"Aprendí"

 Nunca es bueno pensar antes de saber, escuchar, proceder o leer hasta el final, según el caso. 
Basta un revulsivo que nos enfrente a la verdad, para juzgar la materia de la que nos hablan, antes de juzgar a su autor. alv

"APRENDÍ", sinceramente creo, que nadie lo ha dicho tan claro, como este *autor desconocido* en todos sus vídeos con diferentes temas a escoger. Y menos, así de sencillo y gratuito, a través de  vídeos asequibles a cualquiera en Youtube, para servir de auto-ayuda a aquél que los necesite escuchar o leer. Hallarlos, ha sido un maná para los amigos y conocidos a los que les llega, cuando sé que tienen alguna preocupación y les hará un bien, ante las vicisitudes de la vida y por supuesto, no son pesados tal como se va viendo y leyendo cada tema. Es lo más importante por la facilidad de llegar al entendimiento de quienes los escuchan.
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Desde todos los tiempos se dicen demasiadas cosas sobre la existencia...
Infinitas sobre la Luz interior, la que siempre resplandece en todos los seres que 'escuchan su alma', que hablan con ella, que saben comunicarse con Dios. Es la esencia del Ser. O, ven con los ojos de su percepción espiritual lo que otros semejantes no comprenden porque no lo perciben, porque es Luz trascendiendo su ser. Podemos hacerlo en nuestra naturaleza humana, una manera de transfigurarse. Se describe así y se escribe de esa naturaleza divina lo que realmente ocurre, cómo se da y se mueve entre nosotros en un estado consciente y normalmente en soledad. Se mueve todo lo verdaderamente espiritual, cuando ese todo nos es ajeno del mundo físico y se percibe lo que es de Dios al trascender en el ánimo. Les ocurre a los santos, a los seres castos y buenos, se dan los llamados 'milagros' o hechos inexplicables o sobrenaturales; aunque sean así por intangibles y, en otros casos, hasta convenientes que pasen y resuelvan una situación difícil en un momento deseado. Es como si se concentrase esa substancia del Ser en nosotros, produciendo la química de la que estamos hechos 'el fenómeno' incomprensible al los ojos o a los sentidos que lo perciben. Y es comprensible que pase si de esa "Substancia Superior" somos hijos y de ella procedemos. No hay ninguna duda, por inverosímil que nos parezca y de la que forma parte nuestra psique o espíritu. Se habla de la fe, la esperanza en Dios, Jesucristo y lo que nos cuenta El Evangelio, La Biblia, y de otros libros importantes escritos antes del Primer Testamento, por gente sabia (iluminada), que van reafirmando nuestras convicciones a lo largo de la Historia, como hijos de una misma naturaleza en un Todo común, el que nos contiene. Nada es ajeno a esa realidad tal como lo expreso.

Desde niña, mis hermanos y yo, tuvimos esa suerte de criarnos y educarnos en el conocimiento de dos tendencias religiosas que imperaban en las costumbre de la familia y a las que nos adaptábamos de forma natural. Era ya una suerte que no hubiesen diferencias como judios-cristianos .- Aunque la segunda es raíz de la primera, era vetada por los mismos sacerdotes y Papas de entonces, la primera; y tal como la entendía la Iglesia católica, "era una anatema", "porque los judíos habían dado muerte a Jesucristo". Mi madre no estaba de acuerdo con ello y bastantes polémicas se debatían en el hogar en algunas tardes, entre café y café, enfrentándose a los oligarcas o mandamases del pueblo donde residíamos, allá en las estribaciones de la Cordillera de Los Andes. Nosotros, los hermanos, asistíamos callados a las mismas, mientras aprovechábamos los ricos dulces y tortitas que nuestra  abuela dejaba en una bandeja. Nuestra madre les hablaba y rebatía las cosas que no eran de su agrado. De vez en cuando buscaba entre los libros que dejaba a mano con sus respectivas señales, algún dato que había olvidado de memoria o lo aseguraba del propio autor, leyéndolo en voz alta. Entonces, veíamos como algunos atendían a lo que mi madre les aclaraba dejando de hablar, pero movían poco convencidos la cabeza, mientras fumaban de nuestro tabaco, que también servía a la charla. Así que entre las grandes bocanadas de humo que lanzaban, menos mal al aire libre, mi madre se colocaba un pañuelo en la nariz para evitar el humo y el olor que producían. Dejando ella de conversar por un rato o ventilándose con un paipay. Permanecían en silencio por largo rato, bebiendo café y tomándose a sorbitos el aguardiente. Momentos que aprovechaba nuestra madre "para rematar a placer a la visita, con alguna inteligente cita", -como ella decía a nuestra abuela cuando ya se habían marchado. Aunque sabíamos que estaba harta de esas visitas "y de servir a los capataces del pueblo". Nuestra madre disfrutaba de la larga polémica que les entretenía cuando mi padre iba de viaje; aunque a él no le gustase que visitaran a "su Rosita",... "la guapa hija de don Abraham, el carpintero del pueblo", como así se la conocía. Por lo visto, mi madre era una de las pocas mujeres con las que se podía hablar, según se lo decía el cura, el Padre Lopera, que también asistía a esas veladas de la tarde, Su presencia daba seguridad a nuestra padre y lo mismo a nuestros abuelos. Ya que no siempre los oligarcas del pueblo visitaban a los vecinos. Pero mi abuela pensaba que como disfrutaban gratis de  café, tabaco y algún traguito de aguardiente, además de un dulce, no era extraño que estuviesen como un clavo cada mes. Mi abuela les servía el licor en unas copitas muy pequeñas, junto a unos deliciosas tortitas de limón, las que deseábamos sobrasen para repartir entre nosotros, antes que la abuela las retirase.

