La Esperanza

No basta ser, ver 0 pensar en lo que tú parece que eres; y sí ser y no parecer lo que otros creen que ven. (alv)


"La villa de Bustarviejo es un municipio español situado en la Sierra Norte de la Comunidad de Madrid. Bustarviejo se asienta en las faldas de la Sierra de Guadarrama, en su vertiente meridional" (Foto: alattkeva)


LA ESPERANZA


Sucedió en tiempos de crisis allá por el 2013 y fue un hecho insólito que aún no lo cree nadie y se ha convertido en leyenda. Acaeció en el pueblo de Bustarviejo. Por entonces todos sus protagonistas no se sorprendieron ante lo que iba a pasar  y sí ante lo que les había pasado y de ello han transcurrido veinte años desde lo sucedido. Todos los que conocen lo ocurrido, quienes lo presenciaron la llaman: "La leyenda de los parados". Cuando pasan por delante del viejo olmo, se persignan.

Adela, la del cojo Damian, uno de los que presenciaron "tal cosa tan extraña", cuenta que "por entonces ya no se podía hacer nada por ella por más que se buscara trabajo y se confiara en Dios y los santos, ella, la Esperanza no acudía"... "Tampoco entendieron en ese momento de qué iba su realidad, ero todo muy extraño con semejante experiencia vivida y porqué les pasaba a ellos tal cosa con esa mujer desconocida que se había unido a la peonada de jornaleros, como todos los que acudieron a la llamada del alcalde en busca de trabajo"; "pero naide vea, naide aquí se atreve a recordar y  hablar de la mariposa transparente, ni del árbol viejo y agrietado que aún permanece en el mismo sitio en medio del casco antiguo del pueblo, pero habían visto a la mujer convertirse en una mariposa, mientras el dedo sin cuerpo que la sostenía en su mano, dejaba de verse lo mismo que ella."... -La mujer del Damián se echaba la bendición mientras hablaba en un susurro como si quisiera que "naide" la oyese y, su marido, "el Damian que  lo había visto todo" agachaba la cabeza y le sacaba aún humo a la colilla del cigarro que sostenía en los labios.

El milagro era que la extraña mujer en apariencia era una más que buscaba lo mismo que todos ellos allí reunidos, trabajo. Y formaría parte de una peonada que contrataría el alcalde para limpiar todos los campos de los alrededores y convertir los terrenos abandonados o baldíos en un vergel que luego serían suyos, esa era la promesa del alcalde porque sus dueños no pagaban impuestos y los tenían abandonados; así qeu ellos se encargarían del mantenimiento del pueblo y de esos terrenos que limpiarían y vallarían por cuenta del ayuntamiento aunque recibiesen una paga para poder ayudarles a salir adelante y buscarse un futuro. Eran todos jóvenes por entonces cuando lo ocurrido y buscaban trabajo sin tener ninguna esperanza.

Unos minutos antes de que llegara el alcalde a contarles lo que tenían que hacer para conseguir lo deseado, ella, la extraña mujer, había pasado a la cafetería y preguntó "por dónde se iba al cielo"... y todos la miraron incrédulos y sorprendidos. Alguno pensó que era una broma. Otros rieron mientras el resto la miraban extrañados. "Parecía un ser raro por sus ropas poco frecuentes en esos tiempos de tanta miseria al del resto de las mujeres que estaban allí, era muy antiguo pero muy bonito como las mujeres antiguas en los retratos de palacios que aparecían en los cuadros de los pintores famosos"... "Tenía las facciones de su rostro muy finas y de manos y ademanes delicados, su mirada era anhelante y preocupada como si esperase algo; estaba con todos pero parecía alejada del resto de los compañeros; aunque también había sudado lo suyo no se la veía fatigada ni despeinada después de la prueba a que los sometió el alcalde; llevaba la ropa impecable y no como la del resto de compañeras, sucia por el barro de las orillas del río y destrozada por los espinos del monte."... "¿Cómo alguien se le podía ocurrir hablar así o pensar así, salvo si se quería suicidar por falta de esperanza?" - Murmuraron algunos que la observaron y se fijaron bien en la mujer. aunque no era extraño que fuese una pobre amargada como ellos. Sin embargo cuando volvió de la búsqueda pactada entró la última a la cafetería, donde se refrescaban todos bebiendo una cerveza o una limonada que pagaría el alcalde, después de la jornada tan tremenda por la batida que se dieron todos por el monte a pleno sol, "ella parecía más fresca que ninguno aunque bastante colorada por el sol, sin pedir nada para calmar la sed se quedó en un rincón de la entrada mientras los miraba". Pero lo raro fue que cuando todos buscaban algo por el monte en una tarde tan calurosa y  terminando cansados sin hallar nada de lo que buscaban, ya que desconocían el objetivo o qué esperaba en realidad que encontrasen o qué quería el Alcalde que ellos trajesen, a pesar de decirles: "que era lo que a todos se les había perdido y no sabían dónde hallar siendo algo valioso que ya no tenían, que se evitaba nombrar por lo mismo y que nunca se cumplía tal como estaba la situación." ... Pero ninguno cayó en cuenta en esos momentos qué era.
Así que sin entender de qué iba lo que parecía un juego, por lo de la consigna que dio el alcalde a todos aquellos mozos y mozas que esperaban hallar un trabajo en el campo y a los que se había apuntado al Paro en el Ayuntamiento del pueblo, única exigencia junto al número del DNI, además les diría: "Que se dirigieran a "Las vacadas de la dehesa de San Telmo", que buscaran la luz de una esperanza que estaba en cualquier sitio, pero para hallarla deberían antes sudar más de la cuenta y demostrar que no se arredraban por nada, que no dejaran de mirar todos los rincones del monte que serían premiados."... ¡Pero no encontraron nada que fuese raro o insólito y estuviese preparado para llevárselo al alcalde!

