De lo que nadie quiere hablar – Un testimonio.


Del honrado trabajo de los verdaderos empresarios que se hacen a sí mismos a través de muchos años de avatares y con mucho sacrificio como autónomos, los que se encuentran en completa e injusta indefensión ante las leyes laborales que favorecen a empleados que contratan fuera del entorno familiar, al acogerse estos al sistema laboral impuesto y se aprovechan con deslealtad y oportunismo al verse favorecidos por un sistema del despido, despido que  ellos mismos provocan, para acogerse a la prejubilación; sin que nadie tome en cuenta la trayectoria de estos profesionales de un sector castigado por los inconvenientes que ha traído la crisis y su verdadero cometido social, que como empresa, no sólo favorecen a la sociedad familiar legalmente constituida, sino, a otros colaboradores y obreros contratados.
 Parece que los mismos sindicatos no toman en cuenta su realidad, echando a todo empresario en el mismo saco y midiendo con el mismo rasero a la hora de demandar justicia, estando completamente desprotegidos. No es raro que se hayan cerrado muchas empresas por esta causa ante la imposibilidad de sostener e patrimonio familiar del cual, en muchos casos sobreviven, pues se ven perjudicados económicamente cuando un trabajador prefiere el despido y lo logra por medio de presión, obligando al empresario a que lo despida y pague la cantidad que por ley le  corresponde. Menos mal que la ley ha ido cambiando aunque no todo está muy claro para el mediano y pequeño empresario que se ve acribillado por la subida de los impuestos. Aquí les dejo una de tantas miles o posiblemente millones de historias reales que están pasando todos los días en España.

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De lo que nadie quiere hablar – Un testimonio.


Nací dentro de una familia con una pequeña empresa. A lo largo de 60 años desde mis abuelos esa empresita había ido creciendo hasta el punto de convertirse en el medio de subsistencia de 12 familias. Se respiraba respeto , productividad y confianza. Muchos de aquellos colaboradores se instalaron por su cuenta y montaron sus propias empresas del mismo ramo, con el apoyo y la simpatía de todos.
Llegó la hora de los hijos y la empresa creció aun más llegando a vivir de ella 22 familias, pero lo que primaba eran las horas del convenio y el tratar de entrar por la puerta y salir lo menos cansados posible con un par de horas extras. Desapareció el respeto ¿ No pretenderá que nos esforcemos tanto como usted? la empresa es suya. Eran argumentos que se atrevían a decir en voz alta como razonamientos de peso.