Pero como vemos, cada ciclo de vida cambia. Y todo lo escrito, aprendido del pasado y hasta inmortalizado por los mismos que mueren por "la verdad", lo olvidan sus descendientes. Y siempre nos preguntaremos lo mismo sobre 'la verdad' real y la individual (...) Porque no es lo mismo la escrita que la inventada como leyenda y raíz espuria de la auténtica. Todo evoluciona o se modifica para bien o mal y es difícil hallar lo genuino y auténtico de es verdad inmutable o incuestionable. Cambia ante los ojos de otras generaciones y el conocimiento de los que lo recibieron, relacionado con la fe, como con las originales convicciones de nuestros mayores; incluso renegando como apóstatas de todo hecho histórico y, a pesar de las pérdidas humanas, los sacrificios y la destrucción que obliga a rehacer la misma historia, el retraso en ese progreso evolutivo y espiritual de todo ser humano, se ve truncado, cegado o frenado, por un mismo estilo de pensar rebelde a las reglas o al orden establecido. Son los que forman camarilla para manejar la verdad de la historia a su antojo y le ponen el nombre que les parece, cambiando de autor. Siempre habrán amotinados, sediciosos e insurgentes, dispuestos a cambiar la historia del mundo. Pero lo que sí es cierto, es que lo que consiguen, es frenar el progreso y destruir los pueblos, para enriquecerse unos pocos.

El relajo o la debilidad de los responsables gobernantes, sobre todo su escepticismo o nihilismo, que pervierte los conceptos morales y éticos y nos embulle en su caos de ideas como les interesa, para aprovechar la pesca en río revuelto y ser ellos en todo ciclo de vida, los protagonistas de la historia humana y del mundo, hasta de su creación y todo lo sagrado sufre cambios radicales para poder conseguir el poder que pretenden. Un afán de nutrirse de la sabiduría de otros pueblos. Todo esto nos ha traído hasta este hoy y no deja de haber clientes, dispuestos a conocer "la espiritualidad, la Luz y la Verdad", aunque sea pagando por ello. Cuando en realidad, muchos, han olvidado que la tenían de niños, hasta que se introdujeron en la vorágine de la frivolidad, sin hallar más satisfacción que intentar vivir como fuese y con quien les satisficiera su existencia, pero con el alma abandonada.
Y vienen de esa búsqueda de tanto relajo con sed, De un pasado lleno de turbulencias e insatisfechos y, llenos de "temor a la muerte y a perder su alma"... buscan cómo salvarse. Por lo mismo que todos sus predecesores de cada época: las ambiciones que los acomodaron al terror de morir, les llevaron al saqueo, rapiña, engaño y falsedad, para conseguir lo que creyeron les daba felicidad, cuando en realidad era poder ante una clase diferente o carente de todo, lo que el dinero sí daba. Y no es ningún tiempo tan diferente de los anteriores y los que nos seguirán. Porque lo comprobamos de otras generaciones que vuelve a ofrecer una brecha insalvable en todas las necesidades materiales y espirituales, que tiene hoy en día la humanidad. No hay paz, libertad, orden y justicia, donde falta trabajo, un techo y hay sobre todo, hambre.

