Fiel a mí misma

Puedo ser noble, fiel y respetuosa y porque no, una sufridora más.

Me adapto fácilmente a las circunstancias sin perder la conciencia de lo justo por necesario o sensato.

Pero no me someto a cualquier creencia o la sigo porque sí. Ya me señalaron el camino del bien desde niña y lo sigo con dificultad, pero segura de mis pasos y mis propios errores.

Aprendí de la vida leyendo a Dios en la Naturaleza de las cosas terrenas, donde su presencia es Luz y siempre me ilumina.

Sé dónde no se refleja mi sombra... Y me aparto.

Quizá sea intuición, pero me colabora a guardar cierta distancia con los males del mundo o los elementos que alteran mi alma, incluso lo intuyo y sé lo que no debo afirmar fuera de mi interior o mi universo propio y sé

qué puede inflar mi ego. Me avergonzaría.

No es lo mío la elocuencia fogosa y apasionada fuera de mi sentir poético o en la intimidad, la única que utilizo con medida (métrica) o sin ella y no me creo nada respecto a lo que soy y así siempre me he visto: una aprendiza de poetisa, "una junta letras".

Pero me gusta la música que llevan las palabras en sus sílabas, es como un juego entretenedor.

No me gusta competir, sí admirar lo puro y limpio de lo bello que me causa emoción, por ser original y lo disfruto.

En mis creencias personales, no hay doctrina religiosa, sí la Naturaleza de las cosas creadas por el Hacedor; manejadas por la fuerza de la razón con mi Fe,

porque así me siento bien y debo ser yo una más del rebaño..., pastora de mi ideas, palabras, pensamientos, visiones y experiencias propias, intransferibles por empíricas, sin amotinar otras ideas a mí favor o atraer nada que justifique mi yo personal, ya casi pretérito que con mi mote se basta y soy feliz. Y otra cosa más que me da equilibrio y mucha seguridad, es el hecho de pensar en lo que somos: briznas de polvo perdidas en la infinitud de este misterio que es la Vida, semillas. Polvareda en el más amplio estado de toda la humanidad. Un ser vivo y un milagro pensante.

Aprendí a no fiarme cuando supe de la desconfianza y el temor ajeno, como juzgarme como defensa por si acaso. Y me retraje.

Supe un poco más sobre esto de vivir aún que no he aprendido. Aunque sí lo que me inspira el Amor: como una custodia en hornacina, donde se rinde respeto, sacrificio, castidad y adoración.

Sé, que es el silencio el que nos transforma el alma, hasta que salimos del encierro del mundo, como de la misma "Cueva de Platón"... al encuentro con nuestra propia Verdad individual. No la del mundo y sus retales de ilusión con los que se juega al halago del ,"veo... veo...y el qué bonito. ".


*alattkeva
Foto: alattkeVa- (En el parque de El Retiro (Madrid/2024)

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