Enciende tu propia Luz



¡No te apagues nunca!


Incluso cuando sabes que vas a morir temporalmente... Porque nunca nos vamos del todo y seguimos existiendo en la Luz. Recordemos que sólo es un tránsito necesario para toda vida.

Cuando era niña siempre escuchaba hablar de ``la luz primigenia'' . Era como algo normal, ya sabía que esa luz estaba en mí como en los míos. Intentaba verla pero mi madre me decía que sólo se hacía presente en los buenos hechos que hacíamos, los sacrificios por otros y en cumplir Los mandamientos de la Ley de Dios, pero también nos iluminábamos en la presencia de otros cuando utilizábamos el conocimiento que nos daba el Espíritu Santo con las palabras correctas, nunca las que por comodidad pensamos para sorprender a otros. Pues Dios no debe acomodarse a nuestro pensamiento, sino, nosotros a lo que percibe el suyo.

Si hoy hablamos de ella, ''la Luz primigenia'', parece que creemos hacer pensar que otros descubren algo nuevo. MI mayores hablaban y lo explicaban de una forma sencilla de comprender:

*odo está hecho de Luz primigenia. Sería una tontería revelar lo que ya es evidente a los ojos de cualquier ser humano inteligente, pero, como todo, parece que es mejor que nos lo recuerden y no tenerlo en cuenta, mientras de ella se llena nuestra vida. *

Os dejo esto que pongo seguidamente. Desconozco a su autor. Lo guardaba.


''Luz primigenia…


Se dice que existe una luz interior en todos los seres de la creación; un poderoso faro que guía nuestros pasos. Una llama eterna, incombustible y poderosa que nos enardece en momentos de pasión, nos sostiene ante el abatimiento, nos susurra cuando la incertidumbre nos rodea.

Es esa llama que nunca se apaga...La luz que nunca desaparece... Es la hoguera que alimentamos de forma inconsciente, que permanece siempre encendida a pesar de que el tiempo y el olvido la hayan sepultado y su luz apenas nos llegue en forma de débiles sombras, entre los recuerdos que la han enterrado en lo profundo de nuestro ser.

Es nuestro yo más inherente al propio Ser que nos creo. Uno de nuestros pilares más poderosos e importantes, que nos sostienen y nos define como la persona que somos y podemos ser.

Como en cada gran construcción, por compleja que parezca a primera vista, los pilares siempre se alzan, majestuosos, ocultos a la visión; Expectantes a que unos ojos intrépidos den con ellos y reconozcan la magnificencia de lo sencillo, simple y profundo que es aquello que nos sostiene, que nos define, que nos hace crecer.

Como el lucero que guía al marino en la oscura noche, siguiendo el rumbo que su alma le traza, rodeado de un mar de misterios. Así es como el resplandor de nuestro interior nos indica con destellos sutiles el camino a seguir; el fulgor de nuestra brújula moral y ética. Nuestra concepción de nuestro propio ser.

Y aunque a veces obviemos ese resplandor, por cegador y claro que sea, y tomemos las decisiones equivocadas o perdamos nuestro norte y nos sumerjamos en la oscuridad más densa… A pesar de hallarnos en el reino de las tinieblas, no debemos sufrir temor alguno, pues la luz que nos guiará de regreso a nuestros sueños siempre ha estado, y siempre estará en nosotros.

“Debemos ser sabios en el momento de alimentar la lumbre interior; pues podemos cometer el error de saciarla con malos pensamientos o ponzoñosos recuerdos. Y aunque estos puedan ofrecer una llama intensa y cegadora, la luz que nos ofrecerá será inconstante e irascible…

Alimentadla con esperanza, alegría y amor, y os veréis envueltos en un resplandor cálido y reconfortante que os recordará la senda de los sueños por la que siempre anhelasteis marchar…”

*
Espero que os guste esta aportación que si mal no recuerdo también la he leído en un blog de ''Wordpress'', donde hay bellísimas lecturas.

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