Hay una exigencia moral latente, que es la de volver a insistir sobre el tema espiritual y cómo se hace "la conducción del rebaño"... Sí. No me digan que no. Hay una gran necesidad de convertirse en líder, guía, sacerdote, gurú, iluminado, etc., de lo que sea de la que se abroga una cantidad de seres que se creen visionarios, pero también podemos llamarlos: inspirados, imbuidos, esclarecidos, videntes y alumbrados o iluminados, tanto en política como en las creencias religiosas o espirituales. Da infinita tristeza no ser más coherentes con el daño espiritual que hacen a otros en ese camino, que debería ser como el de Santa Teresa de Ávila o el más cercano como es el caso de la Madre Teresa de Calcuta, por poner un ejemplo verdadero. Pues dedicarse al oficio de convencer a los espíritus débiles pusilánimes, ruines, viciosos, criminales y cobardes, es una entrega difícil, si se hace como las dos nombradas. Pues a ver: ¿quién es el valiente hoy en pleno s. XXI, hombre o mujer, que abandona su estado de confort tan mundano, para hacer grandes obras de caridad o de misión, "abandonando su hogar, familia y amigos y lo hace por amor a sus semejantes"?... Y, para darse en cuerpo y alma al oficio de convertir a la fe y enseñar el buen camino hacia Dios Creador, por los hechos o las obras, y no por las palabras. Aquí dejo esto como pregunta.  Sé que los hay en esa entrega honesta y por todo el mundo, aunque sean muy pocos, exponiéndose a todo tipo de penurias, sacrificios y peligros.

  Estos que desean ser como dioses, es como si supiesen que "el hijo de Dios", el mismo hombre y mujer decentes y honestos, hubiesen abdicado de sus designios o renegado de su fuerza espiritual. Entonces, en ese río revuelto de infinitas ideas escritas o conferenciadas, se mueven los cocodrilos de la sabiduría, enseñando sus fauces sonrientes. Ven que se dan necesidades aprovechables o logros anunciados, que sirven a las manifestaciones personales de esos buscadores de fe, como 'un parche' a la ansiedad o sed de cambios. Saber cómo y de qué forma elegir el camino más idóneo o justo de vuelta a casa, que es como decir: de vuelta a nuestros orígenes primarios cuando dejamos de existir, para contrarrestar con las necesidades espirituales ese abandono de Dios. Incluso todo lo motiva hasta el temor a morir por una enfermedad o la promesa a no perderlo todo. Por desgracia el egoísmo nunca se cuenta en esa suma de éxitos personales.

