¿Es posible un naturalismo religioso?

"¿Es posible un naturalismo religioso?: Los defensores de una filosofía de vida naturalista, suelen considerar que la realidad física es la única realidad posible y que toda referencia trascendente queda fuera de esta perspectiva. En una encuesta realizada por la revista digital Revolución Naturalista (abril de 2011), se propone conocer la postura de los lectores. Para ello, se les invita a elegir su posición entre cuatro posibilidades: No Naturalista (Religioso), No Naturalista (No religioso), Naturalista (Fisicalista) y Naturalista (No fisicalista). Se daba por supuesto que no se puede ser Naturalista (Religioso). ¿Es eso así? En estos últimos meses, dentro de colectivos no religiosos, e incluso abiertamente ateos, está emergiendo un debate sobre la posibilidad de entender la filosofía naturalista de una manera más abierta que sea compatible con la experiencia espiritual. Por Leandro Sequeiros.

¿Es posible un naturalismo religioso?

¿Es posible ser una persona religiosa y estar comprometida con la filosofía naturalista? Esta es la cuestión que grupos no religiosos y religiosos están dialogando en muchas partes del mundo. Por lo general, han sido grupos humanos insertos en diversos campos de las ciencias y las tecnologías los que protagonizan estas reflexiones en las fronteras de la confrontación de culturas.

En el fondo, es un diálogo que debe tener muy nítidos los conceptos de “religión” y de “naturalismo”. Un concepto reduccionista y cerrado de ambas imposibilita todo diálogo y por ello cierra las vías a los posibles puentes que desdibuje fronteras.

Los editores de la revista digital Revolución Naturalista han invitado a la sección de Tendencias de las Religiones a exponer argumentos a favor de un naturalismo religioso. Para ellos, los conceptos de “religión” y “naturalismo” se contradicen y repelen como el agua y el aceite. Pero ¿es posible entender la religión y el naturalismo de un modo que puede ser asumido por ambas partes y que permita un diálogo entre culturas religiosas y culturas ateas?

Tal vez las posturas ateas y las posturas creyentes no estén tal alejadas como algunos creen. En determinados foros, personas que se declaran ateas, apuestan por una espiritualidad compatible con su negación de Dios. Tal vez el error es pensar que el mundo se divide en dos tipos de personas: las que niegan a Dios y las que creen en él. La fractura más profunda de la humanidad no se basa en las creencias sino en otros elementos. Por una parte, están aquéllos humanos que luchan por un planeta reconciliado con la naturaleza y aquellos humanos que fomentan una sociedad depredadora y desigual a beneficio de unos pocos.

La aportación de Swimming Sacred River

Tal vez, una de las corrientes de pensamiento que más cuerpo está tomando en estos años es la llamada Sacred River, el Río Sagrado. Su página web Swimming Sacred River, recibe gran cantidad de visitas y ha provocado debates entre las corrientes ateas. “Sumergirse en el Río Sagrado es un blog que explora la espiritualidad naturalista sin dioses, milagros o sucesos mágicos. Como Río Sagrado, encontramos finalmente significados en la Naturaleza y en nosotros mismos, y contempla la ciencia como un medio para informar nuestro conocimiento del Cosmos. Moralmente, buscamos el enaltecimiento de la libertad y damos la bienvenida a toda persona que simultáneamente cultiva la responsabilidad social y la preservación del medio natural".

¿Qué es lo que los responsables del blog opinan sobre el naturalismo religioso En su opinión, “La estructura espiritual nuclear de Sumergirse en el Río Sagrado es la de un naturalismo religioso, es decir, la de un movimiento que ofrece una orientación respetuosa hacia el mundo natural (el cual incluye a los seres humanos y a la cultura humana), que está en armonía con la razón y con nuestro conocimiento cada vez más extenso del universo, con la ayuda de las ciencias".

Este naturalismo religioso niega la necesidad de lo sobre-natural, incluyendo aquí a las divinidades personales, a las inteligencias no corpóreas, a las dimensiones meta-terrestres, o a las fuerzas ocultas tipo New Age.

Al mismo tiempo, el naturalismo religioso – en la versión de Swimming Sacred River - admite también la naturaleza holística, emergente de la realidad, que es por sí misma dinámica y creativa. De igual modo, muchos naturalistas religiosos defienden un conjunto de principios éticos, que fomentan el enaltecimiento de lo humano y el cuidado ecológico de la naturaleza.

La justicia global y el restablecimiento de la armonía truncada entre la naturaleza y la humanidad laten en el fondo de los afanes de las filosofías naturalistas. El ser humano dentro del gran sistema natural del planeta es uno de los objetivos fundamentales de este naturalismo religioso. Pero todavía es necesario perfilar más: Michael Cavanaugh ofrece esta excelente definición:

“El naturalismo religioso es una creencia en el orden natural, tal como se entiende gracias a la continuada investigación científica, apoyada por un fuerte y positivo sentimiento emotivo acerca de las maravillas y eficacia del orden natural. El naturalismo religioso es filosóficamente materialista, pero afirma el sentido de misterio que acompaña nuestra contemplación de la emergencia de la materia (y especialmente la de la vida), desde el Big Bang en adelante. Aunque mayoritariamente informada por la ciencia, por su comprensión cognoscitiva, se inspira en los sentimientos religiosos tradicionales, gracias a su inspiración artística y emocional”.

