'explicación unitaria'. En la ciencia física, los científicos trataron de encontrar un nuevo marco conceptual a través de la mecánica cuántica (hoy proseguida, aunque de forma discutible por la teoría de cuerdas). Esta nueva 'explicación unitaria' buscada debería superar la irreductibilidad de las dos imágenes complementarias de la realidad física (corpúsculo/onda, clásico/cuántica).
Pero no es sólo esto: los científicos de hoy están tratando de unir las dos dimensiones de la realidad física (clásico/cuántica) con las dos dimensiones complementarias de la experiencia psicológica, tal como es descrita por Walach. El cuerpo físico real, independiente y sometido al determinismo, se relacionaría con el mundo clásico y lo psíquico (la dimensión mental, la experiencia holística) se relacionaría con el mundo cuántico. Por lo tanto, la explicación unitaria clásico/cuántica también facilitaría una 'explicación unitaria' psico/física (un entendimiento unitario del problema mente/cuerpo). De esta manera, desde hace cuarenta años habría ido naciendo una nueva visión holística en la física y en la psicología que constituiría el punto esencial de la nueva física (no reduccionista y abierta al holismo campal).
Racionalidad local en una evolución objetiva determinista (Manuel Curado)
Según Manuel Curado (Universidad de Migno, Portugal), la razón tiene un origen evolutivo y, por tanto, siempre es una racionalidad local que nace en los individuos concretos. Cada 'localidad', sin embargo, refleja para todos un mundo objetivo-mecánico, computacional, que impone ciertas limitaciones o constricciones a las que todos los seres vivos deben adaptarse para sobrevivir en su “nicho local específico”.
Curado contribuyó al seminario desde la perspectiva de la epistemología, la filosofía y la teoría de la mente, y todo ello en un marco evolutivo. Por tanto, ¿qué es la razón? La respuesta Curado habría sido: no es posible describir una racionalidad universal y absoluta, porque siempre depende de a) su localidad (el 'nicho real', donde se produce) y b) la multiplicidad de los seres racionales, en cuya mente se construye la racionalidad real, llena de insuficiencias (la razón es una “tentativa” provisoria de representar el mundo). Sin embargo, la razón es siempre una adaptación evolutiva al medio ambiente y, una vez situada localmente en un 'nicho real', se ve limitada y condicionada por la naturaleza objetiva del mundo físico.
Por lo tanto, la racionalidad de los 'seres racionales' que comparten el mismo medio físico tiende a presentar algunas de características similares (igualmente impuestas por el mismo medio físico local). Por tanto, el mundo tiene una “profundidad lógica” que los seres racionales deben en alguna manera reproducir en su mente. El profesor Curado considera que esta profundidad lógica del mundo es computacional (determinista) y, en consecuencia, la mente trata de reflejar la realidad en representaciones computacionales (esto es la ciencia). Sin embargo, siempre hay una racionalidad última irreductible, específica, que es función inevitable de la multiplicidad de los seres humanos. Estos son los que crean “localmente” la racionalidad precisa y específica de sus mentes (desde el condicionamiento de una naturaleza objetiva de propiedades generales para todos y compartida en la cultura).
Por lo tanto, Curado destaca los siguientes elementos comunes entre las estructuras racionales de los diferentes pueblos de la Tierra: 1. La racionalidad no es una réplica del mundo, sino que actúa selectivamente, en forma parcial, simplificada y local en los individuos. Como podemos ver sobre todo con la ciencia, la racionalidad trata de encontrar una forma algorítmica comprimida para representar los procesos naturales que son computacionales y deterministas. 2. La “ubicación local” es otra característica común a nuestras estructuras racionales; es decir, para que podamos conocer algo no necesitamos conocer todo en el universo. 3. La racionalidad humana tiene un alto grado de profundidad lógica que refleja la profundidad lógica paralela del mundo en que vivimos. 4. Por último, es también importante tener en cuenta la multiplicidad de los seres racionales en cuyas mentes se construye la racionalidad que nunca puede tener una absoluta universalidad.
Que el conocimiento racional se produzca en el marco de los procesos evolutivos significa buscar dentro del universo estructuras posibles, con los principios de la economía, la escasez y la computación. Estos principios tienen algo que ver con las limitaciones computacionales que son comunes a la naturaleza y al pensamiento (por reflejar éste la naturaleza). La racionalidad no es, por tanto, un accidente evolutivo o una pura arbitrariedad producida localmente en cada mente. El número enorme de grandes eventos al azar que se producen cada paso evolutivo afecta sólo a los pequeños detalles porque la lógica general objetiva de la evolución se impone siempre a todos los procesos y, por ello, todas las mentes reflejan unas estructuras similares generales y comunes (sin que este suponga negar su localidad).
Por ello, el 'nicho real' que impone localmente limitaciones comunes a la racionalidad de todos los seres humanos podría tener características universales y repetidas. Entonces estaría justificado hablar de una racionalidad común en los seres humanos. Pero, teniendo en cuenta las características especiales de los diferentes “nichos locales” estaría también justificado hablar de 'racionalidades locales', mucho más si tenemos en cuenta la multitud de seres racionales que debe construir la racionalidad específica en sus mentes para tratar de coordinarla en la cultura.
Al hablar de estas limitaciones naturales el profesor Curado se refirió siempre a las constricciones derivadas de un mundo objetivo computacional o determinista (podría decirse quizá “sistémico/estructural” en el sentido de Poli y de la mecánica clásica). Sin embargo, ¿no deberíamos considerar también el hecho de una experiencia holística de la realidad (en el sentido de Walach) que nos introduciría a la experiencia de un mundo objetivo no sólo determinista-computacional sino enmarañado en un holismo indeterminista en el sentido de Walach? ¿No deberíamos considerar la acción unificadora de la cultura y de la ciencia que, en el proceso de creación de racionalidades individuales, refleja no sólo un mundo clásico determinista sino también un mundo cuántico holístico? En la exposición de Curado quedó suficientemente matizado que su insistencia en las características objetivas computacionales y deterministas del mundo dejaba la apuerta abierta a la existencia de otras formas de experiencia y de ciencia, hoy apuntadas en el holismo cuántico.
Los circuitos neurales, fundamento de la razón emocional (Francisco Mora)
El profesor Francisco Mora (Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Medicina) explicó cómo la razón se ha construido evolutivamente como un mapeo de los circuitos o patrones neuronales orientados a hacer posible una supervivencia adaptativa en orden a mantener el servicio óptimo de los valores emocionales básicos.
Mora contribuyó pues desde la perspectiva de la neurología médica. ¿Qué es entonces la razón? Su respuesta de Mora fue: es el resultado de la interacción de complejas redes neurales o circuitos que representan el mundo de las sensaciones y de las experiencias elementales. La razón es, pues, una función adaptativa del cerebro, siempre centrado en la supervivencia en el medio ambiente. El mundo de las representaciones que aparece ya evolutivamente en las especies animales, se ha complejizado en el cerebro humano y está fundado en una red de circuitos, redes o patrones neurales que, al activarse, producen las experiencias psìquicas en general, la actividad representativa del conocimiento animal y finalmente el ejercicio de la razón.
Pero para entender la naturaleza de la razón no debemos referirnos únicamente a las formas complejas de la representación en la mente humana, sino también debemos conectar la razón con las emociones. Por lo tanto podemos decir que la causa que produce la razón es la posesión de un cerebro racio-emocional, vinculado por el sistema nervioso y los sistemas sensoriales con su propio cuerpo y con el mundo exterior.
El proceso que ha construido el sistema cuerpo-cerebro con el fin de mejorar la supervivencia de los animales puede seguirse en una perspectiva evolutiva. La evolución del cerebro en la escala zoológica, que va de menor a mayor perfección, deja claro que el desarrollo ha consistido en la construcción de diseños de cerebro para controlar el cuerpo en las diversas especies. Los sistemas sensitivos aparecen gradualmente, los sentidos internos y externos que le hacen sentir el propio cuerpo y, al mismo tiempo, recibir información sensible del medio ambiente en el que cada ser debe sobrevivir por adaptación. Las primeras funciones de ajuste automático (mecánico) hacen evolucionar hacia los animales superiores.
Pero las funciones de representación y la memoria aparecen ya en el mundo animal y son el fundamento de los procesos representativos superiores que se producen en los seres humanos. Todo el proceso ha estado dando forma al cerebro al producir el nacimiento de una gran cantidad de circuitos neurales (patrones), que permiten recordar lo que ha sido percibido (el mundo y el yo) y representar las sensaciones tenidas en tiempo real y y relacionarlas con las del pasado. Lo que la ciencia nos dice por medio de la neurología es que ese cerebro organizado en circuitos, al activarse en sistemas que tienen una gran interdependencia, produce la emergencia de la actividad psíquica consciente. En el marco evolutivo de esas funciones psíquicas aparece la actividad racional propia de la mente humana. Sus causas son, pues, formas específicas del funcionamiento cerebral por sistemas de circuitos propios de nuestra especie.