 Todos los tiempos tienen el mismo problema, porque el ser humano no puede caminar vaciando su espíritu, porque son necesidades vitales; necesita el pan del Amor para acompañar las necesidades del cuerpo y el alma. Se intenta, dar pinceladas de un bien que nos haga mejores, más conscientes de nuestra vulnerable condición, pero también, se cuestiona los factores que nos amenazan al no estar preparados en el espíritu. Otra cosa es saber, que sí lo estamos para trabajar o, para en cierta forma, ser responsables de nuestra vida, de lo que la sociedad nos exige en ese ordenamiento laico, al que nos añadimos y no al otro más comprometido, "por ser hijos de esa naturaleza superior" o, por tener la oportunidad de la vida acá donde estamos, es necesario meditar el camino a escoger donde se haga el mejor bien posible y no el propio. Sacrificar más de lo que prometemos por salvar algo de lo que no deseamos que nos pase (...)
Se dan estímulos con alguna corrección a la medida de nuestras fuerzas, un poco de 'ciencia de la iluminación', digamos, se puede añadir a nuestra existencia;  como una serie de consejos repetitivos con las mismas palabras de siempre, extrayendo de un sitio u otro información o dejando que la mente se exprese... y sea receptora del milagro, pero tomando en cuenta algo importante: que, si falta la dimensión y la profundidad precisa, la gente saldrá vacía como fruto malogrado, si no podemos transmitir seguridad, experiencia, iluminación. Porque, para dar algo que eche raíces o las neuronas y estas se echen a volar, hay que tener contenidos muy altos en el dominio del lenguaje u otros conocimientos morales, éticos, pedagógicos, históricos, científicos, etc., que lleguen a los seres humanos con la 'química' o sustancia espiritual que exige un cerebro sano, que razona con hechos tangibles la vida; aunque esté impregnada de éso que se busca, lo contrario...Pero recibiéndolo a cambio en positivo.  Porque quienes necesitan cambios en sus vidas, necesitan más que comprensión, no promesas y palabras, como de una visión diferente de la realidad con la que le miramos... Su realidad, en este s. XXI, donde el orgullo no descubre las miserias pero el entusiasmo o los sueños, dejan ver otras riquezas.
Porque, a ver: es mucho más amplio el discurso de "la tecnología del yo", que es la que atrae en la era digital, aprovechable como información de apariencia sólida e incluso, con elementos ajenos a la materialidad objetiva de lo que se habla, los agregados y llamados "efectos especiales" ya no se dan con luces de colores, pero persiste la persuasión y el arrobamiento, que no siempre son como los de las películas, sino, la transformación que sufre el conferenciante que estudia y aprende todo gesto, movimiento, vestimenta y actitud, que debe expresar delante de sus asiduos, asistentes, parroquianos o fans..., donde intervienen los "especialistas en imagen", sea para un líder político como para cualquier cantante, conferenciante o modelo de pasarela. Es así de cierta la superficialidad en que se mueve el mundo moderno, para vender cualquier cosa. 'Mercadotecnia' lo llaman.Tanto en la realidad como 'online'.
Así que, la formación de la estructura ética de la persona...  en muchos casos, es sólo una forma de llamada más al consumo, pero no una realidad evidente que pueda darnos un valor añadido, aunque lo hay en ciertos casos. La necesidad de depurar el cuerpo necesitado siempre de sus instintos básicos, para dar con "el espíritu que lo capte y lo devuelva al SER", ya lo escuchaba de niña y ni caso hacía a lo que me parecía muy raro o extraño escuchar, porque tampoco entendía. No es de hoy. Con mis limitados conocimientos sonrío ante la veracidad de lo que recuerdo, y me colabora a esa búsqueda porque lo es y ha dado riqueza  y fama a un puñados de seres humanos, que sí se han percatado de la utilidad de esos conocimientos. Pero no todos han sido tan buenos para transmitir ese encanto que adorna la palabra, porque no siempre se consigue el efecto deseado en ese público que se desea atraer, al que le vendes "la burra" o algo que sí vale la pena para sus vidas. Todo depende de cómo se venden sus ideas y de los métodos utilizados. A veces son otros los que depositarios de las mismas, como aprovechamiento o logro de ese ser 'iluminado', los que consiguen con más medios de difusión, un rédito que no tienen sus autores verdaderos. Así de cierto es todo aunque no siempre se diga. Pero no pueden hacer otra cosa y callan ante ese sitio de confort que les regala su suerte; o el escalón adonde les lanzan para hallarse a gusto encima de ellos. Y digo 'ellos', porque son organismos que se encargan de la difusión de la obra de sus protegidos, por ser empresas que funcionan a través de lo que editan en libros, revistas,  artículos de prensa, declaraciones, reuniones, conferencias y presentaciones. En esas situaciones que los encumbran se sienten privilegiados, pero nunca felices, si la obra la manejan las editoriales o las empresas u organismos "sin ánimo de lucro"... Sinceramente porque eso no es siempre lo que esperaban de todo su esfuerzo, por divulgar algo serio en muchos casos. 

Todo lo que el alma necesita es: equilibrio. 
Valores éticos como morales desde una perspectiva psicológica. 
Tomemos en cuenta que, "una persona moral, en cambio, es aquella que respeta las normas de la sociedad en que vive, aunque no esté de acuerdo con ellas. La ética es un estadío superior de la moral". La historia se implica con las Ciencias pero también con el lenguaje claro, correcto, sensible, pero real, vende con el.  Y no por ser emotivo o persuasivo, se debe pasar por alto la gran responsabilidad moral por convencer sin más fondo, que dar un puñado de esperanza a cambio de prestigio por medio de publicidad o marketing u otros medios, que subsisten en ese arrobo o encantamiento lógico. Porque no es "el asno que nos venden en un mercado" y sí la *rosa de Jericó...  (Leyenda que os dejo en el enlace y que más o menos escuche así en mi infancia).

"Ser centro de un gran hallazgo moral y ético que se reparte sin egoísmo a la humanidad, significa: promover un bien con humildad sin dar autoría al mismo. Es un deseo de la Naturaleza Divina". (María Elisa Mosquera Tovar)

Mi abuela, la autora de esta máxima tan honesta que os dejo, era por naturaleza heredada y transmitida por sus ancestros africanos, capaz de conocer infinidad de plantas con propiedades curativas. Para ella era fácil hallarlas en cualquier sitio del monte, la montaña o la selva y en el mismo jardín de la casa. Así que daba sus recetas como regalo, siempre recogidas por ella misma. Indicaba lo que se debía hacer con las plantas y señalaba el cielo con su mano derecha, cuando le preguntaban qué debían por ese favor. Nunca, que yo recuerde cobró a quien curaba y tampoco  falló. Y gracias a su farmacopea natural crecimos sanos sus tres nietos.

alattkeva 

Autor desconocido

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