[“Religious naturalism is a belief in the natural order as understood by ongoing scientific investigation, supported by a strong and positive emotional feeling about the wonder and efficacy of that natural order. Religious naturalism is philosophically materialistic but affirms the sense of mystery that accompanies our contemplation of the emergence of matter (and especially of life) from the Big Bang forward. Though largely informed by science for its cognitive understanding, it draws on traditional religious feeling for its artistic and emotional inspiration.” Michael Cavanaugh]

Muchos lectores pueden quedar sorprendidos por estas afirmaciones. Por ello, para entender más en profundidad el naturalismo religioso, debemos entender lo que queremos decir al hablar de naturalismo y de religión.

1. Naturalismo

¿En qué sentido se habla de naturalismo tanto en Revolución Naturalista como en Sacred River? Evidentemente, sus posturas difieren.

Filosóficamente, el término naturalismo [del latín naturalis] se define como lo que está de acuerdo y se deriva de la naturaleza (natura). Esta definición es ambigua y habrá que especificarla más. Naturalismo se usa frecuentemente para designar realidades diversas; dos de ellas, especialmente, han cuajado a lo largo de la historia en sendos movimientos que se han designado con la palabra naturalismo: en primer lugar, todas aquellas concepciones filosóficas, de muy diverso contenido, que tienen como característica unificadora el considerar a la naturaleza, en cuanto totalidad de realidades físicas existentes, como el principio único y absoluto de lo real; es éste un naturalismo filosófico.

Los filósofos han intentado deslindar el significado de naturalismo del de materialismo y fisicalismo. Hoy se considera un problema abierto y aquí puede encontrarse un puente común para dialogar con los ateos. Tal vez, el nudo de la discusión se encuentre en el debate sobre el concepto griego de naturaleza.

En segundo lugar, el naturalismo es un movimiento estético, representado sobre todo en literatura, que se ocupa, como objeto de representación artística, exclusivamente de las producciones de la naturaleza; es éste un naturalismo literario-artístico que queda fuera de este trabajo.

El naturalismo filosófico


A lo largo de la historia del pensamiento humano se ha tenido el concepto de naturaleza como reflejo de magnitudes y leyes estrictamente mecánicas: masa, energía, densidad, inercia, etc. Sin embargo, algunas formas de naturalismo excluyen decididamente todo tipo de mecanicismo, como es el caso del materialismo dialéctico marxista —que puede englobarse también dentro del naturalismo—, para el que la realidad no está regulada por leyes mecánicas sino por la tríada hegeliana de la tesis, antítesis y síntesis.

Las tesis soteriológicas revisten excepcional importancia —como se pone de relieve en todo pensamiento religioso o de corte platónico—, en el naturalismo el hombre es un ser plenamente radicado en sí mismo y que en sí mismo adquiere todo su sentido. De ahí que el naturalismo suela desembocar en un humanismo radical, tal como aconteció con el naturalismo renacentista y con el del s. XVIII. La perfección del hombre —según esta posición— se encuentra en el mejoramiento de su propia naturaleza, no en la mutación de ella.

1. Cabe también destacar la íntima ligazón entre el naturalismo y el progreso de la ciencia físico-natural. Aunque este factor es meramente fáctico —y aun a ese nivel discutible: Dewey, p. ej., no reconoce esta ligazón—, parece ha ido ligado al desarrollo de las ciencias positivas, en especial de la Física y la Biología. Así ha sucedido con el naturalismo de los presocráticos, en los que la preocupación por la physis, la naturaleza, les llevó a una concepción naturalista de la realidad; con los pensadores renacentistas, influidos por el auge de la nueva ciencia; con el naturalismo decimonónico, que toma ocasión en gran parte de la grandiosa comprensión del cosmos que ofrecía la física newtoniana y los nuevos descubrimientos de la biología evolucionista; y, por último, con el actual naturalismo basado en la nueva visión que del universo presenta el progreso científico.

2. Finalmente, es de señalar que dentro de un naturalismo consecuente los problemas epistemológicos no alcanzan la virulencia a que llegan en el seno de otras concepciones, p. ej., en el idealismo. Suele darse en los pensadores naturalistas una cierta confianza en el poder espontáneo de los órganos cognoscitivos humanos para captar la realidad. La correlación establecida por el naturalismo entre el hombre como microcosmos y el universo como macrocosmos conduce a la creencia, más o menos explícita, de que entre ambos se da una simpatía ontológica fundamentadora de una fácil captación del ser del segundo por la facultad cognoscitiva del primero. Y, de hecho, la gnoseología del naturalismo ha sido siempre un tanto pobre.

Se habla de la Absolutización de la naturaleza, de la negación de la dualidad naturaleza-espíritu o de la dualidad natural-sobrenatural. También se caracteriza el naturalismo con el llamado “Optimismo antropológico” y con el mostrar una confianza de naturalismo. Es destacable, también, el que se refiera la figura de John Dewey (1859-1952) como psicólogo naturalista que puso un énfasis decidido en el tema de la educación.

