Diario de un parado (Ironías de una realidad cualquiera)
Por: alattkeva
Al otro lado del teléfono habla un hombre:
—Soy el operario del aire acondicionado, el Señor Naive, el que le recomendaron, Mr. Happy, perdone que no he podido llamar ayer, he tenido que abandonar con mi familia mi apartamento de Street of the crucified por desahucio. Soy el especialista en instalaciones de aire acondicionado que estaba esperando, necesito ese trabajo, me urge pues no he podido comunicarme antes por un grave problema familiar. Resido ahora provisionalmente en el pueblo de Extreme Poverty, el pueblo que llaman de ''los parados'' lleno de viviendas sociales y a veinte Km de la ciudad; me he quedado sin auto por falta de gasolina y utilizo ahora, una 'bici' para desplazarme... ¿Me escucha señor Happy?... ¿Está Ud., allí?...¿Yo a Ud.,lo oigo muy bien, pero no sé si me escucha?
Al otro lado de la línea Mr. Happy hace donadados esfuerzos por escuchar, mientras suelta bocanadas de humo de su cigarro. Tiene la ventana abierta para que no se encierre el humo en la oficina y, el tal llamado Señor Naive escucha el ruido del tren expresso que va a hacia donde él reside, Pobercity, el mismo que pasa por delante de la oficina de la empresa adonde está llamando. Y, Mr. Happy que no lo escucha por culpa de tener el ventanal abierto, le pregunta:
— ¿Es Ud., el que me llamó ayer también?... Sí, ya tengo un sustituto porque no vino como me prometió... ¿Qué, cómo?, ¡hable Ud., más alto, es que no le oigo con la ventana abierta porque estoy fumando, no lo escucho porque hace un calor terrible y tengo las ventanas de la oficina abiertas, repito y perdone, es que pasa en estos momentos el expreso que lleva a Extreme Povercity , no oigo absolutamente nada! Estoy esperando al hombre que arregla el aire acondicionado, ¿Me oye?, el que quedó en venir hoy en la mañana, es un operario recomendado por un amigo y que dice estar en paro... Me aseguraron que ayer se pondría al habla conmigo, pero he llamado a otro para que haga el trabajo... ¿Es Ud., quien lo recomendó?
— No, escúcheme, cierre el ventanal por un momento, es urgente para mí que me escuche, cancele la cita del otro operario..., éste que le habla es el que le falló Mr. Happy, eso quería decirle... ¡No sabe cuánto lo siento!... Es que nos han echado de la vivienda a mi mujer y a mí por estar en paro...No teníamos para pagar la hipoteca, tengo dos hijos y mi esposa se puso de parto ayer mismo cuando tenía la cita de trabajo con Ud., nada menos que por culpa del problema de dar a luz, ¡fíjese Ud., en mi suerte!... Le cuento: precisamente soy el primer operario que le recomendaron y que Ud., necesita, ¡no me haga esto! Solicité ese trabajo en su empresa la semana pasada, y no he podido recoger mi correspondencia por el desahucio hasta hoy por la mañana, cuando fui al hospital a ver a mi nuevo hijo; así que esta misma tarde estaré allí, no se preocupe, Mr. Happy, es que tengo que ir en bicicleta y tardo un poco''.
Mr. Happy vuelve a insistir sin poder escuchar nada:
— ¿Cómo?...¿Qué?...¡Perdone, hable más alto!... Sigo sin escuchar nada por culpa del expreso que viene de nuevo de Extreme Povercity, pasan cada cinco minutos unos y otros; no entiendo de qué bici me habla ni quién está embarazada, ni sé qué me contesta, no escucho nada, llámeme mañana que ya tendré las ventanas de la oficina cerradas y no habrá tanto calor, porque ya está aquí el operario del aire acondicionado. ¡Oiga, que me llame mañana que lo atenderé y perdone las interferencias!