Pero la imagen del mundo (del medio ambiente y del cuerpo o yo), así como el carácter de las funciones propias de la razón humana y de las construcciones de la mente que explican el comportamiento, ha nacido evolutivamente en relación con los 'valores emocionales' que el cerebro asigna a lo sensorial y al mundo representativo. Esta asignación de valores (llamadas “valencias”) es siempre una función de supervivencia adaptativa.
Por lo tanto, no es posible entender el ejercicio de la razón humana cuando analiza los datos sensoriales y construye su representación del mundo, independientemente de las raíces emocionales. El mundo de la razón y de sus representaciones tiene siempre un fundamento emocional, unido a la “valencia” o valor emocional de sentir la vida y vivirla. El sistema de valores vitales y representaciones produce el mundo psíquico y la razón, al igual que, al mismo tiempo, todo el sistema cognitivo, es un instrumento evolutivo al servicio de las emociones.
La conformación ético-estética del cerebro y el origen de la razón (Cela-Conde)
Para Camilo José Cela-Conde (Universidad de las Illes Balears, España) la razón tiene su génesis en la evolución del hombre primitivo. Nace como un instrumento de dominación del medio ambiente, como una representación de un comportamiento ético en el grupo y como la experiencia estética en el espacio y el tiempo. De esta manera, el hombre primitivo ha dado forma a las localizaciones cerebrales que ahora podemos comprobar neurológicamente.
Por consiguiente, Cela-Conde contribuyó al análisis de la génesis de la razón desde el punto de vista de la paleoantropología y de la neurología experimental por medio de la tecnología de la magnetoelectroencefalografía. ¿Qué es por tanto la razón? La respuesta de Cela-Conde fue: la razón es resultado, en primer lugar, de un proceso de enriquecimiento representativo orientado a la acción adaptativa, un proceso que puede ser reconstruido a partir de los datos actualmente disponibles en paleontología y paleoantropología.
Pero, en segundo lugar, las causas de este comportamiento están siempre progresivamente en función de la evolución del cerebro y del registro cada vez más complejo de los patrones neuronales. Estos patrones dependen de la experiencia sensible y permiten una experiencia del medio ambiente cada vez más perfecta. El apoyo de estos patrones neuronales vinculados a la actividad racional y emocional del ser humano pueden detectarse hoy experimentalmente por el método de la magnetoelectroencefalografía. Presumiblemente, estos patrones se encuentran en módulos que comenzaron a formarse ya en el hombre primitivo.
La evidencia paleoantropológica nos dice que la razón es un proceso emergente que se puede seguir desde los primeros pasos del género homo. El uso de herramientas de trabajo, la comunicación más compleja, la interacción social y el enriquecimiento del lenguaje, por primera vez por puros signos y más tarde por la emisión fonética de señales complejas, son los vestigios más importantes de la aparición de la razón. La mente primitiva es capaz de analizar los hechos, para dibujar, imaginar o anticipar los acontecimientos futuros y los planes para la conducta adaptativa.
En esta protohistoria del cerebro comenzaron a formarse los patrones neuronales que producen el conocimiento del medio para la supervivencia, los principios ético-morales de la convivencia social en el grupo y las emociones estéticas. Esto puede ser comprobado por las implicaciones de las normas sociales en los grupos primitivos y por las obras artísticas que nos han dejado. Actividades éticas y estéticas del cerebro, fundadas en los circuitos en él construidos por evolución, se mantienen en la actualidad y pueden ser constatadas por la sociología. Son actividades éticas y estéticas que se forman en las localizaciones cerebrales precisas que seguimos manteniendo hoy en día en nuestros cerebros, tal como es observado experimentalmente por magnetoelectroencefalografía.
El cerebro humano, así conformado evolutivamente, sigue ejerciendo su influencia en el hombre moderno. La conformación del cerebro en los procesos cognitivos orientados a la supervivencia, el montaje de los circuitos éticos que facilitan la eficacia de la supervivencia en los grupos sociales y el nacimiento de la experiencia estética que permite a estos grupos vivir con mayor sentido y complacencia, está en la base de las funciones que explican el origen de la razón humana.
La selección natural darwinista explica la génesis de la razón (Neil Spurway)
Neil Spurway (Universidad de Glasgow, Escocia, Fisiología) defendió que la razón es un producto de adaptación de los organismos al medio ambiente en conformidad con los principios de la selección natural darwinista, de acuerdo con el enfoque que ya ha sido expuesto en la hoy llamada Epistemología Evolucionista (Wollmer, Popper).
Neil Spurway consideró que un marco adecuado, aunque no el único, para hacer frente a las preguntas sobre el origen y la naturaleza de la razón, es la llamada escuela de Epistemología Evolutiva. Esta epistemología nos ofrece los criterios fundamentales necesarios para explicar por qué los seres vivos son como realmente son, es decir, tanto en sus aspectos biológicos y psicológicos, o sea en su mente (la mente animal y la mente humana).
Este criterio es, por supuesto, la “selección natural” propuesta por Darwin. Hay una explicación radical capaz de encontrar las causas de la aparición de la razón en los seres humanos y de la consolidación de sus funciones (de la forma en que funciona la razón en la mente humana). Esta explicación nos dice que una causa es sin duda que las mutaciones genéticas, y en consecuencia las conductas aprendidas (de la misma manera que los memes se transmitieron en las culturas primitivas), han contribuido a la supervivencia de la especie humana. La razón surgió y se consolidó evolutivamente, paso a paso desde el conocimiento animal, porque era un instrumento eficaz, una ventaja evolutiva en el sentido darwiniano.
Es evidente que el criterio de 'selección natural' puede ser calificado y clarificado por otros conceptos complementarios que por lo general se proponen también en las ciencias del comportamiento y en la epistemología. Así lo hace de hecho Spurway cuando trata de explicar la conducta exploratoria, el aprendizaje por imitación, el lenguaje, el proceso de ensayo y error, o de conjeturas y refutaciones al estilo de Popper. Lo que se esconde detrás de ciertos esquemas conceptuales para explicar la conducta animal y humana es siempre, en el fondo, el criterio de la selección natural darwiniana. La selección no sólo se debe entender como 'mecánica' (vg. en los genes), sino también como 'teórica' (vg. en la cultura), como señala acertadamente Spurway siguiendo ideas de Bradie (2004).
En la actualidad hay evidencia científica de que ciertas mutaciones en los niveles moleculares ha sido inducida por cambios inesperados. Estos producen ventajas evolutivas o desventajas. Las ventajas se mantuvieron por selección natural. Pero, tanto en animales como en humanos, algunos éxitos de comportamiento o “teóricos” (en humanos) fueron también ventajosos y, por tanto, fueron imitados, transmitidos (memética, traditio), sin que ello supusiera más cambios moleculares (mecánicos). Las ventajas evolutivas, por lo tanto, no sólo se producen por mutaciones genéticas, sino también por los cambios favorables en la cultura (ya sea animal o humana). En consecuencia, existe no sólo la selección natural en la biología, sino también en la cultura.
Sin embargo, además de estos principios generales, tenemos que entrar en los detalles proporcionados por Spurway para explicar, de acuerdo con el criterio de 'selección natural', lo que la razón humana es específicamente y cómo surge evolutivamente. Spurway entiende que el marco teórico necesario es reconocer la existencia previa de un cierto conocimiento que ha surgido en las especies animales anteriores al hombre (cada especie tiene su propio sistema de conocimientos). El conocimiento es producido como un proceso de construcción de conceptos (representaciones en la mente animal) y, por lo tanto, la pregunta es cómo pasar de los puros conceptos a la razón.
La pregunta que se plantea es, por supuesto, ¿qué son los conceptos? Debe haber conceptos que aparecen primero en el mundo animal, porque lo que caracteriza a la especie humana en la transición de lo animal a lo humano (capaz de razonar) es la aparición de “nuevos conceptos humanos”. Por lo tanto, se deberá hablar de la transición de conceptos animales (que estaban ya presentes en los homínidos) a la génesis de la razón, fundada en la existencia de nuevos conceptos humanos.
Spurway propuso en su intervención una definición “razón” relacionada con la aparición de los conceptos propios ya de la especie humana. La razón sería para Spurway la capacidad de manipular conceptos (humanos), hasta el punto que, cuando hay conceptos humanos existe ya en germen la razón. 'Mi tesis', afirmó Spurway, 'es que la razón es la capacidad de manipulación de conceptos, de modo que, cuando hay conceptos hay ya razón'.