Periodos en el pensamiento filosófico sobre el naturalismo: hacia una filosofía política

Históricamente el naturalismo ha tenido cuatro momentos principales, por lo que puede distinguirse entre un naturalismo griego, un naturalismo renacentista, un naturalismo moderno y un naturalismo actual. los filósofos naturalistas hacen que se elaboren muchas nociones importantes que pasarán al patrimonio filosófico de la verdad.

• El primero tiene dos periodos fundamentales, encarnados en las escuelas presocráticas y en las post aristotélicas: epicúreos y estoicos; en todas ellas la physis se presenta como algo absoluto que en sí misma encuentra la razón de su existir; el propio ser humano no aparece más que como un elemento de la naturaleza, con ciertas peculiaridades, pero sometido por completo y sin excepción alguna a sus leyes. Es muy significativo que la primera manifestación clara y definida de una teoría evolucionista aparezca en Anaximandro y se continúe en el epicúreo Lucrecio.

• El naturalismo renacentista es una clara muestra de la derivación, antes citada, hacia el humanismo; aunque tendencias naturalistas pueden señalarse en la mayoría de los pensadores del Renacimiento —ejemplo manifiesto sería Leonardo da Vinci—, sus representantes más típicos son Bernardino Telesio (1509-88), Francisco Patrizzi (1529-97) y Tomás Campanella (1568-1639).

• El naturalismo moderno, de fuerte raigambre científica, se inicia durante el s. XVIII —el naturalismo de la Enciclopedia, cuyos jalones principales serán el naturalismo pananimista de Jean Baptiste René Robinet (1735-1820) y el naturalismo mecanicista de La Mettrie y de Holbach—, culminando en el siglo siguiente bajo la forma del materialismo mecanicista de L. Büchner, J. Moleschott y E. Haeckel.

• En la actualidad el naturalismo es una corriente de innegable difusión si bien con fuertes variantes entre sus diversos representantes. Pueden citarse entre ellos a A. N. Whitehead (The Concept of Nature, 2a ed. Nueva York 1926), A. Liebeck (Wetterwachen, Stuttgart 1928) y H. Blüher (Die Achse der Natur, Hamburgo 1949). Un grupo interesante de defensores del naturalismo es el formado por los autores de los 15 estudios sobre cuestiones filosóficas contenidos en Naturalisim and Human Spirit (ed. Y. H. Krikorian, Nueva York 1944) —entre los que cabe citar a S. P. Lamprecht, J. B. Pratt, W. R. Dennes y E. Nagel—, creadores del llamado neonaturalismo, cuya característica fundamental es una mayor apertura en el concepto de naturaleza y el abandono del materialismo y del mecanicismo presentes, en general, en el naturalismo anterior y tradicional.

Naturalismo, en este contexto, no se refiere a los movimientos o religiones que adoran una naturaleza deificada, como serían formas de neopaganismo. Más bien, es una perspectiva filosófica que mejor se resume con la frase, lo real es natural y lo natural es real.

Seis rasgos de naturalismo, comúnmente aceptados, incluyen:

(1) sólo es real el mundo de la naturaleza y este es objeto de la ciencia (principio de racionalidad);

(2) nada, fuera de lo natural, es necesario para explicar su origen o su fundamento ontológico (principio de la autonomía de la realidad);

(3) la naturaleza como un todo puede entenderse, sin apelar a ninguna especie de inteligencia o agente finalista (principio de la contingencia);

(4) todos los eventos naturales son producidos por otros eventos de acuerdo con las leyes físicas universales (principio de la complejidad sistémica).

(5) el ser humano es responsable del mantenimiento de la armonía natural (principio de la dimensión ambiental).

(6) el cuidado del planeta debe ir aparejado al respeto a los derechos humanos (principio de la justicia global)

Teología del naturalismo

En estos años, algunos teólogos han indagado en la teología subyacente a los naturalismos. Los compañeros de Revolución Naturalista han aportado interrogantes sobre esta posibilidad. En su opinión, “el problema de fondo es que las religiones no pueden reconciliarse tanto con el "pensamiento moderno" como para abrazar el materialismo científico, y que la teología natural suele estar a sólo un paso del ateísmo. Cualquier afirmación sobre la existencia de lo divino, sobre sus atributos o sobre sus relaciones con los seres humanos es susceptible de crear un conflicto con la ciencia, cuyo método se basa en las teorías bien fundamentadas y en la contrastación empírica. Sin embargo, las comunidades religiosas de tipo tradicional ejercen una atracción bastante irresistible sobre los seres humanos y aún no se ha logrado realmente un sustituto secular compatible con la "visión científica del mundo", o eso parece. Últimamente tenemos también la neuroteología y otras ciencias cognitivas que nos están proporcionando nuevas e importantes explicaciones sobre el cerebro y la conducta religiosa, pero que están lejos de proporcionar una justificación a la teología natural”.

