RANITA AZUL, UN EGO QUE SABE DE PEQUEÑAS MUERTES
RANITA AZUL, UN EGO QUE SABE DE PEQUEÑAS MUERTES:
Es probable que el ego capaz de éxtasis de Ranita Azul, que oficia el rito de la creación poética y literaria desde una dimensión extrasensorial no sea el único. Por eso se asoma y cuenta:"
Lo extraño de todo esto es mantenerse, creo que quien tiene la experiencia es un valiente o un masoquista. Me digo: -no te engañes Elisa-, y miro para todos lados. Incluso temiendo a lo que percibo cuando creo que lo que escribo no ha salido realmente de mí y murmuro: -¡Gracias...!- Es tan extraño y miro siempre a mi izquierda, a veces, a la puerta de una habitación porque me parece que se marca una silueta oscura bordeada por un tenue reflejo de luz, ya que el resto de la casa está en penumbras y sólo hay luz en mi mesa de trabajo; otras, miro a los lados cuando un leve ruido o chasquido incomprensible de nudillos me distrae. Mi corazón palpita muy fuerte y es como si no supiese dónde realmente estoy, hasta que tomo conciencia del lugar donde me hallo. Me doy cuenta de lo que hacía y escribía en ese momento de forma inconsciente, como si lo hiciese otra persona o con otra memoria, alguien ajeno a mí; bien, un poema o cualquier cosa pero sé que con un mayor significado o trascendencia. Sé, además, que siento frío, que en ocasiones tiemblo y la respiración me falta. Todo esto termina por levantarme para ir a beber un vaso de agua si no lo tengo cerca y, vuelvo a sentarme terminando por sentir una enorme melancolía que no sabría cómo interpretar y lloro como una chiquilla perdida en un oscuro bosque, hasta que reparo en la escritura para seguir con ella o darla por terminada y es allí cuando siempre soy la sorprendida.
Por momentos quisiera dejar todo esto donde 'los duendes' de la inspiración se entretienen y juegan conmigo, e siento utilizada y comprendo a quien así se siente; entonces me consuela saber que no soy la única y que esta situación no es tan 'anormal' como creo y la expreso, pero siendo como es debe conseguir su efecto para cambiar mi percepción y llevarme a otro estado o experiencia de otro aparente espacio físico, teniendo que retomar de nuevo la realidad para poder recuperarme; son como pequeñas muertes que no son tan malas sentir y seguir aunque no pretenda nada serio o importante con ello, pues en el fondo me compensa ese oscilar de mi reloj biológico, ese permanecer de vez en cuando en 'la nube', esa sensación que la mayor parte de las veces ofrezco a los míos al estar "como distraída y ajena a todo lo que tienes al lado o te rodea y no es bueno, pero puede ser peligroso, mamá...." Y no es así, por lo menos para mí que estoy acostumbrada, porque ya en mi infancia fue la lucha de mi madre por evitar esos "ah, arrobos, éxtasis, embelesos, visiones y conversaciones que otros no perciben, pero, hija dónde vas en este mundo real, nunca te prohibiremos ni te negamos que no fuesen así, pero nos dabas algo de preocupación a pesar de seguir siendo la misma..."... O, que me dijeran en el convento en época de noviciado, irónicamente: "¡Venga ya, es que tú te crees una Santa Teresa"... Eso sí que traumatizaba y de 'unas religiosas'. (...)
Anímicamente confieso que me gusta y es un recurso para inhibirse de problemas y relajarse, porque aprendí a controlarlo haciendo yoga, me preocupe por tener los pies en el suelo, pero si me hace un favor y se presenta, extraigo lo que intuyo que es sensato y bueno. Beber agua o estar cerca de ella me relaja, como sentarme cerca al mar si es posible y mirar las montañas; vuelvo en mí y recobro el calor y la conciencia de lo que realmente me rodea en este mi ahora de siempre, entonces sé que mi alma aún se mantiene en 'su vehículo' y que soy una más con sus cosas. Aprendí a no darle tanta importancia porque sé que no soy la única a quien pasa, es un consuelo.
Perdonad que haya sido demasiado sincera y clara, lo necesitaba. No es bueno callarse todo, pero me negué siempre a consultas y tratamientos, quizá si los hubiese aceptado no estaría con mi cabeza tan bien puesta y mi vitalidad física que ya empieza a responder de otra forma por los años, aunque se trate de ir desandando el camino hacia la vuelta. Así que me llevo esto que os cuento y lo guardaré por ahí, no tiene más importancia que la que les cuento y porque cuando ocurre no se puede evitar.
Por: alattkeva-11 ("Ranita Azul")
El acento de tu alma como el de las aves no pronuncia palabras, las talla. Tu intensidad no deja de darle voz a la esperanza. Besos.
ResponderEliminarERES UNA INTERPRETE DEL ALMA. VIAJANDO POR ELLA COMO SU FUTURA INQUILINA. SUS MUEBLES YA SE ACOSTUMBRAN A TU CUERPO. NADIE DESEA ESCOBAR TUS PISADAS. TE CONVERTISTE SIN QUERERLO O SIN SABERLO EN COMPOSITORA O TRADUCTORA DE SUS NOTAS.
ResponderEliminarABRAZOS DE RANITA A RANITA:)
¡QUÉ TE PUDIERA DECIR! :)...¡Oh,
ResponderEliminarsólo soy como una ilusión asustada ante la sorpresa de descubrir que eso del halago que alegra y se agradece, pero no es lo que busca una 'rana azul'. Pienso que todo es más natural y cuando nos dejamos llevar de los pensamientos ellos nos arrastran y conciben cosas hermosas, que todos podemos describir si lo deseamos las más bellas cosas si nos dejamos abrigar por el lenguaje.
Te agradezco lo comentarios me han emocionado. Los acojo como un trofeo hecho de palabras, ya ves, ellas también nos compensan y son al fin de cuentas las protagonistas principales y producen una agradable sensación. Nosotros sólo las conducimos por la emoción por lo mucho que nos dan. Elisa