Por consiguiente, el origen de la razón estaría fundado para Spurway en el proceso darwinista general de la selección natural. El conocimiento animal ha formado el conocimiento porque resultaba una ventaja evolutiva. Así igualmente el aprendizaje progresivo de la manipulación de conceptos resultó una ventaja evolutiva que se asentó en la especie humana.
Conclusión: la ciencia y el origen evolutivo de la razón
¿Qué es entonces la razón? ¿Qué nos dice la ciencia sobre las causas evolutivas que han llevado al surgimiento de la razón, su naturaleza y su forma de operar en la producción de representaciones mentales, reales, imaginarias o formales? Los siete profesores que participaron en el seminario proporcionaron enfoques complementarios.
Roberto Poli diría que la razón es una consecuencia de la vida como un sistema anticipatorio y consiste en la formación de representaciones del mundo mediante el análisis y la síntesis de sistemas (estructuras). El mundo es estructura y la razón adaptativa es análisis de estructuras.
Gregor Níquel vería la razón matemática (formal) como independiente de las limitaciones de naturaleza física determinista. Sería resultado de una facultad de la mente, independiente de la evolución, que permitiría la libertad creativa y la imaginación formal. La posición de Nickel fue disonante con la posición mantenida por los otros profesores del seminario.
Harald Walach habría considerado que el medio ambiente que rodea al hombre no sólo es el mundo mecánico determinista de objetos clásicos (Newton), sino también un ámbito global holístico en que el sujeto psiquico se siente “unido” o “enmarañado” (entanglement) con toda la realidad. De ahí que la razón no sólo haya surgido para conocer un mundo determinista de objetos clásicos (física clásica), sino también para conocer ese mundo holístico reflejado en el conocimiento ordinario desde el hombre primitivo y abarcado por la novedad de la mecánica cuántica en la ciencia física moderna.
Manuel Curado entendió que la razón tiene un origen evolutivo y, por tanto, siempre es una racionalidad local, construida en los individuos concretos. Cada 'localidad', sin embargo, reflejaría un mundo objetivo, determinista, mecánico y computacional común que impone ciertas limitaciones a la que todos los seres vivos deben adaptarse para sobrevivir en su localidad concreta. Curado no negó, sin embargo, que la experiencia del mundo objetivo no pudiera responder, de acuerdo con la mecánica clásica, a la forma de entender presentada por la aportación de Walach.
Francisco Mora expuso la visión neurológica clásica de que la razón ha sido construida evolutivamente como un mapeo de los circuitos o los patrones neuronales orientados a una supervivencia adaptativa y al mantenimiento óptimo de los valores emocionales básicos.
Camilo José Cela-Conde abordó la génesis de la razón desde la evolución del hombre primitivo, entendida como un instrumento de dominación del medio ambiente, como una representación del comportamiento ético en el grupo y como la experiencia estética en el espacio y el tiempo. El hombre primitivo habría dado forma a las localizaciones cerebrales que ahora podemos comprobar a neurológicamente aplicando la moderna tecnología de la magnetoelectroencefalografía.
Neil Spurway, por último, presentó el origen de la razón como un producto de la adaptación de los organismos al medio ambiente en conformidad con los principios de la selección natural darwiniana, tal como ya han sido expuestos en la actual escuela de la Epistemología Evolucionista.
A modo de síntesis
La razón sería un producto de la vida en conformidad con los principios de la selección natural darwiniana. La razón habría emergido como instrumento favorable de adaptación al mundo objetivo, tal como ha sido “sentido” por los seres vivientes. Ha sido sentido en una localidad concreta, la propia de cada especie y de cada individuo de ella. Por ello, la racionalidad es siempre local y limitada, no es universal y absoluta. Pero, en general, la vida ha debido adaptarse a “razonar” un mundo físico objetivo de entidades físicas estables y deterministas (clásicas). Pero también a “razonar” un mundo sentido como “unidad” que “enmaraña” todos los objetos en “campos unitarios” y “holísticos” (cuántico).
El mundo objetivo ha producido, en consecuencia, operaciones de la razón como el análisis y síntesis de sistemas (tal como aparece sobre todo en la mecánica clásica newtoniana). Pero el mundo de experiencias holísticas ha producido también otra forma de conocer la realidad y otro estilo de la razón en el sentimiento de la unidad social, el conocimiento ordinario, el arte y la poesía, la unidad indiferenciada con el “todo cósmico”, y, más recientemente con el nacimiento de partes importantes de la ciencia, como es la mecánica cuántica. La estructura de la experiencia determinista de un mundo rígido (clásico) y el enigma de la ontología holística de la realidad han impulsado la imaginación racional humana en la ciencia y en la libre creación de los universos formales. El discurso de la razón surgió en dependencia de la experiencia del mundo con funciones adaptativas.
En las primeras etapas de la evolución humana la razón creó el conocimiento ordinario que aunaba tanto las diferencias de un mundo de objetos que se reconocía como su unidad holística de fondo, tal como se ve, sobre todo, en las experiencias éticas y estéticas, donde el hombre se conecta con el cosmos en la libertad y en la experiencia holística de su pertenencia al “todo cósmico”. En un momento de la historia de la ciencia apareció la mecánica clásica que se limitó a un mundo determinista de objetos diferenciados (esta limitación acabó en el reduccionismo). Por último, la mecánica cuántica recuperó la vivencia de unidad ya presente en el conocimiento ordinario desde el hombre primitivo. Todo este rico mundo de la mente, construido poco a poco a través de experiencias sensoriales y de las representaciones conceptuales, diseñado para adaptarse correctamente el mundo objetivo, fue posible gracias a los circuitos o patrones neurales del cerebro que hicieron posible la rica actividad psico-bio-física de la mente.
Esta cartografía neural progresiva produjo la sensibilidad-conciencia (mediante procesos psicobiofísicos cuya ontología real todavía desconocemos) y sirvió para conectar la razón con las emociones de las especies a fin de fortalecer los valores adaptativos de la vida. Hoy en día la ciencia dispone, pues, de teorías complexivas que pueden explicar, en un marco naturalista, por qué la razón ha emergido evolutivamente y cuáles son las causas que permiten justificar esta emergencia a partir de la ontología unitaria del universo.
No tenemos que recordar aquí la importancia del conocimiento científico de la razón. No hay ciencia sin epistemología, ya que la ciencia es un producto del conocimiento. De ahí que no puedan valorarse correctamente los productos del conocimiento (la ciencia) sin un esfuerzo reflexivo que nos ofrezca una idea del conocimiento mismo (la razón) que produce todo conocimiento en general y en especial la ciencia. No hay ciencia que no sea producto de la razón científica. No hay metafísica sin ejercicio natural o filosófico de la razón.
El hombre no puede abordar de manera responsable el sentido de la vida sin estar orientado en alguna forma por la razón. Del mismo modo, el lenguaje metafísico sobre Dios, en la filosofía o la teología, depende de un ejercicio de la razón que es producido a partir de la ontología propia del ser humano que determina la forma en que opera y que ha sido producida evolutivamente la razón.
Por tanto, ¿qué es la razón? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Qué causas explican la evolución producida en la especie humana? De acuerdo con su naturaleza y origen evolutivo, ¿cómo explicar el funcionamiento operativo de la razón (en cualquiera de sus formas, por ejemplo en el conocimiento natural, en la ciencia, en la filosofía y en la teología)? Los siete profesores que han participado en el primer seminario de Sophia Iberia han proporcionado enfoques complementarios que comentamos en este artículo.
La razón vital emerge en un mundo de sistemas y estructuras (Roberto Poli)
Para Roberto Poli (Universidad de Trento, Italia) la razón es una consecuencia de la vida, entendida como un “sistema anticipatorio”, y consiste en la formación de representaciones del mundo mediante el análisis y la síntesis de sistemas (estructuras). El proceso evolutivo que llevó al surgimiento de la razón podría ser entendido en términos de la formación de mecanismos sucesivos de análisis de sistemas cada vez más complejos. La acción hacia la supervivencia (respuesta adaptativa), dependería entonces de un previo 'análisis de sistemas' (sistemas de representación) que se habría ido construyendo en los organismos vivientes.
En general el origen y la naturaleza de la razón tiene que ver con el hecho de que el universo es una estructura (o sistema de estructuras). El proceso adaptativo de la vida se habría hecho más y más eficaz a medida que el “sistema viviente” es capaz de representar estructuras cada vez más complejas y se adapta a ellas. La vida, y por lo tanto la razón, debe leerse en conjunción con la idea de 'estructura' (o 'sistema') y, como consecuencia, en relación con las ciencias formales en general. No sólo con la teoría de sistemas. Por ello, para explicar la razón, será necesario reflexionar sobre el concepto de estructura y sobre la dinámica de sistemas. El mundo está hecho de estructuras y sistemas y la vida necesita adaptarse a ellos, anticipando el futuro al analizarlos. La ciencia es un análisis y representación de estructuras en relación complementaria e interdisciplinaria con las diversas ciencias formales.
