Cuantificador existencial ¡Ya está bien, no!
Me permito unas palabras, nada más...
Destacando una opinión perversa,
para quien ignora el daño de su dardo envenenado,
"¿por si caen...?"
-¿Y quiénes deben darse por aludidos?-
Quizá cuatro idiotas angustiados lo serán.
Pero utilizas el determinante propio del iluso,
encriptado un discurso falto de humildad.
Inventando rivales o enemigos como trampa,
con un lema pistolero y bien falaz.
Castigador de espíritus honestos...
"Por si acaso se halla cualquier mal".
Y, de un tiro, rematando a quien no piensa,
te procuras con tu estilo, el acertar.
...
Me permito describir lo que se intuye,
lo aprovechable de mi ser honesto
que razona tu gran inseguridad;
por si he de pisar minas o lodo y no funcione
este tiempo de mi edad: mi bendito despertar.
Mas, ahí debe estar la irreflexión y, atolondrados,
les confundes, das consignas y mensajes hieráticos;
solemnes en los tonos que despistan
para aquellos que no leen, y los conquista
palabras con ponzoña 'envenená';
sin entender lo que se expresa,
dando a un "me gusta" y algo más;
pues aún no comprenden -todos- el lenguaje perverso
de desmedrado malestar.
¡No me gusta tu estilo, te lo digo,
y duele que te cuelgues un piercing en tu ombligo!
A. Elisa Lattke en: "Ranita Azul"
Pienso igual querida amiga.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Rafa. Pero a veces cansa lo que nunca nos hará bien si caemos en el temor de servir para ser servidos, con amenaza. Una sabe de su tiempo y valora las buenas y honestas amistades. Es lo más lindo. Se precia esa cordialidad y sobre todo la sinceridad de quien nos enseña y se aprende.
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