Como ciudad deshabitada ( A una víctima del terror y la amenaza)

"El miedo puede llevar a los
hombres a cualquier extremo"

George B. Shaw

Hubo un tiempo de alegrías
y sueños enteros,
nunca se rompían
ni osaban hacerlo.

Hubo otro tiempo de conmoción,
como de ciudad deshabitada
donde se citaban mis muertos.
Me gustó como caminaron sus almas por sus calles
y me contaron lo que estaba pasando...
¡Los vivos no creyeron!
Ellos llevaban razón y sus claves descubrieron todo.

Muchas veces 
ella ha sentido cómo pasaba el viento silbando una melodía
y en sus bocacalles, se detenía a observar los pensamientos;
ellos se perdían por sus esquinas y le recordaban otros tiempos,
siente las voces en la memoria, risas, llantos, alegrías y sobre todo
muchas promesas e ilusiones, seguridad, paz interior y ternura.
¡El diablo de la historia no entendía por qué esa ciudad  sabía tanto!-

En el campanario de sus sienes repicaron ideas
y, detrás de tantas ventanas, se asomaron otros ojos a sus calles.
La ciudad bullía de almas que querían contar qué pasaba.
Todos esos ojos habían visto, sus sentidos decían la verdad.
Hoy, hay un tránsito diario en el latido de su corazón
perdiéndose muchas veces a la distancia,
cuida en la sombra las nieblas que se deshacen
pero no baja sus armas a quien apunta...
A veces piensa que se multiplica en cada rincón
y cree que son  sus añoranzas, su lucha. Su destino.
Un pesado equipaje de sombras que lleva otra alma, le pesa.

Nos confiamos a la vida y ella no es la dueña de los desengaños,
son los malvados y canallas, el mal de los hijos de Baal. 
...
Cada adoquín antiguo escribe por costumbre
los pasos que conjugaban otros deseos para mi ciudad;
siento su cosquilleo en su ego al ver como se detienen
pero sólo quiero la melodía de una voz serena.
Mi luna se halla siempre en lo alto y la conoce,
ella ha sido parte de mi impulso en alguna larga avenida.

(En esta ciudad sin clocas las ratas se mueren de hambre
sin embargo buscan cualquier cosa en el roído sueño de su propia muerte.)
 ...
Ayer vi a mi querida sombra madrugar envuelta en su niebla,
iba a "misa de gallo"... Confiada y avisada.
El cura tenía hambre y se lo había comido asado, ¡qué ilusa!

Desprecio la gazmoñería de la costumbre,
por eso me vacuno contra los males de la lengua,
pues hice promesas que son apósitos de mis ilusiones 
y ellas recubren las señales que atraviesan mi ser
como el de otras honestas almas. Protejo a la ciudad.

Ella sabe, entiende, conoce...
Pero aprendió a desnudarse para poder saber de las palabras sordas, 
de los oídos que recomiendan y advierten atenazando la Verdad;
ella sabe de los cantos y los ritos  ocultos tras sus muros,
de los llantos en la soledad, de las tristezas infranqueables, 
pero sobre todo, ¡sabe del terror en que se sumergen otras almas
ante la amenaza de los miserables! 
Conoce el dolor y se refugia en efluvios 
de bebidas espirituosas. Pero no olvida.
Aprenderá a vivir con su Verdad no con lo falso.
La miro con pena pero con amor y esperanza.


Entonces Dios me dio las llaves para entrar sin ser vista.
Ella, conoce las claves de mi amor
y me he cuidado bastante de sus depredadores,
no les pierdo de vista a los saqueadores de la inocencia,
a los mentirosos y farsantes, los de la sonrisa fría; 
a los oportunistas que rompen incautas almas
a los que la amenazan con terribles castigos porque temen que hablen...
Y ser descubiertos y castigados.
Les advierten, acosan, recuerdan su pacto de silencio.
Las armas de mi ciudad son las llaves del amor,
la cruz de los hombres y su Fe.
Ellos le temen.


Intento recuperar mi mirada perdida al horizonte
cuidando a los que amo.
Sé que en esos confines se recupera mucha vista. ¡Mucha!
-¡Lástima que sea tarde, pero así se había planificado!-
Por eso se dan tantos 'palos de ciego' ante los que nos engañan
cuando aún se ignora cuándo has de llegar allí para descubrir la maldad.

Mi ciudad reúne los tres bautizos donde el Amor es sublime
Agua, sangre y muerte.



Elisa
Oct-2010
(Escrito en un tiempo de dolor en que se desangra toda esperanza)

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