El problema del naturalismo y la libertad creativa de la matemática (Gregor Nickel)
Gregor Nickel (Universidad de Siegen, Alemania) presentó la idea de que la razón matemática (formal) es independiente del mundo físico y de las limitaciones que impone una naturaleza física determinista. La razón matemática es una facultad de la mente que permite la libertad creativa y la imaginación formal. No depende del mundo objetivo que impone el determinismo que se manifiesta en las ciencias físicas.
Nickel contribuyó al seminario desde la perspectiva de las ciencias formales y, más particularmente, de las matemáticas. Por tanto, ¿qué es la razón? Nickel respondió que la razón matemática es una creación libre de la mente. Aunque una parte de las matemáticas se haya aplicado a la explicación del mundo determinista de la física (mecánica clásica), sin embargo, las matemáticas no se ven limitadas por la ciencia física referida a un mundo determinista. Es libre y crea mundos que no dependen de la experiencia. El matemático crea sus propios mundos sin constricciones.
Pero volvamos a la pregunta principal: ¿por qué es la razón libre y creadora? ¿Cuáles son las causas reales que produjeron la razón? La respuesta de Nickel señaló un marco explicativo entendido en la clásica teoría kantiano-apriórica de la mente. La mente humana poseería un conjunto de reglas y formas de funcionar que le serían propias “a priori”. Serían aprióricas en el sentido de que no dependerían de la experiencia. No habrían surgido de un proceso natural evolutivo dependiente de la experiencia.
Sin embargo, en la discusión con Nickel, Javier Monserrat planteó la posibilidad de explicar el origen libre y creativo de la razón desde la perspectiva de una epistemología evolutiva que conectaría con la teoría de sistemas: el mundo sería una estructura (sistema) y la razón intenta sobrevivir adaptándose a ese mundo de estructuras. Por ello, la razón humana habría acabado produciendo una representación del mundo real fundada en el análisis y la síntesis de sistemas.
Este análisis estructural aprendido en la experiencia progresiva de las especies animales fundaría también la facultad de imaginar creativamente nuevas formas y estructuras (ciencias formales). El mundo objetivo sería una estructura y por ello la mente humana habría adquirido la habilidad libre y creativa de imaginar estructuras. Este sería, en el fondo, el punto de vista de Roberto Poli y de Xavier Zubiri.
Profesor Gregor Nickel planteó insistentemente sus dudas sobre cualquier explicación 'naturalista' de la razón. Que las ciencias naturales esten escritas en el lenguaje de las matemáticas y la consiguiente dependencia de la física en relación a la matemática, no justifica el origen naturalístico de la razón matemática. Nickel argumentó a favor de liberar las matemáticas de todo 'naturalismo', concibiéndolas como una creación libre e imaginativa de la razón. Las matemáticas son un ejemplo extremo de la autonomía auto-reflexiva de la razón, fundada en su libertad creativa. Libertad frente al mundo objetivo determinista que estaría justificada por el carácter apriórico de la mente (al estilo kantiano, de tan grande influencia en el pensamiento clásico alemán).
Sin embargo, Javier Monserrat insistió en la discusión, defendiendo que el punto de vista más congruente con la ciencia sería una explicación naturalista. El naturalismo sería armónico con una explicación evolutiva del origen de la mente racional y la creatividad libre de la matemática. Podrían ofrecerse, en efecto, en perspectiva naturalista, algunas hipótesis coherentes sobre las causas de la emergencia evolutiva de la 'libertad y creatividad de la mente matemática'.
A) Por un lado, la razón natural sería sistémica (estructural). La razón matemática tradicional ha sido también de hecho un análisis sistémico del espacio-tiempo en la geometría y la aritmética. Por tanto, sería posible suponer que este 'hábito sistémico y estructural' de la razón ha facultado a la razón matemática para la construcción de 'estructuras imaginarias' y 'sistemas abstractos formales'. La transición de lo concreto a lo abstracto sería un proceso natural de la mente que ha sido descrita por la epistemología en diversos campos.
B) Por otra parte, esta experiencia real del espacio-tiempo, faculta probaablemente a la razón natural y a la matemática para entender que el mundo clásico macroscópico (el mundo físico determinista) no agota toda la realidad. Podría haber tipos de realidad que no están descritos correctamente por las matemáticas clásicas deterministas. Serían necesarios nuevos distemas formales para describirlos. De esta forma la matemática estaría impulsada a encontrar, crear intuitivamente e imaginar nuevos sistemas, estructuras y formas de la realidad.
En consecuencia, la experiencia sistémica de un espacio-tiempo clásico determinista explicaría la matemática clásica, pero la experiencia de las estructuras naturales inmediatas fundaría la apertura de la mente humana hacia un horizonte de la creatividad, la imaginación y la libertad, en la búsqueda de nuevas formas y estructuras.
La razón nace también de una experiencia
de “entanglement” holístico (Harald Wallach)
Harald Walach (Universidad de Northampton, Inglaterra) consideró que el medio ambiente que rodea al hombre no sólo es mecánico y determinista (clásico), sino además un ámbito global en el que el psiquismo humano detecta también un “enmarañamiento” holístico (entanglement). Por ello el surgimiento de la razón natural y la ciencia (para adaptarse a la realidad objetiva y sobrevivir) no sólo está condicionado por una experiencia determinista, sino por una experiencia psicológica integral que incluye la intuición de un mundo holístico no-determinista.
Walach contribuyó pues al seminario desde la perspectiva de la ciencia y la psicología y, especialmente, desde su interés por la posibilidad de aplicar a la psicología el principio físico de complementariedad de la mecánica cuántica (corpúsculo/onda), de modo que se podría hablar de una experiencia psicológica inmediata que uniría la experiencia de un mundo clásico (corpúsculo) con un mundo de “entanglement” o enmarañamiento holístico (onda o realidad “campal”). Si estos supuestos de Walach fueran correctos, entonces, ¿qué significarían en orden a explicar la naturaleza y la forma funcional de la razón? ¿qué sería la razón? ¿Cuál sería su origen evolutivo en dependencia de la experiencia psíquica del mundo objetivo, a la vez clásico y cuántico?
La discusión de las ideas de Walach llevó a una importante consecuencia. Se supone que la razón nace evolutivamente en la forma de un instrumento adaptado a la supervivencia del ser vivo en el mundo objetivo. Pero siempre de acuerdo con la experiencia psíquica que ese ser vivo tiene del mundo. Así llegamos a una consecuencia: si la experiencia del mundo real objetivo es a) por una parte, la experiencia de una estructura física (o sistema) determinista de objetos diferenciados, independientes y estables (el mundo que describe la mecánica clásica newtoniana) y b) por otra parte, una experiencia holística de enredo o enmarañamiento holístico (entanglement) de los elementos que constituyen la realidad campal unitaria, entonces la razón, para conocer el mundo en que debe sobrevivir, debe operar a) en forma de conocimiento por análisis y síntesis de sistemas en un marco determinista (la ciencia física clásica) y b) en la forma de conocimiento de los campos holísticos de la realidad (en los que la razón está sumergida por enmarañamiento holístico, o entanglement).
El hombre no puede abordar de manera responsable el sentido de la vida sin estar orientado en alguna forma por la razón. Del mismo modo, el lenguaje metafísico sobre Dios, en la filosofía o la teología, depende de un ejercicio de la razón que es producido a partir de la ontología propia del ser humano que determina la forma en que opera y que ha sido producida evolutivamente la razón.
Por tanto, ¿qué es la razón? ¿Cuál es su naturaleza? ¿Qué causas explican la evolución producida en la especie humana? De acuerdo con su naturaleza y origen evolutivo, ¿cómo explicar el funcionamiento operativo de la razón (en cualquiera de sus formas, por ejemplo en el conocimiento natural, en la ciencia, en la filosofía y en la teología)? Los siete profesores que han participado en el primer seminario de Sophia Iberia han proporcionado enfoques complementarios que comentamos en este artículo.
La razón vital emerge en un mundo de sistemas y estructuras (Roberto Poli)
Para Roberto Poli (Universidad de Trento, Italia) la razón es una consecuencia de la vida, entendida como un “sistema anticipatorio”, y consiste en la formación de representaciones del mundo mediante el análisis y la síntesis de sistemas (estructuras). El proceso evolutivo que llevó al surgimiento de la razón podría ser entendido en términos de la formación de mecanismos sucesivos de análisis de sistemas cada vez más complejos. La acción hacia la supervivencia (respuesta adaptativa), dependería entonces de un previo 'análisis de sistemas' (sistemas de representación) que se habría ido construyendo en los organismos vivientes.
