No hay mucha diferencia de la vida de mis hijos a la mía, fue la forma de educar o castigar con deberes responsables nuestros fallos, pero no terminamos lisiados, enfermos o traumatizados psicológicamente como para que nos llevasen a 'un loquero'... Incluso, los buenos maestros intervenían en esa educación si era necesario. Era una ayuda más y los hijos no se vengaban de los profesores por llamarles la atención.
Hoy en día hasta agradecemos la misma y reímos emocionados, los de esas generaciones por la falta de nuestros padres que controlábamos entre todos, sobre todo el equilibrio en la educación y las buenas maneras de nuestros hijos. Otra cosa era que,, fuera del hogar o de la vigilancia de profesores y padres, los hijos hicieran cualquier cosa que les afectara a ellos y sus familias, pero el temor de Dios o estar al margen de alterar una línea moral, eran las reglas . Qué lástima que se haya echado por tierra tantas cosas sencillas y buenas que controlaban al individuo, aunque alguno difieran hoy, por su mala experiencia, de todo lo contrario; cuestión de entender la libertad con educación. Mientras, los promotores de las maravillosas ideas se han forrado de gloria y beneficios con sus teorías de libertad, muy al contrario de lo que indicaba Rudolf Dreikurs (1897-1972), dando paso a otros teóricos de la psicología que promulgaban lo de "prohibir está prohibido"... Hemos escuchado por cinco décadas las erróneas teorias de pedagógos y psicólogos afirmando eso de: "no se debe traumatizar a los niños con reprimendas y cachetes, y que hay que ser muy tolerantes y darles total libertad de acción..." ¿Y qué nos encontramos? Pues con una generación de energúmenos 'enanos' dictadores insatisfechos, insoportables, imponiendo a sus padres sus criterios de forma amenazante o agrediendo a compañeros y profesores, porque les afean su mala conducta e icluso, mintiendo con tal de conseguir sus objetivos. No hay acuerdo en la forma real de educar de acuerdo a la educación de padres, maestros y planes de estudio: "Ayudar a cada niño a desarrollar sus capacidades y su potencial, aquello que en los colegios no se enseña y que es básico para el futuro y para el presente de cada persona, más allá de las necesidades inmediatas del sistema que solo busca el control de todo aquel que vive dentro de sus fronteras." No hay presupuesto hoy, pero en el ayer sin presupuesto el maestro ya enseñaba esos caminos... Tampoco hay presupuesto para cuidar la san alimentación de las nuevas generaciones y atender las posibilidades económicas y laborales de sus padres, como de su entorno y los ejemplos que reciben de su familia por su forma de vida si trabajan y que estudios tienen o están capacitados para la responsabilidad de engendrar hijos, como del compromiso que adquiere para colaborando con la familia y no sólo la madre, esposa o compañera. La mala educación cuesta dinero a los gobiernos por ser deficiente en contenidos prácticos, falta de recursos familiares para que los hijos tengan una buena alimentación y, la mala educación ambiental por inducir a la compra de ciertos productos de marca que favorecen a sus fabricantes, al margen de la calidad o el resultado del producto, acostumbrando al niño y al joven a adquirirlos sin limitación ninguna, sea pobre o rico, traumatizando a los padres si no pueden acceder al capricho.
No hay alternativas para el niño o el joven, mucho menos para los padres y, los maestros y educadores no quieren saban nada por si se llevan un golpe del niñato o niñata e incluso de los padres cuando sus hijos mienten, culpándolos de sus fracasos escolares.
Ahora que estamos en vísperas de Navidad los fabricantes explotan las emociones con el marketing, porque saben de la reacción de hijos ante los padres y se prefieren las ganancias que abaratar el producto.
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