 Era extraño pero era la única referencia que tenían más lo que añadiría antes de salir en esa busca extraña era volver al pueblo:  "Y luego, cuando terminen, si no encuentran nada se dirigieran de nuevo al pueblo y se reunirán allí en la cafetería al oscurecer, allí mismo donde se ve el corazón del viejo árbol en una grieta, pero no lo pierdan de vista."

Unos se adentraron en el monte lleno de espinos y chaparrales, el resto subió por la ladera de la montaña; otros buscaron por los alrededores del río; sólo ella, la extraña mujer de la pregunta fue la única que siguió otro camino. Según algunos la vieron alejarse en solitario hasta perderse en la lejanía sin que nadie se diese cuenta a dónde se dirigía, hasta que volvió a aparecer de esa forma tan fresca y preguntando "por el camino al cielo" en la cafetería cuando todos estaban esperando al alcalde.

Lógico fue que al escuchar lo que decía, permanecieran en silencio por un rato y vieron como ella salía del recinto un poco después y se encaminaba hasta el árbol... Todos la siguieron con la mirada y vieron lo ocurrido pero nadie pudo pensar más al echarse a temblar ante lo que había pasado. Estaban tan asustados que permanecieron mudos hasta que el alcalde llegó y preguntó:

"¿Muchachos, si alguno cree que ha hallado lo que se les ha perdido que lo diga?

Tiago, el italiano y único extranjero que optaba a ser contratado, se adelantó dos pasos con un brazo en alto y su mano abierta y dijo muy seguro: "Todos, señor Alcalde!". El alcalde sonrió y esperó otra respuesta, El italiano pequeñito estaba temblando y todos se figuraron lo que iba a decir hablando por el resto. Tiago, tragó saliva varias veces porque apenas podía articular palabra y el alcalde lo animaba con una sonrisa. El resto de sus compañeros también hacían lo mismo y esperaban nerviosos. Al final habló y todos consiguieron el puesto de trabajo mientras el alcalde los invitaba a otra ronda en medio de los aplausos.

Tiago sólo había dicho:"Señor alcalde, ya sé que Dios existe, que los milagros se dan y yo aspiro a mi puesto de trabajo por el bien de mi futuro y mi familia, pero la moza que se ha convertido en mariposa y ha desaparecido en la grieta del árbol viejo, sabe cuál es el camino del cielo; entonces, yo, también sé cuál es el mío y el de mis compañeros... Todos tenemos una misión en la vida y sólo falta creer que algo se nos ha perdido en algún lado para intentar hacer algo y recuperarlo como sea, aunque en ello nos dejemos la vida porque nunca observamos en serio, lo que sucede a nuestro alrededor hasta que nos pasa y falta... Ella, es la que nos falta, la Esperanza, y creo que todos sabemos ya a quién buscábamos."

"Así es hijo mío, todos los políticos no conocen hasta qué punto una visión puede conseguir el milagro, pero hoy habéis sudado por conseguir ese puesto de trabajo prometido y la dificultad era 'opositar por la Esperanza', ella lo ofrece todo sólo hace falta que se crea que existe aunque no se vea... Siempre dirige nuestros pasos y ojos a quien todo lo puede, habéis hecho lo correcto. Un trabajo en este mundo es como hallar el camino al cielo..."

Australia Elisa Lattke Valencia

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