La cuna de Europa se resquebraja

*Una vida sin examen no merece la pena ser vivida. * Sócrates
"La cuna de Europa se resquebraja:
 Mari Luz Alonso
Tenemos un sistema de gobierno que no envidia las leyes de otras ciudades. Somos más bien un ejemplo para otros que imitadores de los demás. Su nombre es democracia, por no depender el gobierno de pocos, sino de un número mayor. De acuerdo con nuestras leyes cada cual está en situación de igualdad de derechos […]. Al tiempo que no nos estorbamos en las relaciones privadas, no infringimos la ley en los asuntos públicos […]. Nos hemos procurado muchos recreos del espíritu, pues tenemos juegos y sacrificios anuales y hermosas casas particulares, cosas cuyo disfrute diario aleja las preocupaciones; y, a causa del gran número de habitantes de la ciudad, entran en ella las riquezas de toda la tierra […]. Amamos la belleza con poco gasto y la sabiduría sin relajación; y utilizamos la riqueza como medio para la acción más que como motivo de vanidad. Por otra parte, nos preocupamos a la vez de los asuntos privados y de los públicos. Somos los únicos que sin poner reparos, hacemos beneficios, no tanto por el cálculo de la conveniencia como por la confianza que da la libertad”. Así expresó Aristóteles en La constitución de los atenienses los principios en los que se asienta la civilización europea actual. Unas cuantas líneas que nos alejan del individualismo y nos empujan hacia la denominada aldea global, que dicen los pensadores modernos. Los otros, los filósofos que han marcado el desarrollo de los tiempos e inspirado la construcción del mundo actual tienen en sus textos, escritos cinco siglos antes de Cristo, la clave para entender el carácter de los griegos y la importancia de la tragedia actual.
Los ciudadanos de la antigua Hélade, como llamaron los romanos a Grecia, concebían su país como un ejemplo de convivencia racional y organizada en la que había espacio para el esparcimiento, al tiempo que el respeto al espacio común, a lo público, lo de todos, se superponía como pieza fundamental del perfecto engranaje helénico. Pero ¿cómo ha llegado la cuna de la civilización moderna al abismo?
Según el prestigioso helenista español Pedro Olalla –asturiano que lleva más de 15 años en aquel país–, la caída económica de Grecia es un símbolo que bien podría servir de imagen para mostrar el derrocamiento de toda la civilización europea. “El griego no es sólo una herencia estática, sino también es todo lo que esa herencia ha ido inspirando y generando, y podría resumirse como la actitud humanista. Una actitud de confianza en el hombre y en su capacidad y conciencia para elegir libremente lo bueno. Grecia ha defendido y ensayado un proyecto diseñado a la medida del hombre libre y responsable que, por desgracia, aún sigue siendo revolucionario: la democracia. Y es precisamente ese proyecto, junto a la idea de ciudadanía y de soberanía, lo que ahora está siendo minado en suelo griego por los agentes de la globalización económica. Ante este proceso de globalización de la tiranía económica, urge globalizar también la resistencia”, resuelve. Ese sentir resume también el pensamiento de los griegos, que siguen sin admitir su culpabilidad en esta crisis económica.
Lucía Milano lleva siete años casada con un griego y un par más viviendo en Atenas. “Están cansados y sienten que los políticos les han engañado”, asegura sobre el ánimo de sus vecinos y amigos. “En los últimos años ha entrado mucho dinero de la Unión Europea y no se ha hecho nada. La corrupción ha sido escandalosa y, por todo ello, los ciudadanos no se sienten responsables de la situación tan alarmante a la que ha llegado el país”.
Corrupción económica
El problema es que cada uno de esos ciudadanos que dejaron de lado lo público y cedieron su parcela de participación en la plaza olvidaron que la riqueza es un medio para la acción y no para la vanidad, como promulgaba Aristóteles, y han sumido al país en un agujero bajo el cual se esconde una de las economías sumergidas más boyantes de Europa.
Milano dejará pronto Grecia para mudarse a Suiza, donde su marido comenzará a trabajar próximamente. Él trabaja en una empresa multinacional que tras la primera intervención del país, en mayo de 2010, le planteó un cambio de aires “porque quieren reforzar su presencia en Suiza”, explica, y él ha aceptado sin dudarlo, “no es el mejor momento para quedarse aquí”.