En general el origen y la naturaleza de la razón tiene que ver con el hecho de que el universo es una estructura (o sistema de estructuras). El proceso adaptativo de la vida se habría hecho más y más eficaz a medida que el “sistema viviente” es capaz de representar estructuras cada vez más complejas y se adapta a ellas. La vida, y por lo tanto la razón, debe leerse en conjunción con la idea de 'estructura' (o 'sistema') y, como consecuencia, en relación con las ciencias formales en general. No sólo con la teoría de sistemas. Por ello, para explicar la razón, será necesario reflexionar sobre el concepto de estructura y sobre la dinámica de sistemas. El mundo está hecho de estructuras y sistemas y la vida necesita adaptarse a ellos, anticipando el futuro al analizarlos. La ciencia es un análisis y representación de estructuras en relación complementaria e interdisciplinaria con las diversas ciencias formales.
El problema del naturalismo y la libertad creativa de la matemática (Gregor Nickel)
Gregor Nickel (Universidad de Siegen, Alemania) presentó la idea de que la razón matemática (formal) es independiente del mundo físico y de las limitaciones que impone una naturaleza física determinista. La razón matemática es una facultad de la mente que permite la libertad creativa y la imaginación formal. No depende del mundo objetivo que impone el determinismo que se manifiesta en las ciencias físicas.
Nickel contribuyó al seminario desde la perspectiva de las ciencias formales y, más particularmente, de las matemáticas. Por tanto, ¿qué es la razón? Nickel respondió que la razón matemática es una creación libre de la mente. Aunque una parte de las matemáticas se haya aplicado a la explicación del mundo determinista de la física (mecánica clásica), sin embargo, las matemáticas no se ven limitadas por la ciencia física referida a un mundo determinista. Es libre y crea mundos que no dependen de la experiencia. El matemático crea sus propios mundos sin constricciones.
Pero volvamos a la pregunta principal: ¿por qué es la razón libre y creadora? ¿Cuáles son las causas reales que produjeron la razón? La respuesta de Nickel señaló un marco explicativo entendido en la clásica teoría kantiano-apriórica de la mente. La mente humana poseería un conjunto de reglas y formas de funcionar que le serían propias “a priori”. Serían aprióricas en el sentido de que no dependerían de la experiencia. No habrían surgido de un proceso natural evolutivo dependiente de la experiencia.
Sin embargo, en la discusión con Nickel, Javier Monserrat planteó la posibilidad de explicar el origen libre y creativo de la razón desde la perspectiva de una epistemología evolutiva que conectaría con la teoría de sistemas: el mundo sería una estructura (sistema) y la razón intenta sobrevivir adaptándose a ese mundo de estructuras. Por ello, la razón humana habría acabado produciendo una representación del mundo real fundada en el análisis y la síntesis de sistemas.
Este análisis estructural aprendido en la experiencia progresiva de las especies animales fundaría también la facultad de imaginar creativamente nuevas formas y estructuras (ciencias formales). El mundo objetivo sería una estructura y por ello la mente humana habría adquirido la habilidad libre y creativa de imaginar estructuras. Este sería, en el fondo, el punto de vista de Roberto Poli y de Xavier Zubiri.
Profesor Gregor Nickel planteó insistentemente sus dudas sobre cualquier explicación 'naturalista' de la razón. Que las ciencias naturales esten escritas en el lenguaje de las matemáticas y la consiguiente dependencia de la física en relación a la matemática, no justifica el origen naturalístico de la razón matemática. Nickel argumentó a favor de liberar las matemáticas de todo 'naturalismo', concibiéndolas como una creación libre e imaginativa de la razón. Las matemáticas son un ejemplo extremo de la autonomía auto-reflexiva de la razón, fundada en su libertad creativa. Libertad frente al mundo objetivo determinista que estaría justificada por el carácter apriórico de la mente (al estilo kantiano, de tan grande influencia en el pensamiento clásico alemán).
Sin embargo, Javier Monserrat insistió en la discusión, defendiendo que el punto de vista más congruente con la ciencia sería una explicación naturalista. El naturalismo sería armónico con una explicación evolutiva del origen de la mente racional y la creatividad libre de la matemática. Podrían ofrecerse, en efecto, en perspectiva naturalista, algunas hipótesis coherentes sobre las causas de la emergencia evolutiva de la 'libertad y creatividad de la mente matemática'.
A) Por un lado, la razón natural sería sistémica (estructural). La razón matemática tradicional ha sido también de hecho un análisis sistémico del espacio-tiempo en la geometría y la aritmética. Por tanto, sería posible suponer que este 'hábito sistémico y estructural' de la razón ha facultado a la razón matemática para la construcción de 'estructuras imaginarias' y 'sistemas abstractos formales'. La transición de lo concreto a lo abstracto sería un proceso natural de la mente que ha sido descrita por la epistemología en diversos campos.
B) Por otra parte, esta experiencia real del espacio-tiempo, faculta probaablemente a la razón natural y a la matemática para entender que el mundo clásico macroscópico (el mundo físico determinista) no agota toda la realidad. Podría haber tipos de realidad que no están descritos correctamente por las matemáticas clásicas deterministas. Serían necesarios nuevos distemas formales para describirlos. De esta forma la matemática estaría impulsada a encontrar, crear intuitivamente e imaginar nuevos sistemas, estructuras y formas de la realidad.
En consecuencia, la experiencia sistémica de un espacio-tiempo clásico determinista explicaría la matemática clásica, pero la experiencia de las estructuras naturales inmediatas fundaría la apertura de la mente humana hacia un horizonte de la creatividad, la imaginación y la libertad, en la búsqueda de nuevas formas y estructuras.
La razón nace también de una experiencia
de “entanglement” holístico (Harald Wallach)
Harald Walach (Universidad de Northampton, Inglaterra) consideró que el medio ambiente que rodea al hombre no sólo es mecánico y determinista (clásico), sino además un ámbito global en el que el psiquismo humano detecta también un “enmarañamiento” holístico (entanglement). Por ello el surgimiento de la razón natural y la ciencia (para adaptarse a la realidad objetiva y sobrevivir) no sólo está condicionado por una experiencia determinista, sino por una experiencia psicológica integral que incluye la intuición de un mundo holístico no-determinista.
Walach contribuyó pues al seminario desde la perspectiva de la ciencia y la psicología y, especialmente, desde su interés por la posibilidad de aplicar a la psicología el principio físico de complementariedad de la mecánica cuántica (corpúsculo/onda), de modo que se podría hablar de una experiencia psicológica inmediata que uniría la experiencia de un mundo clásico (corpúsculo) con un mundo de “entanglement” o enmarañamiento holístico (onda o realidad “campal”). Si estos supuestos de Walach fueran correctos, entonces, ¿qué significarían en orden a explicar la naturaleza y la forma funcional de la razón? ¿qué sería la razón? ¿Cuál sería su origen evolutivo en dependencia de la experiencia psíquica del mundo objetivo, a la vez clásico y cuántico?
La discusión de las ideas de Walach llevó a una importante consecuencia. Se supone que la razón nace evolutivamente en la forma de un instrumento adaptado a la supervivencia del ser vivo en el mundo objetivo. Pero siempre de acuerdo con la experiencia psíquica que ese ser vivo tiene del mundo. Así llegamos a una consecuencia: si la experiencia del mundo real objetivo es a) por una parte, la experiencia de una estructura física (o sistema) determinista de objetos diferenciados, independientes y estables (el mundo que describe la mecánica clásica newtoniana) y b) por otra parte, una experiencia holística de enredo o enmarañamiento holístico (entanglement) de los elementos que constituyen la realidad campal unitaria, entonces la razón, para conocer el mundo en que debe sobrevivir, debe operar a) en forma de conocimiento por análisis y síntesis de sistemas en un marco determinista (la ciencia física clásica) y b) en la forma de conocimiento de los campos holísticos de la realidad (en los que la razón está sumergida por enmarañamiento holístico, o entanglement).
La experiencia de un mundo de estructuras ha favorecido la comprensión racional de la física clásica, mecánica y determinista (Newton). Pero la experiencia global de un mundo real holístico, manifiesto en la experiencia psíquica natural unitaria en que todo está “enmarañado”, ha favorecido el desrarollo de la razón en el conocimiento ordinario (el lenguaje y la poesía).
