Semillas de mi jardín


Hay explicaciones que, sinceramente, son como mirar las circunvoluciones y surcos cerebrales y desconocer lo que está pasando en cada cabeza. La verdad es que no soy neurólogo pero en el fondo me asustan ciertas cosas que oigo o leo y aseveran que son así. Esto mismo no se comprendería por hacer tal comparación sin dar una explicación más amplia.
La vida es demasiado sería para mí a mis años y lo es para todo ser responsable. Nunca dejaré de repetirlo. No hay duda. Tanto como lo que se siente y se piensa con humildad y es sincero, porque estamos seguros de lo que afirmamos y es honesto y lógico al entendimiento humano.

Pero una es así de osada dando explicaciones o exponiendo lo que piensa. Me gusta asomarme al vacío de otros pensamientos. Ver más allá de lo que se pueda pensar y hasta descolgarme por mis propias ideas en forma de liana, mecerme a ojos vista, para sentirme libre a mi manera. Lo entendí de buenas maestras, mi madre y mi abuela. Me lo explicaban así con esta metáfora continuada de sus vidas:
"Hija: todos podemos entrar al jardín de Dios y traer siete de sus semillas, para que terminen de germinar en nuestro corazón, pero debes saber escogerlas. Si lo haces bien te darán dos más". 
Ese Jardín de las Semillas no es un invento.
Estaba antes de estar ellas en el mundo y ya escrito en "El Zohar" Y por eso heredaron las mismas enseñanzas, porque con ellas nos damos estímulos espirituales', para esa lucha ante la sólida materia y lo desconocido que aún no comprendemos y nos rodea. Hoy, aún, me faltan unos pasos más para descubrir mi propio manantial. No es fácil hallar esa fuente así porque sí y menos, es la misma para todos, ¡allí está la verdad del porqué de cada vida en este mundo o en otros! La luz cambia en cada cuerpo iluminado. Es un espectro de todo espíritu que va de camino y sabe qué luz lo rodea.

Lo que importa es ir aprendiendo de mi propia siembra, no de la ajena, aunque la alabe y sea positiva a quien también cree en su senda y supo encender su luz; porque, aprendiendo de mis semillas ya germinadas en mí, extraigo mi honesta cosecha, porque las llevo conmigo y de mí aún no depende el resto de lo que falta por andar, o por saber o caminar por el jardín que digo... Esa es la magia que ha de hallar cada ser que lo busca en su interior.

Soy inmensamente consciente de mis palabras. Estoy segura de lo que digo y pienso cuando el Espíritu me lo da, como que no hay mejores bastones para mis piernas para caminar, pero si estas fallan, haré lo que mi Creador dirá hoy y, mañana mientras vea camino por delante, sola o acompañada. ¡No necesito más! No olviden que cada ser que quiere hallar su jardín personal y encontrar sus semillas, las hallará sin fiarse de consejos. Les explico porqué:

Hay cerebros que son como las curvas en constante movimiento, pero estáticos, no hay cambios, no salen del cuadro y vuelven al mismo movimiento y forma para volver a repetirse; que es lo mismo como volver a las mismas palabras y los mismos planteamientos, pero no hay nada más. Pueden impresionar al comienzo porque muchos de nosotros no aprendemos a escuchar, pero sí estamos allí con todos los sentidos. Por eso los que escuchan lo que quieren entender, se quedan fascinados ante el movimiento, perdón, quiero decir: las palabras. Van perdiendo el propio razonamiento y no hacen preguntas difíciles o embarazosas, Es decir: lo de pensar y razonar por su cuenta. Ni tan siquiera saben aún qué deben buscar sus propias semillas. Nadie habla de ellas.
No basta el camino ni la luz ajena para hallar las semillas, cuando no van los pasos al jardín propio de quien lo busca y es porque están mal dirigidos al ajeno, que es el que extrae su rédito para conseguir el interés por el hallazgo de lo que les vende. Y éste ya tiene su propio sembrador y no oferta sus semillas, sólo enseña cómo se va a por ellas... Si es que saben hallarlas en una sola existencia.
Piensen: Nadie vende su semillero así de fácil, sólo vende la ilusión de hallarlo por cuenta del propio interesado, nunca el resultado visible y registrado en este mundo, pues le pertenece. Es como quitarle las alas a una bella mariposa y enviarla al jardín... ¡Eso no puede ser! Así que en teoría hay que buscar cómo conseguir ser larva, hacer la metamorfosis y allí dentro en su capullo, hallar la luz del verdadero milagro y emerger con alas de mariposa, pues sólo con nuestros pensamientos se fabrican los sueños y es eso lo que nos venden otros para darnos cuenta que, crecer o madurar, supone un gran esfuerzo mientras otros siguen vendiendo sus sueños, Otros compran el método de cómo conseguirlos. También yo he puesto en tus manos nueve semillas al leerme. ¡Gracias!


alattkeva

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