Pero acudamos a la opinión de Sacred River:

El profesor Jerome Stone (filósofo y teólogo, la figura más destacada del movimiento Religious Naturalism) expone que “parece que no hay ningún reino ontológicamente distinto o superior (como serían Dios, el alma, los cielos), para fundamentar, explicar, o dar sentido a este mundo”, mientras que positivamente afirma que “la atención se debe centrar en los sucesos y procesos de este mundo a fin de suministrar el grado de explicación y sentido, que se puedan dar a esta vida.”

Por su parte, el filósofo Jon Jacobs explica que el “naturalismo es una concepción filosófica que considera la realidad de forma homogénea, en el sentido de que no existe un orden natural que comprenda toda la realidad. No hay ningún objeto ni propiedades que puedan identificarse o ser comprendidos por un teorizar metafísico o una comprensión no empírica”.

De modo semejante, Arthur Danto ha descrito el naturalismo como una forma de monismo (como concepto opuesto al dualismo), “según el cual, todo lo que existe o acontece es natural, en el sentido de que es susceptible de explicación por medio de métodos que, aunque demostrados paradigmáticamente en las ciencias naturales, son continuos de dominio en dominio de los objetos y sucesos. De aquí que, el naturalismo se defina polémicamente como algo que rechaza el punto de vista existente, o que podría existir toda entidad o sucesos que permanecen, en principio, más allá del ámbito de la explicación científica”.

[“According to which whatever exists or happens is natural in the sense of being susceptible to explanation through methods which, although paradigmatically exemplified in the natural sciences, are continuous from domain to domain of objects and events. Hence, naturalism is polemically defined as repudiating the view that there exists or could exist any entities or events which lie, in principle, beyond the scope of scientific explanation.” Arthur Danto]

Un ejemplo de la orientación monística es la afirmación de que la mente (por ejemplo, el pensar, el conocimiento consciente, el sentido de sí mismo) emergen de los procesos electroquímicos en el cerebro físico, más que de una fuente secundaria inmaterial, como sería un alma. Es lo que se denomina el fisicalismo, que debe diferenciarse del emergentismo.

Andrew Melnyk (del departamento de Filosofía de la Universidad de Missouri) va más allá cuando afirma que “el naturalismo implica que todo lo que tiene una explicación finalista la tiene en virtud de hechos no finalísticos, probablemente, hechos acerca de la interacción de partículas físicas, de acuerdo con leyes físicas impersonales”. Dicho de otra manera, el naturalismo niega que exista ningún fin fundamental o externo, detrás de los eventos físicos: el universo no existe, y las cosas no acontecen “por una razón.”

Como se puede observar, dentro del mundo de la filosofía y de la teología existen amplios campos de debate entre los expertos. El concepto de naturalismo no es tan simple como parece.

2. Religión

Pero veamos ahora el segundo término de la aparente contradicción: la religión.

¿Cómo puede el naturalismo, -un punto de vista que ignora lo sobrenatural-, ser religioso? Se requiere una definición diferente de religión, una que se base en la función y la experiencia, antes que en las afirmaciones tradicionales y apoyadas en la fe.

Loyal Rue (autor premiado con el Premio Pulitzer, y profesor de religión y filosofía) propone que la religión hace referencia, en su núcleo, a una relación con un mito central o una historia. Según sus palabras: “La función última de una tradición religiosa es enaltecer la totalidad personal y la coherencia social, mientras alimenta las vidas conscientes e inconscientes de los individuos… La función terapéutica de la religión consiste en la transformación del individuo al hacerle pasar de una orientación de auto-centrismo, a una de centralización en la realidad”, por medio de la percepción y alineación con el mito.

Se consigue la función social cuando los individuos comparten, a través de la adhesión al mito, una identidad común, una perspectiva, unas expectativas, y un propósito; “Cuando tú y yo compartimos un mito, afirmamos nuestro origen común, una común naturaleza, y un destino común… Por el poder del mito, yo me hago entero, y nosotros nos hacemos uno”.

En su libro “La religión no trata sobre Dios”, Rue dice que según “se va estrechando la brecha entre lo natural y lo sagrado, -conforme Dios se naturaliza y la naturaleza se diviniza…, el núcleo central del naturalismo religioso se clarifica: La naturaleza es el objeto sagrado de la preocupación última de la humanidad”.

Por su parte, el teólogo Roger Gillette (autor de “Cómo la ciencia puede ayudar a la religión a ser útil a la sociedad”) aduce esto: “El naturalismo religioso es una religión en cuanto que es un sistema de creencias y prácticas, que exige y facilita la reinvención intelectual y emocional del propio yo, de mi familia, de mi propia comunidad global y el ecosistema, y el universo, del cual el ecosistema global es una parte”.

Por tanto, tanto filósofos como teólogos están en el camino de una revisión en profundidad del concepto de “religión”.


¿Es posible un naturalismo religioso?

“La épica de la evolución": La historia más grande hasta ahora probada

Generalmente se está de acuerdo en que el “mito” central del naturalismo religioso es la historia del universo, tal como la relatan los astrofísicos, y la de nuestro lugar dentro del mismo, tal como lo entienden la biología evolutiva, la selección natural, y las ciencias sociales. Como escribe la bióloga partidaria del naturalismo religioso, Ursula Goodenough, “La Épica de la Evolución es nuestra urdimbre, destinada a perdurar, exigiendo nuestra gratitud universal y nuestra reverencia y compromiso… El Big Bang, la formación de las estrellas y de los planetas, el origen y evolución de la vida en este planeta, la llegada a la conciencia humana y la consiguiente evolución de las culturas, este es el relato, el único relato que tiene el poder de unirnos, porque éste es el que es en verdad, verdadero”.