La experiencia holística ha sido primero el fundamento de las intuiciones que fundan el conocimiento ordinario, pero ha acabado por producir también un nuevo tipo de ciencia. La ciencia ha acabado creando nuevas formas de entender el mundo físico holístico y ha tenido necesidad de crear nuevos modelos formales (matemáticos) para describir el mundo global, enmarañado y holístico, en la mecánica cuántica. Por lo tanto, la razón, en su desarrollo evolutivo natural para adaptarse al mundo objetivo, no sólo depende de la experiencia de un mundo estructural de sistemas determinista (Poli), sino también de la experiencia de un mundo global enmarañado (entanglement) y holístico (Wallach).
La contribución de Walach mostró cómo el ser humano está abierto a una experiencia dual, pero complementaria, de la realidad. Cada uno de estos aspectos de la experiencia real produce evolutivamente una forma de la razón encaminada a conocerlo y representarlo.
Para Walach el “principio de complementariedad” de la mecánica cuántica (la irreductibilidad de la dualidad “onda-corpúsculo”) tiene un fundamento psicológico más general: la experiencia psíquica dual complementaria entre un mundo determinista diferenciado (clásico) y un mundo holístico (cuántico). El principio general de complementariedad implica que la experiencia psicológica de la realidad también está abierto a una doble experiencia: un mundo determinista físico de partículas individuales diferenciadas y un mundo global que Walach describe como una experiencia generalizada de entanglement o “enmarañaniento holístico” de todas las cosas en la unidad cósmica.
Podría admitirse el principio de que la vida en su proceso evolutivo (y no sólo los humanos), según los diferentes niveles de sensibilidad-conciencia que han ido emergiendo en la evolución, tiene siempre esta doble experiencia complementaria de la realidad (los objetos diferenciados independientes en el espacio-tiempo clásico y su enmarañamiento holístico en la unidad cósmica manifiesta en el psiquismo animal y humano).
Ahora bien, si la experiencia real de los seres vivos tiene esta dualidad, entonces debería pensarse que la razón emergida en el proceso natural tiene características que han sido producidas por cada uno de los aspectos de esta doble dualidad de experiencia. En otras palabras: las causas de la evolución de la razón no sólo dependerían de la experiencia de un mundo objetivo diferenciado y determinista (clásico, newtoniano), sino también la experiencia de un mundo unitario y holístico en que todo está “enmarañado” en la unidad de fondo (entanglement).
Admitir la existencia fáctica de un “principio de complementariedad” (en el mundo físico y en la experiencia psicológica) no implica renunciar a la existencia de una 'explicación unitaria' del mundo físico y del mundo psíquico. Para Walach hace cuarenta años comenzó una intensa búsqueda de esta 'explicación unitaria'. En la ciencia física, los científicos trataron de encontrar un nuevo marco conceptual a través de la mecánica cuántica (hoy proseguida, aunque de forma discutible por la teoría de cuerdas). Esta nueva 'explicación unitaria' buscada debería superar la irreductibilidad de las dos imágenes complementarias de la realidad física (corpúsculo/onda, clásico/cuántica).
Pero no es sólo esto: los científicos de hoy están tratando de unir las dos dimensiones de la realidad física (clásico/cuántica) con las dos dimensiones complementarias de la experiencia psicológica, tal como es descrita por Walach. El cuerpo físico real, independiente y sometido al determinismo, se relacionaría con el mundo clásico y lo psíquico (la dimensión mental, la experiencia holística) se relacionaría con el mundo cuántico. Por lo tanto, la explicación unitaria clásico/cuántica también facilitaría una 'explicación unitaria' psico/física (un entendimiento unitario del problema mente/cuerpo). De esta manera, desde hace cuarenta años habría ido naciendo una nueva visión holística en la física y en la psicología que constituiría el punto esencial de la nueva física (no reduccionista y abierta al holismo campal).
Racionalidad local en una evolución objetiva determinista (Manuel Curado)
Según Manuel Curado (Universidad de Migno, Portugal), la razón tiene un origen evolutivo y, por tanto, siempre es una racionalidad local que nace en los individuos concretos. Cada 'localidad', sin embargo, refleja para todos un mundo objetivo-mecánico, computacional, que impone ciertas limitaciones o constricciones a las que todos los seres vivos deben adaptarse para sobrevivir en su “nicho local específico”.
Curado contribuyó al seminario desde la perspectiva de la epistemología, la filosofía y la teoría de la mente, y todo ello en un marco evolutivo. Por tanto, ¿qué es la razón? La respuesta Curado habría sido: no es posible describir una racionalidad universal y absoluta, porque siempre depende de a) su localidad (el 'nicho real', donde se produce) y b) la multiplicidad de los seres racionales, en cuya mente se construye la racionalidad real, llena de insuficiencias (la razón es una “tentativa” provisoria de representar el mundo). Sin embargo, la razón es siempre una adaptación evolutiva al medio ambiente y, una vez situada localmente en un 'nicho real', se ve limitada y condicionada por la naturaleza objetiva del mundo físico.
Por lo tanto, la racionalidad de los 'seres racionales' que comparten el mismo medio físico tiende a presentar algunas de características similares (igualmente impuestas por el mismo medio físico local). Por tanto, el mundo tiene una “profundidad lógica” que los seres racionales deben en alguna manera reproducir en su mente. El profesor Curado considera que esta profundidad lógica del mundo es computacional (determinista) y, en consecuencia, la mente trata de reflejar la realidad en representaciones computacionales (esto es la ciencia). Sin embargo, siempre hay una racionalidad última irreductible, específica, que es función inevitable de la multiplicidad de los seres humanos. Estos son los que crean “localmente” la racionalidad precisa y específica de sus mentes (desde el condicionamiento de una naturaleza objetiva de propiedades generales para todos y compartida en la cultura).
Por lo tanto, Curado destaca los siguientes elementos comunes entre las estructuras racionales de los diferentes pueblos de la Tierra: 1. La racionalidad no es una réplica del mundo, sino que actúa selectivamente, en forma parcial, simplificada y local en los individuos. Como podemos ver sobre todo con la ciencia, la racionalidad trata de encontrar una forma algorítmica comprimida para representar los procesos naturales que son computacionales y deterministas. 2. La “ubicación local” es otra característica común a nuestras estructuras racionales; es decir, para que podamos conocer algo no necesitamos conocer todo en el universo. 3. La racionalidad humana tiene un alto grado de profundidad lógica que refleja la profundidad lógica paralela del mundo en que vivimos. 4. Por último, es también importante tener en cuenta la multiplicidad de los seres racionales en cuyas mentes se construye la racionalidad que nunca puede tener una absoluta universalidad.
Que el conocimiento racional se produzca en el marco de los procesos evolutivos significa buscar dentro del universo estructuras posibles, con los principios de la economía, la escasez y la computación. Estos principios tienen algo que ver con las limitaciones computacionales que son comunes a la naturaleza y al pensamiento (por reflejar éste la naturaleza). La racionalidad no es, por tanto, un accidente evolutivo o una pura arbitrariedad producida localmente en cada mente. El número enorme de grandes eventos al azar que se producen cada paso evolutivo afecta sólo a los pequeños detalles porque la lógica general objetiva de la evolución se impone siempre a todos los procesos y, por ello, todas las mentes reflejan unas estructuras similares generales y comunes (sin que este suponga negar su localidad).
Por ello, el 'nicho real' que impone localmente limitaciones comunes a la racionalidad de todos los seres humanos podría tener características universales y repetidas. Entonces estaría justificado hablar de una racionalidad común en los seres humanos. Pero, teniendo en cuenta las características especiales de los diferentes “nichos locales” estaría también justificado hablar de 'racionalidades locales', mucho más si tenemos en cuenta la multitud de seres racionales que debe construir la racionalidad específica en sus mentes para tratar de coordinarla en la cultura.
Al hablar de estas limitaciones naturales el profesor Curado se refirió siempre a las constricciones derivadas de un mundo objetivo computacional o determinista (podría decirse quizá “sistémico/estructural” en el sentido de Poli y de la mecánica clásica). Sin embargo, ¿no deberíamos considerar también el hecho de una experiencia holística de la realidad (en el sentido de Walach) que nos introduciría a la experiencia de un mundo objetivo no sólo determinista-computacional sino enmarañado en un holismo indeterminista en el sentido de Walach? ¿No deberíamos considerar la acción unificadora de la cultura y de la ciencia que, en el proceso de creación de racionalidades individuales, refleja no sólo un mundo clásico determinista sino también un mundo cuántico holístico? En la exposición de Curado quedó suficientemente matizado que su insistencia en las características objetivas computacionales y deterministas del mundo dejaba la apuerta abierta a la existencia de otras formas de experiencia y de ciencia, hoy apuntadas en el holismo cuántico.
