VERANOS BAJO EL SOL (2016-Agosto) Cabo de Palos

Hay un vínculo inerte entre pobres y ricos. Es como un puente roto que viene de siglos. Siempre se discute lo mismo: que los unos puedan vivir de los otros por menos y les salga barato el servicio, aunque siempre se necesiten y se hagan amigos convencionales, al fin de cuentas, los unos y los otros se necesitan. Los pobres recogen de los otros lo que pueda servir. Hay por miedo una cierta alianza que no quieren perder. Y menos, lo que obtienen los unos de los otros y que no les falte mientras sirva a otras generaciones. Esta situación ha generado leyendas y todo tipo de especulaciones: ambas partes se necesitan, "Dios dejo a unos y otros para ayudarse mutuamente, los unos sin los otros no pueden existir, los pobres y ricos son necesarios en la sociedad...etc. La Ley y la Justicia sirve de diferente forma a las necesidades de ambos en muchos casos y lo sabemos siempre. Ninguno se entiende sin la parte contraria, porque las fisuras de la ley favorecen al más listo o a los más fuertes...Los que pagan. Y la irresponsabilidad de los fuertes la pagan los más pobres. siempre hay una justificación indistintamente para los débiles como los fuertes.

El temor se calla ante las amenazas. Y los que pueden se van de vacaciones para olvidar los males que acosan al país, Los pocos que pueden llevar un tren de vida libre de preocupaciones, pueden repetir todo el año y, esos otros que deben volver a llenar la hucha para tener otra esperanza, necesitan seguir trabajando honradamente. Nadie sabe el porqué existen unos y otros, "pero es así la vida", nos contentan ambos.

Sólo las religiones nos lo explican especulando con las doctrinas que tranquilizan a los infelices y creen que llevan razón. Nadie da una respuesta justa, nadie contesta a "los males e injusticias del sistema social del mundo en que todos vivimos, y estamos involucrados indistintamente". Pero, la verdad silenciosa se pone sus gafas de sol y se echa feliz frente a idílicos paisajes, sobre hamacas y cómodos balancines a la sombra, bebiendo exóticas bebidas o compuestos de alcohol espirituoso, residen ante anchas y verdes praderas y bellas montañas, con el mar o la piscina al lado; entornos llenos de seguridad y belleza. ¡Nada les falta para olvidar a "los infelices que les rodean o acosan", ante un temor prefabricado por las injusticias que los unos siembran o cometen con los otros y se lo facilita el partido en el poder! Dicen que no son felices por el miedo o el temor a perder su estatus, por eso frenan a "las hordas de menesterosos con afán de emularlos, quitándoles el trabajo para toda la vida que les da seguridad".

*Los entrecomillados me lo asevera una persona que sabe perfectamente en donde se mueve y cómo piensan, los que que han llegado alto por herencias y el oportunismo mediático.

En las costas del alma -como las llamo-, se apiñan como 'hormigas servidoras a su hormiguero', esa "hordas de infelices familias de pobres"... a las que temen los ricos o pudientes, con derecho heredado de sus mayores a través de los siglos y, siguen pensando de los más pobres: que "tienen hijos como ratas y son unos irresponsables". Y, cada una de esas familias que ocupa un lugar en la playa junto al mar, con su avío de toda la vida: tortilla de patata con pollo y pimientos fritos, pan, y la heladera o nevera de mano con latas de cerveza, agua y tinto de verano. Todo gira alrededor de la misma vida al sol y mar o montaña, que unos y otros sueñan tener cada año, pero no siempre con el mismo lujo con sombras cómodas y cremas antisolares caras...Los unos y los otros son lo que son: "los sin clase o casta" y, "los de la casta" no parecen enterarse, hasta que se enfrenta a los que les reclaman su injusticia, entonces se convierten en: "melenudos, guarros con coleta y no usan desodorante ni traje con corbata para ser elegantes"... Así se les distingue y no por sus contenidos culturales (si los tienen, claro) y sus valores humanos que los primeros olvidan a menudo.

Sólo cambia el ambiente o el panorama que llena sus momentos y barrigas, cuando unos disfrutan de lo que hay y pueden y, otros no, los parados, los sin trabajo. Eso sí, mueren y se engendran de la misma forma, lloran y ríen lo mismo que los poderosos y en situaciones económicas y culturales diferentes e incluso políticas. Porque no tienen más remedio que reír y llorar, como los políticos corruptos. Pero se contentan leyendo revistas donde aparecen ellos mismos, los que pueden vestir y calzar bien y disfrutar de lo que tienen... ¡Los criticados que viven como dios! Y,los otros bendiciendo la tortilla por si es el último día que les queda para ser felices con la familia... Pero a todos les alegra la vida el sol que es también patrimonio compartido aunque no disfruten de hermosas sombras y maravillosos sitios. La "Nivea" brilla sobre la piel desnuda tostándola más de la cuenta a los pobres...Por la tarde esperan los espetos en las parrillas. Se repite el mismo rito: Tinto de verano, "Fanta" para los niños y helado... ¡Pero hay millones de seres humanos que no tienen ni para eso!

El verano termina cuando vuelven los niños a clase y sus padres al trabajo. Más de uno no sabe si ha sido su último verano en la playa o en la casa del pueblo con los abuelos.

Pero el tiempo se repite exactamente lo mismo con una sola diferencia: los avances tecnológicos y los nuevos descubrimientos, a los que pocos llegan esos otros, pero los abuelos prometen que con el extra de Navidad le compraran a los nietos el móvil que piden, el ordenador y lo que haga falta, que los pobres chicos no se traumaticen. 


alattkeva

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