[“The Epic of Evolution is our warp, destined to endure, commanding our universal gratitude and reverence and commitment…The Big Bang, the formation of stars and planets, the origin and evolution of life on this planet, the advent of human consciousness and the resultant evolution of cultures, his is the story, the one story, that has the potential to unite us, because it happens to be true.” Úrsula Goodenough]

De modo similar, el teólogo y Ministro de la Iglesia Unitaria Universalista, William Murray, escribe: “la épica de la evolución cósmica es el relato que subyace al naturalismo religioso humanista, y que provee a los individuos con una visión mundial significativa, y un sentido de pertenencia a un proceso mayor. La épica de la evolución cósmica que comienza con el Big Bang, nos suministra una visión del universo como una realidad única, un largo proceso de cambio y desarrollo espectacular: un drama que se desenvuelve, una historia universal para todo el género humano. Como ningún otro relato, éste nos humilla cuando contemplamos la complejidad del proceso cósmico, y nos asombra cuando intentamos imaginar su magnitud. Como ningún otro relato, evoca en nosotros reverencia, mientras sentimos su poder, y nos asombramos y nos maravillamos cuando imaginamos su belleza. Como ningún otro relato, nos da una cosmología científicamente fundamentada, que nos dice cómo llegamos a existir y de lo que estamos hechos… Como ningún otro relato, éste nos enseña que todos nosotros somos miembros de una sola familia, que compartimos el mismo código genético y una misma historia; ello suscita en nosotros gratitud y asombro, ante el mismo don de la vida, y nos inspira a vivir responsablemente. Como ningún otro relato, él nos da sentido y finalidad a los seres humanos, en tanto que agentes responsables para las actuales y futuras etapas de la evolución cultural”.


Texto de William R. Murray publicado en el número de diciembre de 2006 en UUWorld:

“Emerge un nuevo humanismo religioso que ofrece profundidad, sentido y propósito sin sacrificar la honestidad intelectual, ni la dimensión espiritual.

Hace algún tiempo un vecino, al enterarse de que me considero humanista, me preguntó cuál era el significado de 'humanista'. Le contesté que el humanismo se refiere a afirmar la valía y la dignidad de cada persona, a un cometido de mejoramiento humano y a la necesidad de que los seres humanos asuman la responsabilidad de sí mismos y del mundo. "Si es así, parece que yo también sería humanista", respondió aparentemente sorprendido. En este sentido amplio de 'humanismo' millones de personas serían humanistas, aunque no se identifiquen como tales y los valores humanistas permean nuestra cultura e instituciones.

Le expliqué a mi vecino que hay muchas clases de humanismo y que algunas son teístas, en tanto que el humanismo religioso y su primo, el humanismo secular, son noteístas [en palabras de Tom Flynn: En la definición de Michael Martin para el Cambridge Companion to Atheism, se distingue entre ateísmo positivo, o la firme convicción de que no existen deidades, y el ateísmo negativo, o simple ausencia de creencia en dios alguno. En varios escritos, Paul Kurtz se ha hecho eco de la dicotomía de Martin, proponiendo una distinción entre ateísmo y noteísmo (...) En nuestras respectivas enciclopedias para no creyentes, Gordon Stein y yo hemos discutido una definición de ateísmo más cercana al ateísmo negativo de Martin: La simple ausencia de creencia en dioses. Esto refleja las raíces griegas de la palabra, a-theos, literalmente sin dios. Stein y yo hemos encontrado perverso que el ateísmo real deba requerir algún tipo de certidumbre en la no existencia de dios, algo que en sí mismo aparentaría ser un tipo de fe].

El humanismo religioso es una posición hacia la vida que demuestra gozo hacia estar vivos en este universo inimaginablemente vasto y de una belleza que quita el aliento y que muestra alegría y satisfacción en contribuir al mejoramiento humano. Sin un credo, pero con insistencia en la razón, la compasión, la comunidad, la naturaleza y la responsabilidad social, se trata de una manera de vivir que responde a las necesidades espirituales y religiosas de la gente actual. Un nuevo humanismo emerge entre los unitarios universalistas, un humanismo religioso conformado por los desarrollos culturales y los descubrimientos recientes en las ciencias humanas y naturales, que se fundamenta en el contexto amplio del naturalismo religioso, un humanismo religioso que ofrece profundidad, sentido y propósito, sin sacrificar la honestidad intelectual, ni la dimensión espiritual.

El naturalismo religioso es una perspectiva que encuentra sentido religioso en el mundo natural y rechaza la noción de un ámbito sobrenatural. En años recientes, el naturalismo religioso ha experimentado un resurgimiento. La mayoría de los naturalistas religiosos son teístas que entienden a Dios como perteneciente al universo natural, más que como una deidad sobrenatural.