Los circuitos neurales, fundamento de la razón emocional (Francisco Mora)
El profesor Francisco Mora (Universidad Complutense de Madrid, Facultad de Medicina) explicó cómo la razón se ha construido evolutivamente como un mapeo de los circuitos o patrones neuronales orientados a hacer posible una supervivencia adaptativa en orden a mantener el servicio óptimo de los valores emocionales básicos.
Mora contribuyó pues desde la perspectiva de la neurología médica. ¿Qué es entonces la razón? Su respuesta de Mora fue: es el resultado de la interacción de complejas redes neurales o circuitos que representan el mundo de las sensaciones y de las experiencias elementales. La razón es, pues, una función adaptativa del cerebro, siempre centrado en la supervivencia en el medio ambiente. El mundo de las representaciones que aparece ya evolutivamente en las especies animales, se ha complejizado en el cerebro humano y está fundado en una red de circuitos, redes o patrones neurales que, al activarse, producen las experiencias psìquicas en general, la actividad representativa del conocimiento animal y finalmente el ejercicio de la razón.
Pero para entender la naturaleza de la razón no debemos referirnos únicamente a las formas complejas de la representación en la mente humana, sino también debemos conectar la razón con las emociones. Por lo tanto podemos decir que la causa que produce la razón es la posesión de un cerebro racio-emocional, vinculado por el sistema nervioso y los sistemas sensoriales con su propio cuerpo y con el mundo exterior.
El proceso que ha construido el sistema cuerpo-cerebro con el fin de mejorar la supervivencia de los animales puede seguirse en una perspectiva evolutiva. La evolución del cerebro en la escala zoológica, que va de menor a mayor perfección, deja claro que el desarrollo ha consistido en la construcción de diseños de cerebro para controlar el cuerpo en las diversas especies. Los sistemas sensitivos aparecen gradualmente, los sentidos internos y externos que le hacen sentir el propio cuerpo y, al mismo tiempo, recibir información sensible del medio ambiente en el que cada ser debe sobrevivir por adaptación. Las primeras funciones de ajuste automático (mecánico) hacen evolucionar hacia los animales superiores.
Pero las funciones de representación y la memoria aparecen ya en el mundo animal y son el fundamento de los procesos representativos superiores que se producen en los seres humanos. Todo el proceso ha estado dando forma al cerebro al producir el nacimiento de una gran cantidad de circuitos neurales (patrones), que permiten recordar lo que ha sido percibido (el mundo y el yo) y representar las sensaciones tenidas en tiempo real y y relacionarlas con las del pasado. Lo que la ciencia nos dice por medio de la neurología es que ese cerebro organizado en circuitos, al activarse en sistemas que tienen una gran interdependencia, produce la emergencia de la actividad psíquica consciente. En el marco evolutivo de esas funciones psíquicas aparece la actividad racional propia de la mente humana. Sus causas son, pues, formas específicas del funcionamiento cerebral por sistemas de circuitos propios de nuestra especie.
Pero la imagen del mundo (del medio ambiente y del cuerpo o yo), así como el carácter de las funciones propias de la razón humana y de las construcciones de la mente que explican el comportamiento, ha nacido evolutivamente en relación con los 'valores emocionales' que el cerebro asigna a lo sensorial y al mundo representativo. Esta asignación de valores (llamadas “valencias”) es siempre una función de supervivencia adaptativa.
Por lo tanto, no es posible entender el ejercicio de la razón humana cuando analiza los datos sensoriales y construye su representación del mundo, independientemente de las raíces emocionales. El mundo de la razón y de sus representaciones tiene siempre un fundamento emocional, unido a la “valencia” o valor emocional de sentir la vida y vivirla. El sistema de valores vitales y representaciones produce el mundo psíquico y la razón, al igual que, al mismo tiempo, todo el sistema cognitivo, es un instrumento evolutivo al servicio de las emociones.
La conformación ético-estética del cerebro y el origen de la razón (Cela-Conde)
Para Camilo José Cela-Conde (Universidad de las Illes Balears, España) la razón tiene su génesis en la evolución del hombre primitivo. Nace como un instrumento de dominación del medio ambiente, como una representación de un comportamiento ético en el grupo y como la experiencia estética en el espacio y el tiempo. De esta manera, el hombre primitivo ha dado forma a las localizaciones cerebrales que ahora podemos comprobar neurológicamente.
Por consiguiente, Cela-Conde contribuyó al análisis de la génesis de la razón desde el punto de vista de la paleoantropología y de la neurología experimental por medio de la tecnología de la magnetoelectroencefalografía. ¿Qué es por tanto la razón? La respuesta de Cela-Conde fue: la razón es resultado, en primer lugar, de un proceso de enriquecimiento representativo orientado a la acción adaptativa, un proceso que puede ser reconstruido a partir de los datos actualmente disponibles en paleontología y paleoantropología.
Pero, en segundo lugar, las causas de este comportamiento están siempre progresivamente en función de la evolución del cerebro y del registro cada vez más complejo de los patrones neuronales. Estos patrones dependen de la experiencia sensible y permiten una experiencia del medio ambiente cada vez más perfecta. El apoyo de estos patrones neuronales vinculados a la actividad racional y emocional del ser humano pueden detectarse hoy experimentalmente por el método de la magnetoelectroencefalografía. Presumiblemente, estos patrones se encuentran en módulos que comenzaron a formarse ya en el hombre primitivo.
La evidencia paleoantropológica nos dice que la razón es un proceso emergente que se puede seguir desde los primeros pasos del género homo. El uso de herramientas de trabajo, la comunicación más compleja, la interacción social y el enriquecimiento del lenguaje, por primera vez por puros signos y más tarde por la emisión fonética de señales complejas, son los vestigios más importantes de la aparición de la razón. La mente primitiva es capaz de analizar los hechos, para dibujar, imaginar o anticipar los acontecimientos futuros y los planes para la conducta adaptativa.
En esta protohistoria del cerebro comenzaron a formarse los patrones neuronales que producen el conocimiento del medio para la supervivencia, los principios ético-morales de la convivencia social en el grupo y las emociones estéticas. Esto puede ser comprobado por las implicaciones de las normas sociales en los grupos primitivos y por las obras artísticas que nos han dejado. Actividades éticas y estéticas del cerebro, fundadas en los circuitos en él construidos por evolución, se mantienen en la actualidad y pueden ser constatadas por la sociología. Son actividades éticas y estéticas que se forman en las localizaciones cerebrales precisas que seguimos manteniendo hoy en día en nuestros cerebros, tal como es observado experimentalmente por magnetoelectroencefalografía.
El cerebro humano, así conformado evolutivamente, sigue ejerciendo su influencia en el hombre moderno. La conformación del cerebro en los procesos cognitivos orientados a la supervivencia, el montaje de los circuitos éticos que facilitan la eficacia de la supervivencia en los grupos sociales y el nacimiento de la experiencia estética que permite a estos grupos vivir con mayor sentido y complacencia, está en la base de las funciones que explican el origen de la razón humana.
La selección natural darwinista explica la génesis de la razón (Neil Spurway)
Neil Spurway (Universidad de Glasgow, Escocia, Fisiología) defendió que la razón es un producto de adaptación de los organismos al medio ambiente en conformidad con los principios de la selección natural darwinista, de acuerdo con el enfoque que ya ha sido expuesto en la hoy llamada Epistemología Evolucionista (Wollmer, Popper).
Neil Spurway consideró que un marco adecuado, aunque no el único, para hacer frente a las preguntas sobre el origen y la naturaleza de la razón, es la llamada escuela de Epistemología Evolutiva. Esta epistemología nos ofrece los criterios fundamentales necesarios para explicar por qué los seres vivos son como realmente son, es decir, tanto en sus aspectos biológicos y psicológicos, o sea en su mente (la mente animal y la mente humana).
Este criterio es, por supuesto, la “selección natural” propuesta por Darwin. Hay una explicación radical capaz de encontrar las causas de la aparición de la razón en los seres humanos y de la consolidación de sus funciones (de la forma en que funciona la razón en la mente humana). Esta explicación nos dice que una causa es sin duda que las mutaciones genéticas, y en consecuencia las conductas aprendidas (de la misma manera que los memes se transmitieron en las culturas primitivas), han contribuido a la supervivencia de la especie humana. La razón surgió y se consolidó evolutivamente, paso a paso desde el conocimiento animal, porque era un instrumento eficaz, una ventaja evolutiva en el sentido darwiniano.
Es evidente que el criterio de 'selección natural' puede ser calificado y clarificado por otros conceptos complementarios que por lo general se proponen también en las ciencias del comportamiento y en la epistemología. Así lo hace de hecho Spurway cuando trata de explicar la conducta exploratoria, el aprendizaje por imitación, el lenguaje, el proceso de ensayo y error, o de conjeturas y refutaciones al estilo de Popper. Lo que se esconde detrás de ciertos esquemas conceptuales para explicar la conducta animal y humana es siempre, en el fondo, el criterio de la selección natural darwiniana. La selección no sólo se debe entender como 'mecánica' (vg. en los genes), sino también como 'teórica' (vg. en la cultura), como señala acertadamente Spurway siguiendo ideas de Bradie (2004).