Como ellos, muchos griegos se plantean ahora huir de un país en ruinas cuya clase media está ahogada por las deudas y ahora también por los impuestos. El turismo, la única fuente de vida que todavía se mantiene potable en Grecia, está sacando a flote las islas propiedad del país, en las que con sólo un frívolo paseo se puede observar la miseria en cualquier calle.
Paolo regenta un hotel en Mykonos y, como un griego más, mata las horas sentado a la puerta de su establecimiento, solo, alternando en su mano un frapé, una especie de granizado de café, con una cerveza Mythos, producida en Grecia. Es demasiado fácil ponerse en su lugar y sorprendentemente sencillo ver en él a un ciudadano español. Su queja principal: la brutal subida del IVA, que ha pasado de estar en el 13% a alcanzar el 23% y eso “ahoga a trabajadores y empresarios y acabará por estallar”, asegura, porque la situación es insostenible y la conflictividad va a la par, no hay más que pararse dos minutos en un bar para comprobar el ánimo de los parroquianos o hacer zapping en la televisión griega para observar cómo la inmensa mayoría de la programación se centra en la información económica y cómo los medios de comunicación de aquel país miran a España e Italia como amigos a los que uno envidia por tener calcetines cuando uno va descalzo.
“Sobrevivir, cada día más difícil”
“Todas las familias están afectadas con al menos uno de sus miembros en paro. Eso lógicamente retrae el consumo y si a ello le sumas la subida de la fiscalidad, sobrevivir es cada día más difícil”, explica Lucía Milano. Según Pablo Berzal, arquitecto español residente en Grecia, el país heleno “lleva en crisis desde la formación del estado actual. La economía sumergida es una forma de vida habitual. Esto, añadido al enorme número de funcionarios y las ayudas de la Administración, ha hecho que muchos no se hayan tomado en serio la posibilidad de un desastre económico. Los políticos están anunciando medidas que en muchos casos no van a cumplir y para las que, si finalmente llegan a ponerse en marcha, los ciudadanos buscarán la forma de no verse afectados”.
Para encontrar una solución a este camino sin retorno hacia el hundimiento económico los griegos deberían transformar su obsoleta y burocrática Administración en un Estado eficaz, asegura Berzal, y para ello es necesario que la conciencia ciudadana vuelva a ser la que dio origen a la civilización occidental y que se regenere la vida política. “El Gobierno del país lleva en manos de unas pocas familias desde su fundación. La corrupción es innegable. Haría falta una nueva generación de políticos que transmitieran la confianza a los ciudadanos de que las cosas pueden y deben ser diferentes. Sólo así se podrían aplicar las medidas que este país necesita con urgencia: reducción del cuerpo de funcionarios, venta de empresas públicas y hacienda pública, eficacia en la Administración, persecución del fraude...”.
El boom inmobiliario ha tenido en Grecia una secuela al estilo español. Este arquitecto asegura que en el país heleno la Ley del Suelo es muy distinta a la española y por eso no se han llegado a cometer tantos excesos como en nuestras costas, pero “los edificios sin terminar pueblan toda la geografía. Pero aquí las Administraciones Públicas pueden especular poco con el suelo mediante su calificación, ya que hasta hace muy poco prácticamente se podía construir en cualquier sitio con pocas restricciones, excepto en las islas”, explica. “En Grecia el problema que te paraliza una construcción no es la financiación, sino la obtención de la licencia”, apunta. Y ese es, según la mayoría de los consultados, el gran fracaso griego: la burocracia.
Emilio trabajó en Atenas hace ya unos cuantos años, cuando la capital helena se vistió de gala para los Juegos Olímpicos de 2004. Admite que lo más complicado a la hora de trabajar en la organización de un evento de la envergadura de las Olimpiadas fue la lentitud administrativa. “Resumiría el trabajo en Grecia como un cúmulo de mala organización, pero con gente muy creativa y flexible que sabe ser imaginativa frente a los problemas y que los resuelven, aunque sea en el último momento”, afirma. Su recuerdo de los tres años que pasó en Atenas son positivos y asegura que una de las cosas que más llamó su atención fue la excelente formación de los trabajadores griegos, con un gran conocimiento de idiomas extranjeros, “algo que en un país con una económica claramente por detrás de la española es muy llamativo”.
De la misma opinión es Laura Milano, que, tras casi una década viviendo en Grecia, explica que lo que sigue enfadándola es la lentitud de la burocracia. “El sector público griego es uno de los más amplios y menos eficaces de toda la Unión Europea. El recorte era absolutamente necesario”, dice en referencia a la decisión del Ejecutivo heleno de poner en la calle a unos 20.000 empleados públicos. Una cifra muy elevada si tenemos en cuenta que Grecia tiene una población de poco más de 11 millones de habitantes.
