De la ceguera



La valiente edad de un memorable verano siempre da una razón de valentía y persuade a los de la estación invernal, haciéndolos más sabios. -¡Cuánto orgullo de juventud llevan los gran carajos, como si no fueran a llegar al invierno!

Mientras, el ojo que siempre está vigilante contribuye al hábito de la soledad que se reprime por recordar lo que nunca pudo hacer mientras tenia vida. ¡Pobre ilusionada! Así que haciendo mis cogitaciones me enfrenté al desalmado destino que contemplaba la escena sin inmutarse.  ¡Menudo loco! Pero parece que nadie se da cuenta que es el traje de todos los días y ni lo lavan...

Allí ante su mirada supe de qué forma los pensamientos consiguen llegar al origen de lo oscuro  y pueblan las cabezas. Conocer el principio de su dolor que siempre espera es sentirnos vivos ante la oquedad del ojo que nos vigila, sombrío e imperturbable mientras se llora por los que aún no saben y creen saber todo... -¡Ni caso!-  Por eso todos estamos humillados y vencidos sin redención humana, pero eso sí vamos  con la cabeza alta porque desde esa posición nadie se huele sus propios pies. Contemplarse ante los espejos no nos resuelve o absuelve de nuestra cobardía, pues ante el ojo vigilante somos  una insignificante pavesa que iluminó alguna vez la oscuridad de otra mirada y, como todo dios desconocido que no el verdadero, sonríes ante la fragilidad de lo humano que es lo poco que te pertenece y llevas encima. ¡Allí es donde te resuelves cada día!

Por eso, silenciosa, descansa mi alma dentro del cuerpo para dictarme cómo he de lamer mis heridas si las sombras se despistan... Y dar de todos modos al 'interruptor de la luz' que siempre está averiado para la mayoría. No siempre vemos todo claro aunque creamos que las ideas echan chispas, esto es sólo un sueño más, pero así pasan muchos seres humanos la vida con su memoria a rayas por ser reos de sus recuerdos o de la ingratitud de sus semejantes. Hay mapas que sirven para jugarse de las cárceles del alma y ver por fin que ya nadie persigue a un alma rebelde, una no segregada y del montón, una que supo mirar desde el mismo y sentir lo que se movía bajo su realidad con mucha rabia. Pero allí dentro de la voz vociferante, la de la oscura oquedad de unas pupilas vacías hay algún vestigio de conmiseración que hasta se sonríe por saber que por fin vamos dándonos cuenta...

 Hay cambios que merecen la pena si aprendes el himno de la redención y la muerte y le das al chimpanpún sin romper el instrumento porque es prestado. La oración no ha de faltar. Todo es así de sencillo y real y no hay mas salida que estar después de llegar y vivir para volverse con la piel misma de lo que dejó de ser un hermoso cuerpo lleno de vitalidad y, encima, arrogancia; la cuestión es cómo se llega y saber qué nos llevamos. Todo es posible para empezar de nuevo si renaces a la luz, y, éso, no olvides que aunque le des y esté averiado el interruptor y creas que vives a oscuras, no dejes de hacerlo; es posible que se encienda y comprendas de qué va todo.  Cuesta trabajo entender quién da más palos de ciego mientras consigue atizar el primero para que despierte al siguiente y vea.


alattkeva

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