En la actualidad hay evidencia científica de que ciertas mutaciones en los niveles moleculares ha sido inducida por cambios inesperados. Estos producen ventajas evolutivas o desventajas. Las ventajas se mantuvieron por selección natural. Pero, tanto en animales como en humanos, algunos éxitos de comportamiento o “teóricos” (en humanos) fueron también ventajosos y, por tanto, fueron imitados, transmitidos (memética, traditio), sin que ello supusiera más cambios moleculares (mecánicos). Las ventajas evolutivas, por lo tanto, no sólo se producen por mutaciones genéticas, sino también por los cambios favorables en la cultura (ya sea animal o humana). En consecuencia, existe no sólo la selección natural en la biología, sino también en la cultura.
Sin embargo, además de estos principios generales, tenemos que entrar en los detalles proporcionados por Spurway para explicar, de acuerdo con el criterio de 'selección natural', lo que la razón humana es específicamente y cómo surge evolutivamente. Spurway entiende que el marco teórico necesario es reconocer la existencia previa de un cierto conocimiento que ha surgido en las especies animales anteriores al hombre (cada especie tiene su propio sistema de conocimientos). El conocimiento es producido como un proceso de construcción de conceptos (representaciones en la mente animal) y, por lo tanto, la pregunta es cómo pasar de los puros conceptos a la razón.
La pregunta que se plantea es, por supuesto, ¿qué son los conceptos? Debe haber conceptos que aparecen primero en el mundo animal, porque lo que caracteriza a la especie humana en la transición de lo animal a lo humano (capaz de razonar) es la aparición de “nuevos conceptos humanos”. Por lo tanto, se deberá hablar de la transición de conceptos animales (que estaban ya presentes en los homínidos) a la génesis de la razón, fundada en la existencia de nuevos conceptos humanos.
Spurway propuso en su intervención una definición “razón” relacionada con la aparición de los conceptos propios ya de la especie humana. La razón sería para Spurway la capacidad de manipular conceptos (humanos), hasta el punto que, cuando hay conceptos humanos existe ya en germen la razón. 'Mi tesis', afirmó Spurway, 'es que la razón es la capacidad de manipulación de conceptos, de modo que, cuando hay conceptos hay ya razón'.
Por consiguiente, el origen de la razón estaría fundado para Spurway en el proceso darwinista general de la selección natural. El conocimiento animal ha formado el conocimiento porque resultaba una ventaja evolutiva. Así igualmente el aprendizaje progresivo de la manipulación de conceptos resultó una ventaja evolutiva que se asentó en la especie humana.
Conclusión: la ciencia y el origen evolutivo de la razón
¿Qué es entonces la razón? ¿Qué nos dice la ciencia sobre las causas evolutivas que han llevado al surgimiento de la razón, su naturaleza y su forma de operar en la producción de representaciones mentales, reales, imaginarias o formales? Los siete profesores que participaron en el seminario proporcionaron enfoques complementarios.
Roberto Poli diría que la razón es una consecuencia de la vida como un sistema anticipatorio y consiste en la formación de representaciones del mundo mediante el análisis y la síntesis de sistemas (estructuras). El mundo es estructura y la razón adaptativa es análisis de estructuras.
Gregor Níquel vería la razón matemática (formal) como independiente de las limitaciones de naturaleza física determinista. Sería resultado de una facultad de la mente, independiente de la evolución, que permitiría la libertad creativa y la imaginación formal. La posición de Nickel fue disonante con la posición mantenida por los otros profesores del seminario.
Harald Walach habría considerado que el medio ambiente que rodea al hombre no sólo es el mundo mecánico determinista de objetos clásicos (Newton), sino también un ámbito global holístico en que el sujeto psiquico se siente “unido” o “enmarañado” (entanglement) con toda la realidad. De ahí que la razón no sólo haya surgido para conocer un mundo determinista de objetos clásicos (física clásica), sino también para conocer ese mundo holístico reflejado en el conocimiento ordinario desde el hombre primitivo y abarcado por la novedad de la mecánica cuántica en la ciencia física moderna.
Manuel Curado entendió que la razón tiene un origen evolutivo y, por tanto, siempre es una racionalidad local, construida en los individuos concretos. Cada 'localidad', sin embargo, reflejaría un mundo objetivo, determinista, mecánico y computacional común que impone ciertas limitaciones a la que todos los seres vivos deben adaptarse para sobrevivir en su localidad concreta. Curado no negó, sin embargo, que la experiencia del mundo objetivo no pudiera responder, de acuerdo con la mecánica clásica, a la forma de entender presentada por la aportación de Walach.
Francisco Mora expuso la visión neurológica clásica de que la razón ha sido construida evolutivamente como un mapeo de los circuitos o los patrones neuronales orientados a una supervivencia adaptativa y al mantenimiento óptimo de los valores emocionales básicos.
Camilo José Cela-Conde abordó la génesis de la razón desde la evolución del hombre primitivo, entendida como un instrumento de dominación del medio ambiente, como una representación del comportamiento ético en el grupo y como la experiencia estética en el espacio y el tiempo. El hombre primitivo habría dado forma a las localizaciones cerebrales que ahora podemos comprobar a neurológicamente aplicando la moderna tecnología de la magnetoelectroencefalografía.
Neil Spurway, por último, presentó el origen de la razón como un producto de la adaptación de los organismos al medio ambiente en conformidad con los principios de la selección natural darwiniana, tal como ya han sido expuestos en la actual escuela de la Epistemología Evolucionista.
A modo de síntesis
La razón sería un producto de la vida en conformidad con los principios de la selección natural darwiniana. La razón habría emergido como instrumento favorable de adaptación al mundo objetivo, tal como ha sido “sentido” por los seres vivientes. Ha sido sentido en una localidad concreta, la propia de cada especie y de cada individuo de ella. Por ello, la racionalidad es siempre local y limitada, no es universal y absoluta. Pero, en general, la vida ha debido adaptarse a “razonar” un mundo físico objetivo de entidades físicas estables y deterministas (clásicas). Pero también a “razonar” un mundo sentido como “unidad” que “enmaraña” todos los objetos en “campos unitarios” y “holísticos” (cuántico).
El mundo objetivo ha producido, en consecuencia, operaciones de la razón como el análisis y síntesis de sistemas (tal como aparece sobre todo en la mecánica clásica newtoniana). Pero el mundo de experiencias holísticas ha producido también otra forma de conocer la realidad y otro estilo de la razón en el sentimiento de la unidad social, el conocimiento ordinario, el arte y la poesía, la unidad indiferenciada con el “todo cósmico”, y, más recientemente con el nacimiento de partes importantes de la ciencia, como es la mecánica cuántica. La estructura de la experiencia determinista de un mundo rígido (clásico) y el enigma de la ontología holística de la realidad han impulsado la imaginación racional humana en la ciencia y en la libre creación de los universos formales. El discurso de la razón surgió en dependencia de la experiencia del mundo con funciones adaptativas.
En las primeras etapas de la evolución humana la razón creó el conocimiento ordinario que aunaba tanto las diferencias de un mundo de objetos que se reconocía como su unidad holística de fondo, tal como se ve, sobre todo, en las experiencias éticas y estéticas, donde el hombre se conecta con el cosmos en la libertad y en la experiencia holística de su pertenencia al “todo cósmico”. En un momento de la historia de la ciencia apareció la mecánica clásica que se limitó a un mundo determinista de objetos diferenciados (esta limitación acabó en el reduccionismo). Por último, la mecánica cuántica recuperó la vivencia de unidad ya presente en el conocimiento ordinario desde el hombre primitivo. Todo este rico mundo de la mente, construido poco a poco a través de experiencias sensoriales y de las representaciones conceptuales, diseñado para adaptarse correctamente el mundo objetivo, fue posible gracias a los circuitos o patrones neurales del cerebro que hicieron posible la rica actividad psico-bio-física de la mente.
Esta cartografía neural progresiva produjo la sensibilidad-conciencia (mediante procesos psicobiofísicos cuya ontología real todavía desconocemos) y sirvió para conectar la razón con las emociones de las especies a fin de fortalecer los valores adaptativos de la vida. Hoy en día la ciencia dispone, pues, de teorías complexivas que pueden explicar, en un marco naturalista, por qué la razón ha emergido evolutivamente y cuáles son las causas que permiten justificar esta emergencia a partir de la ontología unitaria del universo.
(Tendencias21)
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