Yo asumo una fe noteísta, una perspectiva que llamo naturalismo religioso humanista. Como el humanismo religioso tradicional, rechaza lo sobrenatural y mantiene que sólo hay una realidad, el universo natural. El humanismo tradicional, sin embargo, históricamente ha sido demasiado antropocéntrico, mientras que para el naturalismo religioso humanista es la naturaleza, más que el ser humano, lo que es último. Esto aporta el fundamento para una ética ambiental fuerte, tan necesaria en un mundo amenazado por la destrucción ambiental. Lo que es más, integrar el humanismo religioso con el naturalismo religioso resulta en una mayor profundidad espiritual y en un lenguaje de reverencia, aspectos ambos que muchos consideran faltantes en el humanismo tradicional. Se trata de una forma emergente de humanismo que también ofrece un relato significativo: la épica de la evolución. Las diferencias con el humanismo religioso tradicional podrían parecer sutiles, pero ofrecen el fundamento para un humanismo más abierto, menos racionalista y más incluyente, que hable al corazón y al alma, no sólo al intelecto.

Por la otra parte, el naturalismo no es una fuente suficiente de sentido religioso, debido a que la naturaleza es moralmente neutral, o simplemente amoral. Su único valor parecería ser la creatividad. La naturaleza ha producido lo que percibimos como la magnificencia del universo. A través de la evolución creó a la humanidad, que a su vez desarrolló principios morales. Pero la lluvia de la naturaleza cae sobre el justo y el injusto por igual. La enfermedad y la muerte afligen a todos, con independencia de su carácter [carácter moral: el conjunto de virtudes y hábitos de conducta moral de una persona]. La naturaleza no sabe nada de la justicia, el amor, la bondad, o la generosidad. El humanismo, con su convencimiento sobre la dignidad y el valor de todos los humanos y todo lo que se sigue de este principio, provee de los valores de los que el naturalismo carece.

Además, me parece que el naturalismo religioso, ya sea en su forma teísta o noteísta, es la perspectiva teológica de la religión liberal, particularmente el unitarismo, o unitarismo universalista. El estudio Engaging Our Theological Diversity [Tomar parte en nuestra diversidad teológica] elaborado por la Commission on Appraisal [Comisión de Evaluación] de la Asociación Unitaria Universalista de Congregaciones refuerza esta convicción de varias maneras. Los sondeos de la comisión revelaron que el Séptimo Principio, que afirma "El respeto por la trama interdependiente de todo cuanto existe, de la cual formamos parte" está "en el centro de nuestra visión compartida del mundo" y que la mayoría de los encuestados rechazaron la idea de un universo de dos habitaciones, la correspondiente a lo natural y la que correspondería a lo sobrenatural. Más aun, la mayoría de los encuestados que mencionaron a Dios como parte de su teología hablaron de Dios en términos naturalistas, tales como el poder de la creatividad, la fuerza inmanente del bien en el mundo, o simplemente como el misterio. En una palabra, encontrar lo sagrado en el mundo natural parece ser una de las principales características del liberalismo religioso. Este rechazo al sobrenaturalismo distingue a la religión liberal de otras formas de religión occidental.

Los estudiosos frecuentemente diferencian entre dos clases de religión, mythos y logos. Mythos se refiere a la religión imaginativa basada en mitos, o en relatos con significados. Los mitos ofrecen una explicación de por qué las cosas son como son y dan un significado más profundo a la vida. Los dos relatos de la creación en la Biblia Hebrea están entre los mitos más famosos de la cultura occidental. Creo que los mitos nunca fueron concebidos para ser creídos al pie de la letra, sino que probablemente fueron entendidos por la gente precientífica como intentos metafóricos de describir una realidad que resultaba demasiado compleja y misteriosa para ser comprendida de cualquier otra forma. Es sólo en la época científica, con su insistencia en el conocimiento fáctico, que los mitos han llegado a ser tomados como hechos. Al tomar al pie de la letra a los mitos, la religión fundamentalista transforma los mitos en logos.

El logos es la religión racional, lo que en nuestro tiempo usualmente significa la religión basada en la visión del mundo científico-empírica. La religión racional se desarrolló principalmente en la filosofía griega, que en mucho es esencialmente una versión racionalizada de la mitología griega. También surgió en alguna medida en la tradición de los profetas hebreos, que se rebelaron contra los rituales y las ceremonias, e insistieron en una vida moral y en la justicia social. El naturalismo religioso humanista es una forma contemporánea de la religión del logos.

Los mitos y los relatos son importantes para la religión, pues hablan a nuestro inconsciente y por ello nos afectan en un nivel profundo e influyen sobre nuestros supuestos y actitudes básicos. Aunque el naturalismo religioso humanista pertenece al tipo de religión del logos, incluye también relatos que sirven a la misma función que los mitos para proveer de un entendimiento narrativo del origen y sentido del universo y de la vida humana. Uno de estos es el relato de la evolución cósmica y biológica. Es la historia de los poderes creativos emergentes de la naturaleza, misma que continúa hoy en la forma de la evolución moral, espiritual, social y cultural que suscita la creatividad humana. Un segundo relato, consistente con los valores del humanismo, es la notable historia de la expansión de la libertad humana en el mundo, tanto de la libertad política, como de la libertad religiosa.

