El maniqueísmo en nuestra sociedad consigue su fines.


Excelente forma de expresar lo que depara seguridad individual ante todas las situaciones adversas que hacen peligrar nuestra sensatez y dignidad, pues es mejor tomar vuelo y darlas por inútiles a tiempo. Creo que esa postura es la que hace que el adversario medite lo que pierde. Aplicable a todo. Sinceramente, nosotros todos los pensantes, los que razonamos con la práctica en todo enfrentamiento que hace peligrar nuestros valores y con ellos el sentido de justicia, sabemos que se usa el maniqueísmo desde siempre a través de los siglos sobre el contrario que expone su argumento, sobre el inocente que se defiende y el que más tiene que perder; pues para confundir a los tibios de sesera que no entran con profundidad a los problemas se contradice con una replica llena de citas ajenas y sin comillas, que confunde al ofendido haciendo la defensa inviable pero creíble a quien no sufre el problema y se pone de parte del manipulador. Se hace para conseguir su efecto y desarmar la posición contraria. Es lo que nos hace vulnerable en toda confrontación como un derecho no inalienable que turba nuestra razón y desgasta al adversario honesto, unido a los factores del contrario que se rodea de su camarilla de adeptos recíprocos a los que llama la atención para conseguir el éxito de su defensa por amiguismo. Pues necesita apoyos para dar fuerza a la trampa engañosa que a todos se nos tiende.
Estamos diseñados para utilizar mas nuestra inteligencia que la animalidad, por desgracia se hace caer en la provocación que nos lleva a la sinrazón y a ejercer la fuerza como única solución. No se quiere el diálogo sí el baño de multitudes por el éxito del argumento que vence. Lo vemos y escuchamos todos los días en los medios, incluso en cosas tan sencillas como en los comentarios que se dan en los Foros poéticos donde se piensa que la sensibilidad es ajena a la susceptibilidad por lógica; pero se cuestionan las creencias y las ideas políticas contrarias al compañero que sube un tema susceptible de crítica contraria a la texto o, se le hace ver la repulsa por los que lo administran; y se comenta para esperar una contestación que defienda la ideas personales del autor, entonces se manipula el argumento y al final se le acusa pidiendo justicia de parte de los manipuladores y no del agraviado que e enfrenta a la intolerancia sin entender nada el que lo pierden en dimes y diretes, haciéndolo culpable. En muchos casos el más ofendido por acciones ajenas e inesperadas a sus deseos es el usuario ante 'un piquete' contrario al servicio de su política y no al de las libertades, o la pluralidad y tolerancia de las ideas, despreciando su pensamiento y por lo mismo a la libertad de la palabra que no se corresponde con la de lo contrarios. La libertad individual e ve presionada por intereses de unos pocos y puede peligrar su continuidad como miembro por no ceñirse a la arbitrariedad de los que opinan pues son ellos los que llevan razón, cuando en realidad es el ofendido la víctima de su fanatismo sin poder reclamar derechos, adaptándose a las reglas sin más explicaciones. Así se satisface a los verdaderos intolerantes. No hay un pensamiento neutral  que exprese en ambos casos quién está confundido o quién lleva la razón, dejando una puerta abierta a a reflexión inteligente entre ambas partes por el bien del lugar y los que lo frecuentas que es lo que importa. (alattkeva)

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