(El Señor Happy escucha un fuerte ruido al otro lado del teléfono antes de colgar, mientras pasa otro tren expreso en ese momento y se dispone a atender al operario que esperaba a que terminase de hablar, pero éste no contesta y cuelga el teléfono)
Al siguiente día, cuando llega a la oficina, su secretaria le pasa la prensa del día, "The Daily Press" y le ofrece un puro como es la costumbre. El Señor Happy lo enciende y levanta su orondo cuerpo de su cómoda silla con la prensa en la mano, y se dirige hacia el ventanal cerrado y acristalado del despacho, para ver satisfecho como pasa el expreso hacia Extreme Povercity. Esta vez no abre la ventada como era su costumbre por el calor, así que no hay ruidos; seguidamente abre el ventanal, respira hondo antes de llevarse su cigarro a la boca por última vez, para lanzarlo apagado con un golpe de nudillos desde el alfeizar de la ventana hasta las vías del tren. Mientras lo hace sonríe feliz como un chiquillo travieso. Se sienta con la sonrisa puesta a hojear el periódico que le pasa su secretaria. Ya tiene otro puro apagado entre los dientes. Su secretaria se apresura a encenderlo y él hace un gesto de agradecimiento. Echando una bocanada de humo hace lo de siempre con el periódico y con su cómoda vida: 'pasar páginas' de todo y sobre todo, las páginas relacionadas con los sucesos de cada día, para detenerse a leer las noticias de La Bolsa.... Lo único que le interesa de la prensa diaria.
Antes de tirar el periódico a la papelera ve que hay una noticia que resalta por estar señalada con una flecha, precisamente en la página que siempre lee, la de La Bolsa y que pone:
''Mr Happy, siga Ud., siendo feliz y no se preocupe por mí, ya sabía que Ud., no me iba a hacer caso y Ud., representaba la última persona que necesitaba un obrero especializado en aire acondicionado. Ese obrero era yo, el que lo llamó ayer y Ud., no cerró el ventanal para escucharme, cuando pasaba el tren de Povercity, el mismo que me lleva a la ciudad a buscar trabajo, pero comprenderá que sin dinero lo hago en una bici y tardo en llegar, ya se lo dije que también mi mujer me dio otro hijo y por eso no pude ir a la entrevista, al tener que llevarla al hospital. Cuando lea esto yo estaré muerto y este periódico es del día anterior, por si no se ha dado cuenta, habrá llegado a sus manos junto al del día presente; pero he pedido a su secretaria que sea el primero que le pase para que sepa a lo que llega el sufrimiento de un hombre sin trabajo... ¡Claro que no tiene Ud., la culpa de mi desesperación, los dos sabemos que la tiene el ruido del tren que pasa hacia donde resido y la ventana de su oficina abierta por culpa de la avería del aire acondicionado; ahora, sí puede leer el diario del día y seguramente también leerá en ''Sucesos'' la noticia sobre un suicida más a causa de la falta de trabajo.... Ah, tenga Ud., un buen día''.
Mr. Happy se le ha caído el tabaco al suelo al quedarse con la boca abierta ante la sorpresa. Coge el siguiente periódico que le da su secretaria, -que ha permanecido observando la escena-, y lee en letra pequeña entre otros sucesos, sobre el ''suicidio de un nuevo parado por desahucio en el pueblo de Poverty¨, un tal 'Naive'.
La secretaria sin entender porque está tembloroso su jefe y muy pálido, recoge el puro del suelo y lo deja sobre el cenicero. Mr. Happy vuelve a leer la noticia para asegurarse que se trata de quien piensa que es... Tira el periódico a la papelera, coge el puro a medio fumar para tirarlo a las vías del tren y se levanta para mirar a través del gran ventanal de la oficina, que tiene abierto en ese momento pero escucha venir el tren y se precipita a cerrarla, antes de pasar el tren expreso que lleva Povercity.
...
Interesante relato.
ResponderEliminarUn abrazo.