Ha sido tiempo que el humanismo ha sido uno de los blancos predilectos de la derecha religiosa. Hace algunos años el Revdo. Tim LaHaye proclamó que "los humanistas son enemigos mortales de todos los americanos en favor de la moral y constituyen la más seria amenaza contra nuestra nación en toda su historia". LaHaye es uno de los más notorios dirigentes evangélicos y coautor de la serie Left Behind [Dejados atrás]. LaHaye, Jerry Falwell y otros han culpado al humanismo por todo lo que creen que va mal en América, la libertad de elección reproductiva, los programas contra la pobreza, el movimiento feminista, el movimiento por los derechos GLBTI [gays, lésbicos, bisexuales, transgéneros e intersexuales], las leyes contra la oración obligatoria en las escuelas públicas, el control de armas y la educación sexual.

Al mismo tiempo se equivocan y tienen razón. Están completamente equivocados al llamar a los humanistas una amenaza para la moralidad nacional, pues el humanismo es una forma elevada de vida ética, pero tienen razón en cuanto a conceder crédito a los humanistas por haber promovido el cambio social. Al articular mi entendimiento del humanismo emergente, espero ayudar a otros a considerarlo una opción viable para el mundo de hoy. En su estudio monumental, Una historia de Dios, 4000 años de búsqueda en el judaísmo, el cristianismo y el Islam (Paidós, 2006), la notable estudiosa y escritora, experta en historia de la religión, Karen Armstrong (1944-) escribe:

"Cuando las ideas religiosas han perdido su validez, usualmente se desvanecen sin dolor; si la idea humana de Dios ya no funciona para nosotros en la época del empirismo, será descartada. Ya en el pasado la gente ha creado nuevos símbolos para actuar como foco de la espiritualidad. Los seres humanos siempre han creado una fe para ellos mismos, para cultivar su sentido de la maravilla y del significado inefable de la vida."

Estoy convencido de que en esta época empirista, el naturalismo religioso humanista puede y debe ser esa fe.

¿Es posible un naturalismo religioso?


Práctica religiosa y experiencia espiritual en el naturalismo religioso

Los que ofrecen comentarios sobre el naturalismo religioso, en gran parte están de acuerdo en que el movimiento tiene un largo camino que recorrer, en lo que se refiere al desarrollo de un conjunto establecido de prácticas espirituales, o tradiciones. Tales prácticas pueden adjudicarse a cuatro categorías mayores: ritual, celebración, conciencia plena (mindfulness) y obras. El naturalismo religioso, de por sí, no tiene nada que ofrecer en las dos primeras categorías (ritual y celebraciones), a excepción quizás cuando va unido a una institución ya existente, tales como la Iglesia Unitaria Universalista, o a una comunidad judía Reconstruccionista.

Esto no significa que los miembros individuales no puedan crear o transformar rituales religiosos y celebraciones hasta encajar dentro de un marco naturalista; según lo van haciendo, quizás se extenderán hasta un uso más general.

La tercera categoría, - mindfulness (conciencia plena)-, no exige ningún tipo de estructura institucional. La plenitud de consciencia abarca un abanico de experiencias, tales como la contemplación, la reflexión, la meditación, y una oración no-de-petición; es a través de tales actividades, por las que el naturalista religioso puede experimentar el temor reverencial, la admiración, la serenidad, y la reverencia que la naturaleza y la existencia viva pueden evocar.

A través de ciertas prácticas de plenitud de consciencia, incluso el más consagrado materialista puede experimentar un sentimiento místico de unión con todo. A propósito de esto, el educador y naturalista Chet Raymo escribe: “Todo objeto del mundo natural lleva dentro de sí una relación muy escondida con cualquier otro objeto. Al atender de un modo orante a estas redes de relacionamiento, nos integramos a nosotros mismos más plenamente en el tejido del universo”.

El filósofo naturalista André Comte-Sponville habla del sentimiento oceánico de unidad- “Cuando te sientes al unísono con Todo, no necesitas de nada más. ¿Por qué necesitarías un Dios? El universo basta. ¿Por qué ibas a necesitar una iglesia? El mundo es suficiente. ¿Por qué necesitarías la fe? La experiencia basta”.

[”When you feel at one with the All, you need nothing more. Why would you need a God? The universe suffices. Why would you need a church? The world suffices. Why would you need faith? Experience suffices.” André Compte-Sponville]

Muchos naturalistas religiosos no tienen ninguna referencia a tales experiencias místicas, y en cambio eligen expresar su espiritualidad a través de las obras. Puesto que el naturalismo religioso no incluye la idea de una vida futura o planos alternativos de ser, el foco de atención se traslada de la esperanza, o la fe, a la acción. Al igual que en lo referente a los rituales y celebraciones, no hay tampoco ningún conjunto establecido de obras apropiadas, ni tendría por qué haberlo.