“Es cierto que los griegos hablan muchos idiomas. Cualquier señora mayor, de las que visten de negro como las del anuncio, controla inglés, aunque sea de una forma básica. En eso los españoles tendríamos mucho que aprender”. En lo que sí nos parecemos, asegura entre risas, es que “en Atenas, como en Madrid, mientras un obrero pinta un banco de una calle, otros tres trabajadores están mirando cómo lo hace”.
El nivel de los servicios públicos es bajísimo. Basta subirse en un autobús de línea para comprobar que a este país le quedan al menos otros 20 años para llegar al nivel de España, y si lo que comparamos son las infraestructuras viarias, las diferencias son todavía más alarmantes. El dinero se ha evaporado y el país ni siquiera ha olido alguna de las transferencias millonarias que han llegado en forma de subvención del resto de Europa. Emilio asegura que “hacer una simple transferencia automática era una pesadilla, la burocracia hacía cualquier trámite muy penoso”. Lucía añade que la Administración Pública todavía no tiene ordenadores ni línea de Internet en la mayoría de sus oficinas, mientras en España cualquier médico tiene acceso a todo nuestro historial clínico a golpe de clic.
El miedo al ‘corralito’
Natalia trabaja en un banco griego del que prefiere no dar ningún dato. Lleva en el país más de 10 años y asegura que el carácter “algunas veces soberbio” de los griegos les ha mantenido paralizados demasiado tiempo. Las protestas han sido televisadas, los disturbios y las imágenes de miles y miles de griegos manifestándose frente al Parlamento han dado la vuelta al mundo durante más de dos años, pero nada ha cambiado. Esta empleada de banca afirma que en un primer momento, cuando se declaró la intervención el año pasado, la ciudadanía pensó que todo empezaría a solucionarse, pero no fue así. “La situación ha ido a peor y el hecho de que Europa esté dejando morir a la cuna de la civilización no es entendido ni por los griegos ni por las autoridades”, afirma.
La desconfianza en el futuro del país ha crecido y con ella, además de las temidas tormentas bursátiles, se ha producido un peligroso movimiento a la argentina en los bancos que operan en Grecia. Según explica esta española, “el miedo al corralito se ha transformado en una realidad y, según ha admitido recientemente el ministro de Finanzas, las familias han retirado cerca de 40.000 millones de euros de los bancos en el último año”. “Lo que demuestra esta cifra es que ni los propios griegos se fían de lo que pueda ocurrir, entonces, ¿cómo lo van a hacer los mercados?”, se pregunta.
La cuestión es que el paro sigue alcanzando máximos históricos mientras la producción cae a un ritmo del 5% anual. La economía sumergida sigue manteniendo el país en un statu quo agotado que no hace más que empeorar la situación, la clase dirigente se revuelve ante la temida troika que intenta llevar la nave griega a puerto, pero el caballo de Troya esta ya en el corazón de Europa. A la desesperada, el primer ministro Yorgos Papandreou hizo su última gran pirueta en el mes de junio y promulgó un brutal aumento de los impuestos que ha derivado en una caída aún más estrepitosa de la confianza de los mercados en el país. Las protestas de los griegos al inicio del verano tuvieron que ser reprimidas con dureza por la Policía y, sin embargo, los recortes ni siquiera han saciado las ya escasas expectativas de la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional.
Todos estos españoles, sin embargo, aseguran que Grecia es un país amable para vivir, muy similar por su calidad mediterránea al nuestro, pero cuyo bienestar social está al borde de la quiebra, “está a punto de estallar una revolución”, insisten varios de los consultados, si es que en los días en los que estas páginas tardan en llegar a sus manos el país que vio nacer a Platón, Aristóteles y Sófocles no ha escrito ya el último acto de la tragedia griega."


ENLACES:
*Leer: El origen de la Cultura Occidental
Toma de Conciencia- Lo que nos distingue como civilización Europea:
* HISTORIA DE EUROPA
* Y esa otra: la de la wilkipedia
...
* RAÍCES DE EUROPA
*LA INFLUENCIA DE NUESTRA EDUCACIÓN Y ÉTICA
*MODELO EDUCATIVO EN ESPAÑA

*DERECHOS HUMANOS:
http://youtu.be/_QeYY-lbiUQ

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