Contemplé como mi padre trabajaba para todos los zánganos acogidos a un contrato fijo y muchos años de antigüedad ,imposibles de liquidar. Vi como se convertía en el esclavo de sus obreros, quedándose hasta 18 y 20 horas trabajando y esclavizaba a sus hijos para poder pagar los sueldos ; mientras ellos planificaban cual sería el periodo vacacional que escogerían y cual el mes de baja correspondiente a cada año. Observé como planificaban no trabajar más allá de los 56 años ( de aquella se podían jubilar a los 60) sacando bajas alternativas hasta los 60 años.
En el transcurso de los años la empresa dejo de dar beneficios y al mismo tiempo los trabajadores más serios e implicados se fueron jubilando. No pudieron reponerse esos puestos de trabajo. Desde 1990 en adelante la economía no hizo mas que caer… la tradicción, de la empresa, sentida como un miembro del cuerpo, y los 16 que aun vivían de ella exigía luchar por su conservación y me implique como tercera generación en sostener aquel proyecto de vida. Prefiero no relatar las vivencias que me han tocado… me hice el firme propósito de que mis hijos jamás pasarían por eso…
He contemplado como se frenaban los rendimientos de los que entraban con ganas – Aquí las cosas con mas calma , a ver si vas tu ahora a venir a macar los ritmos- He visto de que manera todo el mundo se acomoda , sin discutir la amoralidad de aquel comportamiento ¡Estupendo!
He visto como se me lamia el culo hasta chorrear las babas y se me clavaban los puñales por la espalda …
Jamás he sentido decir ¡Oye el que nos paga , es para que le realicemos el trabajo , no para que nos lo haga él a nosotros!
Conseguí que mis hijos trabajaran para terceros – Vosotros sois vuestro mejor patrimonio , darlo todo por el propósito de quien os contrata , y nunca os faltara trabajo ; No sereís ciudadanos de quinta por ser hijos del “empresario” sin derecho a paro y percepciones ; Y no tendréis que responder mas que por vuestra propia persona ante Dios y el mundo; Podréis ser felices y dormir por las noches; y no os escupirán en la mano con la que deis de comer.
Hoy la empresa se sostiene con bajas de más de un año por parte de los empleados , bajas cuando hay mucho trabajo y llega el momento de dar el callo , y amenazas de bajas de aquellos que han llegado a los sesenta años con un cambio de reglamentación ,que les ha roto los esquemas y jubila a los 67. Todo el mundo está enfermísimo y se tiene que quedar en casa , menos mis hermanos y yo que nos mantenemos al pie del cañón sin percepciones, porque ya han pasado los carros por encima de los bueyes hasta un punto , en el que la desvergüenza , los derechos y la falta de deberes es el pan nuestro de cada día.
Les ha entrado prisa por conseguir un despido , pero lo quieren improcedente, ya lo tienen calculado a 45 días por año, por ese motivo se atreven a insultarte y faltarte al respeto cuando están solos y no hay testigos y después te dicen con sorna ¡¡¡Écheme!!! Y yo, que he crecido al mismo tiempo que muchos, viéndolos como parte de mi realidad diaria , sencillamente me quedo sin palabras. A veces siento el impulso de buscarles la vuelta , después veo que seria seguirles el juego. Es cierto que nunca hemos sabido ser “empresarios” solo somos trabajadores que han necesitado de colaboradores que se convirtieron en inmensas piedras al hombro. Pero la realidad es que el mayor entramado laboral de nuestro país son personas como nosotros con el negocio minorista en la esquina , sin grandes márgenes comerciales y con la necesidad de muchos pocos para alcanzar un “algo”; con todo el tiempo para trabajar y muy poco para luchar contra el sistema.
La realidad de la realidad es que la mayor de las decepciones adorna mi vida , en lo referente a facilitar trabajo, a costa de todo lo que tienes y ha sido patrimonio desde tus abuelos, a aquellos que un día entran por la puerta de tu casa ofreciendo el oro y el moro por un puesto que juran y convencen de que esta hecho a su medida …y después se agarran como garrapatas sin hacer nada.

Ser “empresario” en los tiempos que corren es de retrasados mentales , si lo que pretendes es ser persona y no un perro de presa con un látigo. Cuanto mejor te portas y mas te esfuerzas , más normal encuentran que seas tu quien se esfuerza y no ellos . Hasta el punto de que ya es preferible llevarles el sueldo a casa sin que se presenten a trabajar , aún sabiendo que nos están estafando a todos; a la empresa y al país… al menos no te crean mal cuerpo.

Pero ahora las cosas se hunden, cada calle tiene más pequeños negocios cerrados. Vamos directos a la quiebra y se ponen nubes que opaquen la claridad de la gravedad en que vivimos , casi sin futuro. Se suben los impuestos, las energías primarias para poder funcionar; pero no se pueden subir los precios porque no existe poder adquisitivo- Sencillamente la puntilla-

Si se contabiliza cuántos empleados tienen las empresas millonarias y cuántos tienen las empresitas que desaparecen , esas que se cogen con dientes y uñas a las paredes antes de tener que cerrar la puerta porque la empresita es algo más que números, es la única forma de vida conocida ; se verá que el auténtico sostén de la sociedad son estas hormiguitas a las que en este momento se les está destruyendo el hormiguero."



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