En Sacred River hemos ofrecido una plantilla de obras llamadas las Corrientes Espirituales: -Ser Uno Mismo, Relacional, Trabajo, Epicureísmo, Intelectual, Sociocultural, y Natural (ambiental)- [Spiritual Streams Self, Relational, Work (labor), Epicurean, Intellectual, Sociocultural, and Natural (environmental)—], designados para ayudar a las personas a que determinen por sí mismas en donde pueden emplear mejor su tiempo y recursos.

Pero en cualquier sitio que encuentren inspiración, el objetivo es actuar intencionadamente en busca de la plena realización del potencial de cada uno, como individuo, y como miembro integrado de la familia humana y del planeta.

El naturalismo religioso sostiene que las experiencias espirituales son posibles, sin ningún reconocimiento de Dios, o de lo sobrenatural, lo oculto, o fuerzas del tipo de New Age (como el Reiki, cristales, chakras, astrología, reencarnación, teleología/sincronismo, ESP, la “Ley de la Atracción”, etcétera). Debería mencionarse que muchos escritores de RN [Religious Naturalism] también afirman que ellos están abiertos a aceptar la veracidad de tales cosas tan pronto como exista, por parte de ellas, una evidencia empírica convincente-.

Tales cosas simplemente no se ven como necesarias para una vida espiritual profunda, y la primera obligación es respecto a nuestro acerbo de crecimiento de verdad empírica, según se desarrolla por medio del método científico.

Moralidad y naturalismo religioso

El naturalismo religioso no tiene un conjunto codificado de ética, ni ningún credo establecido. Pero parece que hay un consenso creciente de que tenemos una responsabilidad compartida hacia el mundo natural (esto es, una administración [responsabilidad] ecológica) y hacia otros seres humanos (esto es, el humanismo).

Sin un Dios, ni ningún otra consciencia finalista, que ordene las cosas, se vuelve a nosotros para crear sentido y valores; sin ángeles ni mágica, se vuelve a nosotros para que actuemos con razón y amor, para aceptar la responsabilidad de hacer el bien, obrar la justicia, y enfrentarnos al dolor y a la pérdida inherentes a la condición humana.

Comte-Sponville ofrece una ética de fidelidad a la verdad (racionalismo, el rechazo del sofisma), y al amor (humanismo, el rechazo del nihilismo). Murray dice que el principio ético fundamental debería ser el “respeto a la vida,” que toma la forma de justicia cuando se aplica socialmente, y que esencialmente significa trabajar por valorar al máximo cualquier oportunidad y la dignidad para todas las personas.

Úrsula Goodenough ha estudiado esta cuestión de una moralidad naturalista, y comienza con la meta de la lozanía humana, tanto individualmente, como en comunidades. Ella propone seis “capacidades morales” que circunscriben la prosperidad humana: reciprocidad estratégica (o altruismo recíproco), humanismo, imparcialidad, valentía, reverencia, y consideración. Goodenough afirma que estas capacidades son naturales hasta el extremo de que aparecen, aunque en formas menos complejas, en otros animales. Al hablar de la consideración, o plenitud de conciencia, Goodenough ofrece una definición estándar, según la cual es la “capacidad de acoger la comprensión de la realidad, sin las distorsiones introducidas por la necesidad, la propensión, y el prejuicio”.

Esa capacidad esencial unifica al religioso y al naturalista, puesto que “los científicos, entrenados en un tipo especial de “observación pura”, nos han provisto con comprensiones asombrosas del mundo natural, y estas comprensiones a su vez proveen al naturalista religioso con numerosos substratos de aprehensión mental”. Luego propone ella que “el cultivo de la consideración, o plenitud de consciencia, y el cultivo de la virtud deben ir juntos, como una colaboración esencial, si es que queremos alcanzar la madurez moral”. Finalmente, ella diserta sobre el imperativo moral para la remoción de aquellas cosas que inhiben la lozanía humana, tales como la pobreza y la ignorancia.

¿Quiénes son naturalistas religiosos?

Según Jerome Stone, las raíces históricas del naturalismo religioso se pueden encontrar en Spinoza, John Dewey, Henry Nelson Wieman, Roy Wood Sellers, Mordecai Kaplan, Paul Tillich, and George Santayana, aunque se ha encontrado inspiración en el Budismo, El Transcendentalismo (especialmente Ralp W. Emerson, el Confucionismo, el Panteísmo, y la teología procesual de Whitehead.

Autores contemporáneos que han tratado el naturalismo religioso (aunque no todos se incluyen personalmente en ese término), incluyen a Loyal Rue, William Dean, Willem Drees, Ursula Goodenough, y Jerome Stone. Podemos también incluir autores que escriben dentro de una orientación naturalista, aun cuando el término mismo no se use, tales como Andre Comte-Sponville y Brian Swimme.

Hay un número de organizaciones y comunidades que han adoptado explícitamente el naturalismo religioso, incluyendo:

• Institute of Religion in the Age of the Science (IRAS

• Unitarian Universalist Religious Naturalists (UURN)

• La comunidad de religiousnaturalism.org y en Facebook

Otros grupos que se conocen y que se ven con Buenos ojos por los Naturalistas religiosos son:

* Nontheistic Quakers

* Neo-Pantheists

* Reconstructionist Judaism

(Tendencias21)"

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